El mundo actual está en una etapa de transformación que nace de la necesidad de los tiempos que corren; apostando y priorizando el camino del progreso y la innovación. En España se necesita una visión y estrategia para adaptarse a los nuevos tiempos de la globalización y así poder convertirse en un país de referencia en el contexto internacional.
Sabiendo que la industria produce la mayor parte de las emisiones de gases de invernadero, es evidente que sobre ella recae la gran responsabilidad de mejorar continuamente la eficiencia energética y del uso de los recursos, contribuyendo así a la protección del medio ambiente.
La digitalización, entendida tanto por el análisis avanzado de datos y la transformación de los mismos en valor, como por la resolución remota de incidencias, ha abierto nuevas oportunidades para la gestión energética, mejorando el rendimiento de las plantas, generadores, centrales y turbinas, y reduciendo los costes de la energía. Podemos decir que la aplicación de estas tecnologías ha promovido directamente el crecimiento exponencial de diversos sectores económicos y productivos con un objetivo principal: la eficiencia.
El sector de la Industria tiene una oportunidad para innovar y adaptar las tecnologías que se han desarrollado en los últimos años con el objetivo de mejorar su productividad, relacionando los recursos y la producción con la eficiencia. En concreto, la eficiencia energética es un objetivo prioritario en la Industria 4.0 pero para mayor beneficio, las tecnologías implicadas son estratégicas para su desarrollo porque están ayudando a que sea una realidad.
Para hacer frente a este complejo escenario energético, se requieren tecnologías y soluciones digitales que doten de ingenio e inteligencia a la producción, transmisión y distribución de energía y que sienten las bases del futuro energético. En estas tecnologías implicadas podemos destacar las denominadas Tecnologías Habilitadoras que son aquellas que directamente pueden ser utilizadas por la industria para la mejora de sus procesos y por ende la mejora de la eficiencia energética. Hablamos de las siguientes: Big Data e Inteligencia Artificial, Sistemas Ciberfísicos, Simulación y Realidad Virtual, Robótica y Sistemas Autónomos, Fabricación Aditiva, Ciberseguridad, Cloud Computing, Internet de las Cosas y otras tecnologías denominadas disruptivas que están apareciendo o aparecerán y que tendrán un impacto importante (entre estas últimas destacamos Blockchain que parece ser una apuesta por un modelo industrial descentralizado, flexible y optimizado).
Si repasamos una a una todas las tecnologías mencionadas vemos que todas ellas están relacionadas con la eficiencia energética y su aplicación sistematizada supone una ventaja competitiva. Podemos ver como la Inteligencia Artificial y el Big Data pueden ayudar al desarrollo de patrones y dispositivos para hacer un uso óptimo de la energía, usando la gran cantidad de datos que disponemos. Es evidente que a más información, más conocimiento y eficiencia. Y, las compañías energéticas son grandes manantiales de datos que, hasta hace poco, eran imposibles de interpretar por su abundancia y complejidad. La Simulación y la Realidad Virtual permiten disponer de sistemas en los que se modelen el uso energético para ver dónde, cuándo y cómo optimizarlo. La Robótica abre nuevos caminos para que sin grandes inversiones los robots colaborativos hagan un uso racional de la energía que necesitan, a su vez, estos robots en el futuro tendrán su cerebro en la nube, es decir, se utilizará Cloud Computing para la mejora constante de la inteligencia y el control de decisiones. El Cloud Computing es un claro ejemplo de mejora energética porque permite concentrar y organizar de manera eficiente y óptima los recursos hardware y software en función de la energía consumida.
Por otro lado la aplicación y el uso correcto de tecnologías relacionadas con la Ciberseguridad permitirán una optimización de los recursos dedicados a la defensa y protección de los activos de la Industria y, cómo no, Internet de las Cosas ha traído la posibilidad de conectar y conocer la información que puede generar cualquier dispositivo, en tiempo real y a un coste económico muy reducido, lo que permite hacer un uso eficiente de la energía consumida pero, a su vez, ser la infraestructura de base para poder recopilar información de todas las fuentes disponibles para introducir sistemas avanzados de monitorización, aprendizaje y supervisión. Por último, de entre las tecnologías disruptivas, podemos destacar como hemos comentado anteriormente, Blockchain que permitirá introducir, de manera eficiente, mecanismos descentralizados de transparencia y trazabilidad en el consumo de energía.
Es evidente que la industria tiene que dar un paso al frente si quiere cumplir con las exigencias que reclama el futuro. No obstante, el intento de unificar la máxima eficiencia con la sostenibilidad económica y medioambiental es y seguirá siendo el camino a seguir.