Entrevista
12 enero 2017

Entrevista a Carlos Guillermo Rodríguez, Sales Manager Utilities de Schneider Electric

La competitividad no se gana sólo con la adopción de tecnologías, si no a base de priorización, anticipación, asegurar una buena implementación de la solución (y a poder ser repetitividad) y sostener los resultados en el tiempo. Y para eso necesitamos un plan estratégico.

1.Considera estratégica la necesidad de reducir el consumo energético entre las empresas del sector? ¿Deberían plantearse un Plan con objetivos y tiempos para mejorar la Eficiencia Energética?

Por suerte, a medida que la sostenibilidad entra cada vez más en juego dentro de la estrategia empresarial, la energía está cada vez más presente durante la toma de decisiones estratégicas.

A parte del impacto ambiental, suele ser un coste operativo importante (y que irá al alza) en muchas empresas del sector, y uno de los ámbitos en los que más aumentará la presión legislativa en los próximos años. Tener un plan definido con objetivos a medio/largo plazo y establecer metodologías de seguimiento está dejando de ser una opción para ser casi una obligación.

2.¿Cuáles son las acciones más relevantes en materia de Eficiencia Energética que deben desarrollar las empresas del sector? ¿Qué papel tienen las TIC y la innovación y cuál debe ser la contribución de la tecnología a este Plan?

Como decimos, lo primordial es tener un plan definido, y el caso es que en muchas empresas aún no lo tienen. Es difícil “estar a la última” sin saber realmente cuál es tu estado de situación actual y tener un plan estratégico para conseguir tus objetivos. Una vez definido, las tecnologías serán las herramientas que nos facilitarán alcanzar esos objetivos.

En este sentido, por ejemplo, es muy recomendable la adopción de la ISO 50.001. Durante el proceso de certificación, podremos identificar donde tenemos los principales puntos de mejora en la cultura energética de la empresa, implicaremos a distintas personas dentro de la misma, identificaremos oportunidades de mejora e implementación de soluciones, fijaremos objetivos y estableceremos un plan de verificación de los ahorros.

Nuestra propia experiencia con la ISO ha sido y es muy positiva: cuando empezamos a implantarla, nos dio visibilidad de dónde estábamos y nos permitió fijar objetivos y detallar una hoja de ruta; además, nos ha dotado de las herramientas y procesos necesarios para reducir, y seguir reduciendo aún a día de hoy, nuestro consumo, y conseguir los objetivos que nos definimos a nivel de grupo.

3.¿Qué personas cree que deben estar implicadas en estos temas (CIO, COO, CEO,…)?

Se debe dotar al programa y a su equipo de la fuerza necesaria para llevar a cabo las acciones necesarias, y para eso no hay nada mejor que el apoyo del comité de dirección. Es necesario que el comité ejecutivo tenga al menos conocimiento y sea un “sponsor” del programa de gestión energética global, para que todo el mundo tenga conciencia de la importancia de las decisiones que se tomen.

Pero no únicamente se tiene que hacer un seguimiento y evaluación del programa a nivel global; hace falta conocimiento e implicación también a nivel local, y tener en cuenta que algunas decisiones pueden tener un impacto en el consumo energético.

4.¿Quién considera está impulsando más la adopción de estas estrategias: Gobierno, proveedores de tecnología, empresas usuarias…? ¿Qué más se podría hacer? ¿Cuáles son las principales barreras?

La demanda e inquietud de las empresas usuarias es la clave y afortunadamente está en aumento, y cada vez más se plantean soluciones y planes estratégicos, en vez de inversiones o actuaciones puntuales.

A nivel legislativo/gubernamental de momento las ayudas se basan mayoritariamente en implementar tecnologías concretas en proyectos concretos, pero generalmente no hay requisitos de seguimiento, validación o comprobación de ahorros: de nada sirve, por ejemplo, implementar un sistema de supervisión si nadie lo utiliza, o hacer un cambio de equipos si no trabajan de forma continuada con las consignas adecuadas para obtener un mejor rendimiento energético.

Al final, el objetivo de las políticas y las inversiones y subvenciones, tanto a nivel estatal como dentro de la empresa, a largo plazo, debería ser ahorrar energía para aumentar la competitividad de la empresa, y eso no se consigue haciendo una auditoría para salir del paso, como se ha hecho en muchos casos con la Directiva de Eficiencia Energética, o implementando ciertas tecnologías sin verificar ni hacer un seguimiento de los ahorros.

En este sentido, también es trabajo de los proveedores trasladar esta visión de la eficiencia energética como un proyecto a largo plazo, porque al final si no se consiguen los ahorros es a veces porque se hace un mal uso de la solución y no por la solución en sí misma. Nos va la credibilidad.

5.¿Considera que se puede mejorar la posición competitiva de las organizaciones con la implantación de Tecnologías de la Información y Comunicaciones? ¿y en lo referente a competitividad energética?

Indudablemente las tecnologías de comunicación son clave en el futuro, tanto de la empresa en general como del sector energético. Sin comunicaciones no se entiende la revolución del IoT, las Smart Cities, el Smart Grid ni la revolución de movilidad que se avecina; las TIC son una revolución transversal y común a todos los ámbitos de la empresa que facilitarán la aparición de nuevos servicios.

Pero la competitividad no se gana sólo con la adopción de tecnologías, si no a base de priorización, anticipación, asegurar una buena implementación de la solución (y a poder ser repetitividad) y sostener los resultados en el tiempo. Y para eso necesitamos un plan estratégico.

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Carlos Guillermo Rodríguez
Sales Manager Utilities de Schneider Electric