¿Estamos hoy en un momento clave para la transición energética?
Se ha podido comprobar que el Protocolo de Kioto ha fallado en los objetivos que se habían fijado, afirmando la necesidad de establecer el mapa del cambio tecnológico para poder alcanzar los escenarios europeos prefijados respecto al cambio de temperatura, particularmente, en los sectores energéticos y de transporte. La investigación y desarrollo de tecnologías de lucha contra el cambio climático reducirá notablemente las acciones de mitigación adoptadas por los distintos países siendo muy limitante la colaboración conjunta (academia- empresa) para poder alcanzar los objetivos anteriormente mencionados. Por su parte, el Plan Estratégico Europeo de Tecnología Energética (SET Plan, por sus siglas en inglés) nace con el objetivo de transformar el sector de la producción energética para desarrollar las soluciones tecnológicas adecuadas que puedan asegurar el cumplimiento de los escenarios previstos en 2050 respecto del cambio climático.
La política Europea de Investigación y desarrollo tiene su origen en el artículo 179 del Tratado de funcionamiento de la Unión Europea (TFUE), cuyo objetivo primordial ha sido la creación del Espacio Europeo de Investigación para fortalecer las bases científicas y tecnológicas. Respecto de la política de cambio climático y medioambiente, es en el artículo 191 del TFUE donde se refleja la importancia de la lucha contra el cambio climático, que se formula como un objetivo de la Política ambiental. En 2015 la UE suscribe el Acuerdo de París, que sustituirá al Protocolo de Kioto a partir de 2020; dando continuidad a sus iniciativas climáticas más emblemáticas –la hoja de ruta de la Unión hacia una economía hipocarbónica competitiva en 2050, el Régimen de Comercio de Derechos de Emisión, y las Directivas de fomento de energías renovables y de Eficiencia Energética. El denominado “paquete de Invierno de 2016” confirma y refuerza estas iniciativas, procediendo a una revisión del marco jurídico de energía y clima y estableciendo un nuevo régimen de Gobernanza de la Unión de la Energía.
¿A qué retos se enfrenta el sector tecnológico?
En un primer estadio, las medidas se llevarán a cabo principalmente en edificios, sistemas centralizados de calefacción y refrigeración y en el transporte urbano. Dichas medidas incluyen un plan piloto para la construcción de 200 edificios de consumo energético nulo (zero-energy building), implantados en distintas zonas climáticas y siguiendo criterios constructivos sostenibles para poder modelizar las técnicas constructivas en funciona de la latitud y la altitud de las distintas ciudades.
Este “plan piloto” acabó reflejándose como obligación en la Directiva 2010/31 de Eficiencia Energética de los edificios. Su artículo 9 impone que a 31 de diciembre de 2020 todos los edificios nuevos tengan un consumo de energía casi nulo. Para los edificios nuevos que sean propiedad de las autoridades públicas y que estén ocupados por ellas la obligación se adelanta al 31 de diciembre de 2018. Se define (artículo 2, apdo. 2) el edificio de consumo de energía casi nulo»: edificio con un nivel de eficiencia energética muy alto, que se determinará de conformidad con el anexo I. La cantidad casi nula o muy baja de energía requerida debería estar cubierta, en muy amplia medida, por energía procedente de fuentes renovables, incluida energía procedente de fuentes renovables producida in situ o en el entorno. Dentro de esta hoja de ruta tecnológica, y en la temática que nos ocupa, se va a prestar una mayor relevancia al punto relativo a la iniciativa industrial europea (EII, por sus siglas en inglés) de Eficiencia Energética en Ciudades Inteligentes. Dicha iniciativa pretende promover los criterios de eficiencia energética en ciudades, tales como el de alcanzar un 40% de reducción en las emisiones de gases de efecto invernadero en 2020. Para ello, esta EII cuenta con programas de fomento de la innovación en temas de eficiencia, implantando y desarrollando tecnologías efectivas de bajas emisiones de carbono e implementando la gestión inteligente de la demanda y la oferta energética.
La innovación, defiende la importancia del progreso científico y tecnológico como parte indiscutible del progreso social. Aun siendo esta una condición necesaria, no es suficiente porque es preciso contar con una sociedad proclive y abierta a la innovación que acoja el desarrollo y la adopción de nuevas ideas y su incorporación a nuevos procesos, productos y servicios. Es, por tanto, una ESTRATEGIA abierta a todos los agentes, que promueve la coordinación entre los mismos así como su internacionalización e impulsa, especialmente, la búsqueda de soluciones orientadas a resolver los principales retos de la sociedad, que coinciden, en buena medida, con los grandes retos mundiales. Se habla de innovación tecnológica si ésta se consigue mediante la utilización de tecnología o de los conocimientos científicos y tecnológicos, o supone para la empresa la introducción de un cambio técnico en sus productos o proceso. Por ello, innovar no sólo exige una sólida base de investigadores, científicos y tecnólogos: es preciso, además, potenciar la creatividad a lo largo de todos los ciclos formativos, fomentar la formación para el emprendimiento y en habilidades directivas de nuestros estudiantes, como de todo el personal dedicado a actividades de I+D+i.
¿Cómo le gustaría ver a España, energéticamente hablando, en el año 2030?
El objetivo de las políticas europeas de descarbonización es cada vez más claro y España se encuentra en la obligación de contribuir al desarrollo e implantación de tecnologías de bajas emisiones de carbono. Asimismo, para 2030 se ha fijado un nuevo reto consistente en aumentar un 15% las interconexiones eléctricas físicas y la liberalización al mercado energético de la UE.
El establecimiento de los mix energéticos a futuros deben respaldarse con estudios macroeconómicos y análisis de impacto realistas donde las EERR, la energía nuclear y los combustibles fósiles se combinen de manera coordinada para cumplir los parámetros fijados en relación con el cumplimiento de las directivas relativas al cambio climático.
Otro de los puntos relevantes es el derecho a una energía abundante, barata y disponible para todos. En estos ámbitos las principales soluciones pasan por intentar implantar en España un mayor número de sistemas de gestión comunitaria (autogestión) e intentar integrar las EERR con la producción de agua potable, para mejorar la calidad de vida en los entornos rurales.