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30
Ene
2015

El cerebro de la nueva Smart City coruñesa ya piensa

Pronto se verán resultados de la plataforma, bautizada como Sofía y que ya está operativa y gestionando información local

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Smart City es un concepto y pronto también será una realidad tangible. Para verlo queda poco, después de dos años de trabajos que han creado una maquinaria que ya está en marcha y que pronto empezará a dar sus frutos. «Se trata de usar la tecnología para mejorar la forma de gestión de una ciudad», explica Pablo Vázquez, gerente del proyecto.

A diferencia de las obras, las inversiones en Smart City -11,5 millones de euros- apenas se ven. Las luces que parpadean en varias bandejas instaladas en los servidores municipales, en los sótanos de María Pita, son la prueba de que hay nueva tecnología funcionando. En las dependencias de la tercera planta del palacio municipal varias pantallas dan fe de ello. El cerebro de Smart City, bautizado como Sofía y desarrollado por Altia, Indra, Ilux y R, ya funciona. Eso sí, no ocupa grande espacios. Lo componen cientos de miles de líneas de código tecleadas durante estos años por unos 40 programadores de las empresas que componen la UTE. «Funciona con la misma filosofía que un cerebro con sus terminaciones nerviosas: son actuadores y sensores», resume Pablo Vázquez, para quien «el trabajo es integrar la información y después analizarla y actuar», explica.

A esa mente con capacidad para manejar millones y millones de datos empezarán a llegar pronto contenidos. Algunos ya lo hacen en la fase de pruebas, pero faltan por acoplarse los 14 proyectos piloto vinculados a ella que están en estos momentos en desarrollo -uno está pendiente de adjudicación y el resto ya en marcha- y que pronto salpicarán la ciudad de sensores controlados desde la Red. Como en una película futurista, en A Coruña habrá cámaras inteligentes para controlar el tráfico capaces de multar a los infractores y comunicárselo por SMS sin que medie acción humana. Los buses funcionarán también con sistemas que mejoren su eficiencia, al igual que los semáforos, que le podrán dar prioridad al transporte urbano detectando su cercanía. El riego automático de las zonas verdes funcionará en función de las necesidades, no por tiempos, los ciudadanos recibirán en sus teléfonos los aspectos de la agenda cultura y deportivas que más les interesen y los turistas podrán conocer la ciudad guiados por innovadoras aplicaciones móviles.

Además, cualquier vecino podrá reportar, teléfono en mano, deficiencias en los bienes públicos para su reparación, se podrán medir los ruidos en distintas zonas de la ciudad para emprender acciones que minimicen su impacto y hasta se podrá buscar aparcamiento a través de la pantalla del móvil. Ese futuro es casi presente, en unos meses se podrá ver y tocar.

Pero permitirá más cosas, como facilitar que los ciudadanos puedan pagar sus impuestos, pedir certificados y otra gestiones sin tener que hacer cola en una oficina. Todos esos datos se almacenan y gestionan en tiempo real y se analizan para tomar decisiones sobre la marcha, con el objetivo de hacer que la gestión sea más ágil.

En los 13 proyectos en marcha están implicadas más de 40 empresas con más de 300 empleados involucrados en el desarrollo del proyecto, que no acaba en esos pilotos. «Das semillas para que alguien pueda arar el campo y obtener un fruto», explica Pablo Vázquez.

Y es que las bases de datos funcionarán en gran parte en abierto para que cualquiera pueda aprovechar esa información y generar ideas de negocio.

Además, quien ofrezca servicios útiles podrá sumarse a esa plataforma abierta. En pocos meses las películas futuristas lo serán menos. No será Matrix, pero todo estará envuelto en código. Que además será útil.

enerTIC