Articulo
17
Abr
2013

En Smart Grid la investigación está hoy en la búsqueda de estándares

Teniendo en cuenta que la finalidad última de una Smart Grid, como red inteligente, es recoger datos de múltiples sensores, tal información no tiene ningún sentido si detrás no existe toda una analítica que dé valor a ese enorme conjunto de datos desestructurados permitiendo sacar consecuencias y tomar acciones concretas en tiempo real. Por ello estamos trabajando para que los servidores y las redes que los conectan sean cada vez más rápidos y con una menor latencia. Se olvida muchas veces esa dimensión de las Smart Grid de recoger información de la que sacar conclusiones y tomar acciones. Los datos recabados sobre el flujo de las personas o los vehículos en la ciudad, o la medida de los consumos, no tendrá ninguna utilidad si no son analizados posteriormente. En un nivel inferior nos encontramos millones de sensores conectados a múltiples servidores desplegados a nivel de calle o de barrio que actúan como concentradores de la recogida de todos esos datos.

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Intel trabaja activamente en la busca de estándares para redes inteligentes a todos los niveles, especialmente en colaboración con las administraciones locales a través de RECI (Red Española de Ciudades Inteligentes). La compañía también afronta el reto de disponer de servidores con cada vez mayor capacidad a fin de dar soporte a la analítica necesaria para convertir los datos desestructurados en información relevante en la que basar la toma de acciones en tiempo real.
 
1. ¿En qué áreas trabaja Intel en torno al concepto de Smart Grid?

Teniendo en cuenta que la finalidad última de una Smart Grid, como red inteligente, es recoger datos de múltiples sensores, tal información no tiene ningún sentido si detrás no existe toda una analítica que dé valor a ese enorme conjunto de datos desestructurados permitiendo sacar consecuencias y tomar acciones concretas en tiempo real. Por ello estamos trabajando para que los servidores y las redes que los conectan sean cada vez más rápidos y con una menor latencia. Se olvida muchas veces esa dimensión de las Smart Grid de recoger información de la que sacar conclusiones y tomar acciones. Los datos recabados sobre el flujo de las personas o los vehículos en la ciudad, o la medida de los consumos, no tendrá ninguna utilidad si no son analizados posteriormente.

En un nivel inferior nos encontramos millones de sensores conectados a múltiples servidores desplegados a nivel de calle o de barrio que actúan como concentradores de la recogida de todos esos datos. Y tales servidores deberán ser más robustos que los equipos convencionales, con una gran capacidad de resistencia a temperaturas y humedades extremas, por ejemplo. También la eficiencia energética es un objetivo, como en los servidores del centro de datos, pero ya disponemos de versiones más avanzadas en este campo que las tradicionales.

2. En cuanto a los propios sensores, ¿por dónde van los desarrollos de Intel?

Ya sean webcams, de temperatura, de nivel de polución o de cualquier tipo de consumo, los sensores no dejan de ser dispositivos IP. Y nuestro interés es que dispongan de inteligencia y seguridad inherentes. Teniendo cierta capacidad de proceso estos sensores tendrán un cierto grado de seguridad y de autogestión en sí mismos, aunque dependan de una red segura. De este modo, serán capaces de identificar, por ejemplo, quién manda las órdenes y a quién están enviando los datos. Por otro lado, toda esa inmensidad de sensores han de estar basados en estándares para garantizar la tranquilidad de los clientes ante el futuro y por el propio modelo de negocio de Intel, que implica la producción de grandes volúmenes de unidades. En definitiva, los sensores han de tener cierta seguridad inherente y estar basados en estándares.

3. ¿Los desarrollos en este campo tienen carácter comercial estratégico para la compañía o todavía son una incursión incipiente?

Aunque todavía no comercialmente, suponen un área estratégica en el sentido de que se prevé que en pocos años habrá más de 15.000 millones de dispositivos conectados, prácticamente todos IP; es decir, es el futuro. Pero fundamentalmente nuestra atención se centra ahora, como ya he comentado, en la búsqueda e identificación de estándares, no tanto en la parte de analítica, ya que, al fin y al cabo, esto solo es cuestión de adaptar los centros de datos actuales con los equipos y el software adecuados.

4. ¿Qué alianzas mantiene la compañía en redes inteligentes?

Estamos colaborando con RECI (Red Española de Ciudades Inteligentes) en la comprensión de las necesidades de los municipios en este campo y el establecimiento de estándares y modelos de uso y de negocio que hagan sostenibles estas soluciones. Las ciudades son los interlocutores más válidos ya que solo ellas pueden decirnos las eficiencias que desean y lo que consideran más práctico, especialmente en todo lo relacionado con los estándares. La parte de analítica, que ya cuenta con cierta infraestructura hoy, representa en cualquier caso un área de desarrollo a largo plazo. Es en la búsqueda de estándares donde hoy está la investigación.

5. ¿Están trabajando también con las compañías de energía?

Inicialmente arrancamos en Smart Grid con sistemas de medición instantánea del consumo energético doméstico, de los que contamos con algunos prototipos. Pero su desarrollo a gran escala exigirá aún muchos esfuerzos de formación para que los consumidores comprendan las ventajas de planificar su consumo, algo que será esencial ya que se tiende a pagar la energía según se consume, en función de horarios pico y valle, por ejemplo.

6. ¿Qué proyectos destacaría de los realizados por Intel con la Administración local en redes inteligentes?

A nivel internacional, es de destacar el acuerdo alcanzado con el Ayuntamiento de Londres para identificar necesidades en este campo, y a nivel nacional el ya mencionado con RECI, en busca de estándares para conseguir la máxima difusión al mínimo coste. En Barcelona, por ejemplo, estamos trabajando en múltiples áreas -como el ‘taxi conectado, por ejemplo- junto con empresas locales que cuentan con desarrollos aplicables a las Smart Cities. Hay una fuerte apuesta por lograr mayores niveles de eficiencia a través de la tecnología y confió en que todo este movimiento derive en proyectos concretos que beneficien a los ciudadanos.

7. ¿Está la Administración a la altura de los retos y beneficios que introducen estos avances?

Nadie, obviamente, quiere quedarse al margen de lo que representan las ‘ciudades inteligentes’, porque todos sabemos lo que significa lo contrario de estos términos. Pero además nadie puede ni quiere ignorar sus ventajas en un momento en que las restricciones presupuestarias están a la orden del día. Si se consiguen reducir los costes operativos gracias al uso de la tecnología, los retornos de la inversión llegan rápidamente. El fin es facilitar la vida a los ciudadanos y si eso se logra con menos costes, nadie puede dar la espalda a esta tendencia.

Pero quizá las inversiones iniciales asusten.
Es que se trata de ir evolucionando hacia ese modelo progresivamente, no es una apuesta de un día para otro. Además, como sucede con la consolidación de recursos e infraestructuras en la Administración, se están buscando formas de colaboración público-privada para que las inversiones no tengan que afrontarse de una sola vez. Y en muchos casos, los ahorros conseguidos son suficientes para pagar las infraestructuras necesarias.

8. ¿Son conscientes los ciudadanos de las ventajas de esta nueva forma de organizar los espacios públicos y de consumo? ¿Realmente demandan estos nuevos servicios?

La sociedad empieza a estar madura digitalmente. Teniendo en cuenta el nivel de utilización de la tecnología por los ciudadanos sería de extrañar que no demandasen un uso más eficiente de los servicios mediante su aplicación, en la misma medida que ya usan las TIC en su vida privada. Y será así cada vez más a medida que las nuevas generaciones, nativas digitalmente, vayan reemplazando a las de más edad.

Jorge Lang
Director de Innovación de Intel Iberia