Para alcanzar este estatus de ciudad inteligente, resulta imprescindible una transformación digital que recoja el uso de tecnologías como el Big Data y se base en plataformas omnicanales y conectadas (webs, apps, tótems, etc.) para la relación con ciudadanos y turistas.
¿Qué es un destino turístico inteligente?
Para hablar sobre un tema como este debemos de entender, en primer lugar, qué es un destino turístico inteligente. Según SEGITTUR (Secretaría de Estado de Turismo), un destino turístico inteligente (DTI) es un “destino innovador, consolidado sobre una infraestructura tecnológica de vanguardia, que garantiza el desarrollo sostenible del territorio turístico, accesible para todos, que facilita la interacción e integración del visitante con el entorno e incrementa la calidad de su experiencia en el destino y mejora la calidad de vida del residente”.
Si nos centramos en la parte de la experiencia y la calidad de vida, lo que las administraciones públicas buscan con este tipo de destinos es ofrecer tanto a residentes como a visitantes una serie de herramientas para potenciar y mejorar su estancia o su vida en la ciudad. Para ello, buscan una plataforma global, una solución que no se vincule a una sola tecnología sino que recoja información de numerosos sistemas externos y sea capaz de analizarla, transformarla y ofrecerla en la forma que más se adapte a las necesidades de los distintos usuarios.
¿Cómo se desarrolla una solución tecnológica de este tipo?
El core para la creación de una ciudad inteligente es la información. Por ello, si nos centramos en el ámbito turístico, el primer paso sería la recogida de datos de los visitantes que puede hacerse a través de una aplicación, información proveniente de sensores o sistemas de IoT, registro de las búsquedas de información de los visitantes, etc. Con todo ello debería de crearse un repositorio único, pero no se trata solo de almacenar información, sino de conocer el comportamiento de los turistas y utilizarlo para crear clusters o segmentos.
Recogida de información sobre los visitantes
Para crear estos segmentos, es necesario asignar atributos a cada turista: definir si viaja solo, en pareja o con amigos, qué edad tiene, cuál es su poder adquisitivo, etc. De esta forma podemos observar el comportamiento de aquellos turistas con atributos comunes y crear tantos segmentos como sean necesarios (a más segmentos, mayor personalización) gracias a la Inteligencia Artificial. Por ejemplo, podemos tener un turista de sol y playa que también busque fiesta por las noches mientras que otro segmento, también de sol y playa, tenga preferencia por las comidas o meriendas pero no tenga interés por el ocio nocturno. El número y características de los clústers dependerán de cada destino y podrán ser tan específicos como se quiera o necesite en cada caso.
Conexión con la información sobre los destinos turísticos inteligentes
Una vez contamos con toda la información sobre los turistas, es necesario tener también la información necesaria sobre los recursos del destino turístico (opciones de ocio y restauración, tiendas y centros comerciales, parques, transporte público y privado, etc.). Gracias de nuevo a la tecnología (como la IA y el Machine Learning), se podrán unir los segmentos creados con los recursos que más les interesan (en función del comportamiento que se ha observado previamente en los distintos segmentos), ofreciéndoles así información totalmente personalizada para crear una experiencia de usuario basada en sus gustos e intereses.
Por tanto, se trata de un sistema que se retroalimenta y se va perfeccionando: cuanto más tiempo pase más información obtendremos sobre el comportamiento de los distintos clústers y más se podrá enfocar la oferta para ellos.
Experiencia de usuario para hacer llegar la información
Una vez se ha realizado el match entre las necesidades de cada segmento de turistas y los recursos de la ciudad, queda un paso muy importante: hacer llegar la información a los visitantes de una forma sencilla y clara. Sin una buena usabilidad y experiencia de usuario, todos los esfuerzos previos no tendrían una utilidad real. Para ello, es necesario tomar toda la información, organizarla y transformarla para su uso a través de los diferentes canales como Web, App mobile, Pantallas, etc… Es decir, se busca la capacidad de generar espacios orientados en función del segmento y la situación, adaptando no solo los contenidos sino la forma de presentarlos y los distintos aspectos visuales (look & feel, más o menos información, usabilidad, etc.).
El desafío se encuentra en que todo esté conectado y en que esta información personalizada llegue a cada usuario, para lo que es necesario trabajar a nivel de UX y de una actualización continua de la experiencia. Además, no solo se debe lograr que la información se reciba, sino también recoger las opiniones y valoraciones del turista a lo largo de su estancia y su experiencia con los diferentes recursos para que, como comentábamos anteriormente, el sistema sea capaz de retroalimentarse y tener cada vez una información de mayor calidad para afinar en sus recomendaciones.
Un sistema de mejora continua en los destinos turísticos inteligentes
Algo muy a tener en cuenta es que el hecho de mejorar la experiencia del turista gracias a la tecnología no solo repercute en su satisfacción, sino en el gasto que realiza en el destino y, por tanto, en el beneficio económico que obtiene la ciudad gracias al turismo. El acompañamiento continuo del usuario hará que este se sienta bien y consuma más contribuyendo, como decimos, al desarrollo de la ciudad y al beneficio, por tanto, de sus habitantes y de los negocios que se encuentran en ella.
Además, no solo se logra un mayor beneficio económico sino que puede ganarse en sostenibilidad ofreciendo, por ejemplo, las formas de transporte más respetuosas con el medio ambiente.
Por último, también mejorarán los servicios ofrecidos por la ciudad, tanto públicos como privados. Al contar con una valoración continua por parte de los usuarios de los distintos recursos de la ciudad, los negocios se verán obligados ofrecer la mejor calidad posible para seguir apareciendo en las recomendaciones y recibiendo un gran número de visitantes. En cuanto a los servicios públicos, será más sencillo optimizarlos conociendo la opinión del ciudadano y detectando aquellos puntos que puedan estar fallando o sean mejorables.
En definitiva, el uso de las tecnologías para la creación de destinos turísticos inteligentes beneficia tanto a los residentes en la ciudad como a sus visitantes y sigue una línea exponencial de mejora que hace que las ciudades sean cada vez más eficientes, sostenibles y económicamente prósperas.