El rol tradicional del gestor de flotas ha cambiado radicalmente en los últimos años. Los reajustes en los presupuestos, junto con una normativa más exigente y el desarrollo de nuevas tecnologías, han hecho que el gestor de flotas necesite reciclarse y adquirir nuevo conocimiento y experiencia.
Mientras que el tamaño de la flota, la industria en la que opera, su alcance geográfico o los objetivos corporativos pueden impactar en las responsabilidades del gestor de flotas de hoy en día, en la mayoría de los casos, su papel se ha vuelto más exigente, estratégico e integral desde un punto de vista del rendimiento del negocio.
TomTom Telematics ha querido mostrar las cinco áreas clave en las que el papel del gestor de flotas ha cambiado y hacia dónde evoluciona:
- Avances tecnológicos: una revolución en la gestión de flotas – Durante las dos últimas décadas ha habido un desarrollo sin precedentes en la tecnología para la gestión de flotas que ha revolucionado la forma en la que las empresas operan, monitorizan y controlan sus vehículos. La telemática, por ejemplo, ofrece una gran cantidad de datos de los vehículos y del estilo de conducción que permiten a los gestores y conductores optimizar su eficacia y rendimiento. Se puede saber exactamente donde está cada vehículo, se pueden planificar trabajos de forma mucho más precisa y enviarlos a los conductores en tiempo real, se pueden optimizar las rutas y obtener información exacta sobre kilometraje. Los sistemas avanzados de mejora del estilo de conducción y de diagnóstico del vehículo también permiten identificar fallos de forma temprana, para mejorarlos de forma continuada. Las cámaras situadas en el vehículo mejoran la seguridad, los sistemas de planificación y de rutas mejoran la logística, las apps para smartphones y tables aumentan la productividad y la comunicación en tiempo real con la oficina. El gestor de flotas actual debe conocer y utilizar las herramientas que tiene a su disposición.
- El dinero importa cada vez más – Los costes de las flotas son importantes para cualquier empresa. Por tanto, el gestor de flotas y el director financiero están empezando a revisar de forma conjunta los datos de las flotas, desde qué tipo de modelo de vehículo comprar hasta el perfil de riesgo y el coste total de propiedad. Las competencias del gestor de flotas actual deben reflejar esto e ir más allá del coste del vehículo, explorando las formas en las que puede ahorrar costes de mantenimiento, combustible, etc. Implementar sistemas que mejoren el estilo de conducción puede suponer un ahorro importante, y es algo a tener en cuenta tanto por el gestor de flotas como por el director financiero.
- Cuestión de riesgo: responsabilidad legal – la normativa europea en torno a los conductores profesionales es muy estricta, y es responsabilidad de la empresa garantizar su cumplimiento. No se trata solo de tener el carné de conducir en regla, sino en cumplir el reglamento sobre, por ejemplo, horas de conducción, mantenimiento de vehículos, etc. Hoy en día existen herramientas que hacen todo esto mucho más sencillo y que pueden ayudar al gestor de flotas en este aspecto.
- El guardián del Planeta – hace tiempo, la potencia de los vehículos era lo que más importaba al gestor de flotas, pero los tiempos han cambiado, y hoy en día la huella medioambiental se ha convertido en un tema clave a la hora de administrar una flota. La sostenibilidad es fundamental en la agenda del negocio y se espera que las empresas sean más responsables y eficientes. El papel del gestor de flotas aquí es primordial, ya que puede establecer políticas y ofrecer las herramientas para mejorar el estilo de conducción en la empresa, lo que puede disminuir de forma importante las emisiones de CO2 y, de paso, los costes de combustible.
- Trabajadores móviles – La movilidad se ha infiltrado en el ADN de la empresa, y los gestores de flotas ya no solo tienen responsabilidad sobre los vehículos de la compañía, sino sobre otras formas de transporte de los empleados, ya sean autobús, tren o avión. El nuevo gestor de flotas debe considerar el coste total de los viajes de los empleados, donde también se incluyen hoteles, aparcamientos o taxis.