La captación y gestión de estos nuevos actores eleva el listón y desde el ámbito IT requiere respuestas inmediatas. El reto del sector tecnológico es ser capaz de convertirse en un facilitador que incorpore funcionalidades que superen los desafíos. Para esta misión dos aceleradores van a tener un papel primordial: el universo Cloud y la Inteligencia Artificial.
Los gestores de redes y los generadores de energía tienen ya la necesidad de cruzar millones de datos en tiempo real entre los diferentes actores de sus unidades de negocio, y con este nuevo contexto esta urgencia crece exponencialmente. Esa necesidad de procesamiento tiene respuesta con la implantación de soluciones en la nube operadas por “hyperscalers”, donde la capacidad no tiene barrera aparente y se acorta el tiempo de puesta en marcha del servicio para el despliegue bidireccional del consumo. La automatización de procesos, que facilitan las soluciones de robotización, debe permitir la programación del soporte de red y del mantenimiento de equipos, aportando mejoras sustanciales en la gestión de las cargas pico y mejorando la flexibilidad de la red en el balanceo de oferta y demanda para evitar ineficiencias.
En definitiva, en un futuro inminente, los ciudadanos tendrán un mayor control sobre la energía que consumen y producen, y la tecnología tiene mucho que aportar. Las aplicaciones en la nube tienen el potencial de mejorar la experiencia del consumidor con el fin de que la información energética sea más accesible, transparente e inmediata.
Además, gracias a las estrategias de Big data y a la gestión inteligente de los datos, las operadoras pueden tener un trato más personalizado con sus clientes. El nuevo reto consiste en adecuar los servicios añadidos a las necesidades reales del momento mediante Bots e IoT, permitiendo que sus estrategias CRM en Cloud diferencien, enamoren y enganchen definitivamente a los consumidores.
No perdamos de vista otro acelerador circunstancial, los planes de transformación digital promovidos por Next Generation EU, que deben financiar estas iniciativas en el medio plazo. La digitalización sin duda impactará en toda la cadena de valor energética, desde la generación distribuida, pasando por el transporte, la distribución, el suministro y el consumo. Esta contribución permitirá en 2030 alcanzar un “nuevo mundo” más sostenible en la industria de la energía, y el ecosistema IT resultará un facilitador clave.