Cada vez son más los expertos que alertan sobre la necesidad de conseguir unas ciudades sostenibles para mejorar la calidad de vida de sus habitantes y, a la vez, ser respetuosos con el medio ambiente. Ahora bien, para alcanzar ese fin es necesario optimizar la gestión de muchas variables que intervienen en esa ecuación, entre ellas la de la eficiencia energética. Precisamente, con esa intención nació el año pasado el proyecto SmartCity, una iniciativa que pretende conseguir una integración óptima de las fuentes renovables de energía en la red eléctrica, acercando la generación al consumo a través del establecimiento de nuevos modelos de gestión de la microgeneración eléctrica. Para ello se ha creado un consorcio formado por más de 25 empresas, divisiones y organismos de investigación, liderados por Endesa y con una inversión de 31 millones de euros.
“Con el fin de conseguir los objetivos científicos y técnicos propuestos, los participantes en el proyecto aportan los recursos humanos, los medios y el conocimiento de cada una de las áreas en las que son expertos, de acuerdo a cada fase del proyecto”, explica Alfredo Rodríguez González, director de la División Andalucía Centro y del Proyecto SmartCity Málaga de Endesa.
Con el fin de llevar a cabo esta iniciativa el consorcio  eligió la ciudad de Málaga por su gran potencial de crecimiento, amplias  capacidades tecnológicas, fuerte presencia de universidades y empresas, apoyo  decidido de las administraciones públicas y excelentes infraestructuras  eléctricas. El objetivo final es demostrar que, con la ayuda de la tecnología,  es posible conseguir un ahorro energético del 20%, así como una reducción de  emisiones de más de 6.000 toneladas de CO2 al año.
Hasta el momento ya se han dado una serie de pasos  encaminados hacia esa dirección.
En primer lugar, cada punto donde se consume energía a  gran escala, donde se genera o donde se almacena es monitorizado a través de  una red de telecomunicaciones de tecnología PLC, “de forma que se dispone de un  control directo y en tiempo real de lo que acontece en la red, haciendo posible  optimizar el uso de la energía, reducir pérdidas, mejorar la respuesta en caso  de incidencias, y seguir ofreciendo un servicio de calidad”, añade Rodríguez  González.
En segundo lugar, todos los usuarios del barrio de La  Misericordia de Málaga, donde se desarrolla el proyecto, cuentan con nuevos  contadores inteligentes de telegestión; a lo que hay que unir un grupo de once  edificios, grandes clientes y cincuenta colaboradores residenciales que  disponen de aplicaciones de eficiencia energética, es decir, sistemas que  permiten monitorizar y controlar en tiempo real y vía internet su consumo  eléctrico. En tercer lugar, se ha desarrollado una microgrid, una parte de la red  capaz de ser autosuficiente, donde la demanda energética de alumbrado público  es satisfecha con energías renovables, gracias a una serie de aerogeneradores,  sistemas fotovoltaicos y equipos de almacenamiento instalados en el Paseo  Marítimo. Además, puntualiza Rodríguez González, “a esto se suma la integración  de un punto de recarga para vehículos eléctricos, habilitado para la innovadora  tecnología V2G, capaz no sólo de cargar baterías, sino también de emplear la  energía disponible e inyectarla de vuelta en la red”. En total, 300 clientes  industriales, 900 de servicios y 11.000 domésticos ya han empezado a  beneficiarse de todos estos servicios.
Centro de Control y Monitorización
Ahora bien, el siguiente paso es analizar pormenorizadamente los resultados que se van consiguiendo. Para este fin el año pasado el consorcio SmartCity Málaga inauguró el Centro de Control y Monitorización (CCM), unas instalaciones que, en palabras del directivo de Endesa, permiten “poder procesar y analizar convenientemente toda la información que emana de las diferentes iniciativas que comprende el proyecto”. De esta forma, se puede seguir el cumplimiento de los objetivos generales como un todo, pero también estudiar el rendimiento y el funcionamiento de las diferentes tecnologías y servicios puestos en marcha.
Aquí es donde IBM desempeña un papel fundamental. Además  de ser uno de los socios de la iniciativa, es la empresa encargada de gestionar  los sistemas de monitorización y control del proyecto. Según Dolores Salcedo,  directora técnica de software de System Z de IBM, “IBM siempre ha mostrado su  compromiso de dotar de inteligencia a todos y cada uno de los sistemas y  procesos de la vida diaria de los ciudadanos. La compañía apuesta de forma  continua por el desarrollo de entornos urbanos inteligentes que proporcionen  una mejor calidad de vida al ciudadano, un ecosistema adecuado para que los  profesionales puedan desarrollar su trabajo y una base sólida para que las  empresas pueda desarrollar sus negocios”.
En concreto, la responsabilidad de IBM en este proyecto  engloba asesoramiento tecnológico; coordinación de tecnologías; información,  dispositivos y sistemas; definición de la arquitectura general de Smartcity  Málaga; desarrollo del sistema de gestión de vehículos eléctricos y del entorno  colaborativo para la gestión del proyecto. En otras palabras, “la compañía  proporciona la plataforma de computación más potente para los sistemas de  información involucrados en el área de influencia de la ciudad inteligente”,  asegura Salcedo.
La arquitectura hardware se basa en un servidor IBM z10 con cuatro procesadores tipo IFL y 48 GB de memoria, que contiene cinco particiones lógicas, con sistema operativo Linux, que alojan los diversos componentes de la arquitectura funcional definida. Asimismo, la compañía también ha desarrollado una serie de soluciones para dar forma a los requerimientos y aplicaciones que se desarrollan en SmartCity Málaga. Entre ellas, IBM Tivoli Netcool, que lleva a cabo la monitorización de las comunicaciones de los distintos componentes de la red eléctrica; IBM InfoSphere Information Server, que recopila los datos de diferentes fuentes para proporcionar a los usuarios las aplicaciones de eficiencia energética y gestión de vehículos eléctricos; y WebSphere Application Server y DB2, para el control del consumo. Por último, explica Salcedo, la empresa contribuye con “la puesta en marcha y gestión de un entorno colaborativo que permite una completa interacción entre todos los integrantes del proyecto, además de servir como punto de acceso, información y visualización de Smartcity Málaga a escala mundial”.
Retos importantes
Sin embargo, la creación de toda esta infraestructura ha  implicado también solucionar una serie de dificultades. El primer reto para la  implantación de los sistemas del proyecto fue la creación de un CPD en el local  del Centro de Control y Monitorización. “Esta ubicación, situada en el bajo de  un edificio residencial”, matiza Salcedo, “implica unas limitaciones físicas  que hacen que la creación de la sala de sistemas haya sido única y peculiar, y  cuyo resultado es un CPD de cristal donde demostrar las tecnologías de Green Data Center de  IBM”. Un segundo reto ha consistido en mejorar el aprovechamiento del hardware  disponible usando tecnologías de virtualización como el IBM z/VM o el IBM  System Storage SAN Volume Controller. De esta manera, añade, “los cuatro  procesadores que físicamente existen se comportan como 100 de manera virtual y  sobre ellos se despliegan las cinco particiones definidas para la arquitectura  del proyecto con sistema operativo Linux”.
Por otro lado, la definición de la arquitectura de los  sistemas fue realizada según la metodología  IBM TeamSD, que establece un  marco de estandarización y reusabilidad en la creación de soluciones TI. “Esta  arquitectura establece las reglas de integración de los desarrollos de los  diferentes participantes”, afirma Salcedo. De hecho, el entorno colaborativo  favorece esta integración al permitir compartir en tiempo real información y  así acelerar la puesta en marcha de las soluciones. Es más, los trabajos de  implementación se realizan mediante acceso por VPN, es decir, remotamente desde  las oficinas corporativas de cada participante, evitando la presencia en el  CCM, cuya capacidad es limitada, y reduciendo los costes de viajes.
En definitiva, según explica Rodríguez González, “este proyecto no es sino la evidencia de cómo los sistemas de comunicaciones y de gestión de la información son esenciales, no sólo en el caso de SmartCity Málaga en particular, sino para el modelo energético de mañana, donde la energía se use de una manera más eficiente, sostenible y racional, y donde el sistema eléctrico dé cabida, con los mismos estándares de seguridad y fiabilidad, a los nuevos usos y agentes que surjan”, concluye.
