La transformación digital está redefiniendo la gestión de ciudades y destinos turísticos. Conceptos como interoperabilidad, Internet de las Cosas (IoT) y gemelos digitales han dejado de ser solo términos técnicos para convertirse en herramientas clave para construir destinos turísticos inteligentes, sostenibles y centrados en el ciudadano. El caso de éxito de Las Palmas, que ha implementado esta tecnología geoespacial con resultados palpables, ejemplifica esta transformación digital de las ciudades.
La interoperabilidad, la capacidad de diferentes sistemas para comunicarse y compartir datos eficientemente, es la base de cualquier ciudad inteligente. Sin ella, los datos generados por sensores, aplicaciones y plataformas permanecen aislados y limitan su utilidad. En Las Palmas, esta interoperabilidad ha permitido integrar información diversa —desde el flujo de visitantes hasta la calidad ambiental— en una plataforma GIS (Sistema de Información Geográfica). Este enfoque integral facilita una visión global y en tiempo real del territorio, imprescindible para una gestión turística eficaz.
El IoT actúa como el nervio sensorial de esta infraestructura digital. Sensores distribuidos en playas, calles y espacios públicos recogen datos sobre afluencia, condiciones ambientales o consumo energético. Esta información es vital para ajustar los servicios y recursos a las necesidades reales, evitando saturaciones y promoviendo la sostenibilidad. En un destino como Las Palmas, donde el turismo es un motor económico clave, monitorizar y gestionar estos aspectos en tiempo real supone una ventaja competitiva notable.
La innovación más fascinante es el uso del gemelo digital: una réplica virtual y dinámica de la ciudad que refleja su estado actual y permite simular escenarios futuros. Este modelo digital facilita la planificación y la toma de decisiones, y abre la puerta a una experiencia turística más personalizada. Por ejemplo, puede identificar zonas menos concurridas para recomendar rutas alternativas, mejorando la experiencia del visitante y distribuyendo mejor los flujos turísticos.
El caso de Las Palmas demuestra cómo esta tecnología geoespacial se traduce en beneficios concretos. La plataforma integrada ha permitido optimizar la gestión de flujos turísticos, evitando saturaciones en puntos clave y mejorando la calidad del servicio. Además, ha contribuido a una gestión más sostenible al monitorizar el impacto ambiental y ajustar la recogida de residuos o el consumo energético. También ha facilitado la oferta de información personalizada a los turistas, ayudándoles a descubrir rincones menos conocidos y a disfrutar de una experiencia más rica y auténtica.
En definitiva, la experiencia de Las Palmas es un ejemplo inspirador de cómo la interoperabilidad, el IoT y los gemelos digitales pueden transformar el turismo. No se trata solo de tecnología, sino de una nueva forma de entender y gestionar los destinos, con un enfoque sostenible, eficiente y humano. El futuro del turismo pasa por la digitalización, pero también por la responsabilidad y la inclusión.
Si queremos ciudades y destinos turísticos verdaderamente inteligentes, debemos apostar por la tecnología geoespacial, sí, pero también por un modelo colaborativo y ético que garantice que los beneficios lleguen a todos. Solo así construiremos un turismo rentable, respetuoso con el entorno y enriquecedor para quienes lo visitan y habitan.
Las Palmas nos muestra el camino: un destino que se mira en su gemelo digital para mejorar hoy y anticipar el mañana