El acuerdo de París es una oportunidad para la transición hacia una economía baja en carbono. Así lo ha afirmado el comisario de Energía de la UE, Miguel Arias Cañete, durante su discurso sobre el seguimiento de la COP21 en la sesión pública del Consejo de Medio Ambiente.
En él, ha destacado el objetivo a largo plazo para limitar el calentamiento global por debajo de los 2 º C y su mecanismo de revisión, siendo, a su juicio, el año 2018 la primera oportunidad para evaluar los esfuerzos colectivos para alcanzar ese objetivo ante de la primera Stocktake mundial en 2023.
Además, considera que debemos seguir apoyando a los países en desarrollo en la ejecución de sus planes nacionales de acción climática con este tipo de programas de apoyo. Para lo cual la UE y los Estados miembros, dice, deben cumplir con el compromiso de ampliar la movilización de fondos para el clima con el fin de contribuir los 100 millones de dólares por año en 2020.
Disminución de emisiones por sectores
La Hoja de ruta hacia una economía hipocarbónica señala lo siguiente:
en 2050, la UE deberá haber reducido sus emisiones un 80% en relación con los niveles de 1990
para conseguirlo, antes tendrá que lograr una reducción del 40% en 2030 y del 60% en 2040.
es necesario que contribuyan todos los sectores.
esta transición es viable y económicamente posible.
La hoja de ruta señala que en 2050 la UE deberá haber disminuido sus emisiones un 80%respecto a los niveles de 1990 exclusivamente mediante reducciones internas (es decir, sin recurrir a créditos internacionales).
Este objetivo está en consonancia con el compromiso europeo de disminuir las emisiones un 80-95% en 2050, en el contexto de las reducciones que deben realizar los países desarrollados.
Para alcanzar esa meta, la UE tendrá que avanzar de manera sostenida hacia una sociedad con bajas emisiones de carbono, en la que las tecnologías limpias desempeñen un papel fundamental.
Para ahorrar costes más adelante, conviene actuar pronto. Si aplazamos las medidas, tendremos que reducir las emisiones de forma mucho más drástica en una fase posterior.
La hoja de ruta traza una trayectoria rentable para alcanzar el objetivo del 80% en 2050.
Las etapas previas son:
- una reducción del 40% en 2030 respecto de los niveles de 1990 (este objetivo ya forma parte del marco para 2030)
- una reducción del 60% en 2040.
Todos los sectores han de contribuir a la transición hacia una economía baja en carbono, en función de su potencial tecnológico y económico.
Aunque habrá que tomar medidas en todos los sectores principalmente responsables de las emisiones en Europa (producción de electricidad, industria, transporte, edificios, construcción, agricultura), existen diferencias en cuanto a la importancia de las reducciones que cabe esperar.
Producción y distribución de electricidad
El sector eléctrico, que presenta el mayor potencial de reducción, podría eliminar casi por completo las emisiones de CO2 de aquí a 2050.
En el transporte y la calefacción, la electricidad podría sustituir parcialmente a los combustibles fósiles.
La electricidad se obtendrá a partir de fuentes renovables (eólica, solar, hidroeléctrica, biomasa) y de otras fuentes de bajas emisiones, como centrales nucleares o centrales térmicas dotadas de tecnologías de captura y almacenamiento de carbono. Para eso, también habrá que realizar importantes inversiones en redes inteligentes.
Más información en la Hoja de ruta de la energía para 2050.
Transporte
En 2050, las emisiones procedentes del transporte podrían reducirse más del 60% respecto de los niveles de 1990.
A corto plazo, la mayoría de los avances se concentrarán en los motores de gasolina y diésel, que todavía pueden ser más eficientes en el consumo de combustible.
A medio y largo plazo, los vehículos «enchufables» tanto híbridos como puramente eléctricos harán posible una reducción aún mayor de las emisiones.
Los biocombustibles se utilizarán cada vez más en la aviación y el transporte por carretera, ya que no todos los vehículos pesados del futuro serán eléctricos.
Edificios
Las emisiones residenciales y de los edificios de oficinas se podrían reducir casi por completo (en torno al 90% en 2050).
La eficiencia energética mejorará radicalmente mediante:
- la aplicación de tecnologías de vivienda pasiva en las nuevas construcciones
- la renovación de edificios antiguos para mejorar su eficiencia energética
- la sustitución de los combustibles fósiles por la electricidad y las energías renovables para usos de calefacción, climatización y preparación de alimentos.
Las inversiones se podrían ir amortizando con el ahorro en las facturas de energía.
Industria
En 2050, las industrias de gran consumo de energía podrían haber reducido sus emisiones en más del 80%.
Las tecnologías utilizadas irán incrementando su limpieza y eficiencia energética.
Hasta poco después de 2030, se produciría una disminución gradual de las emisiones de CO2gracias a los avances en la reducción de la intensidad energética.
A partir de 2035, se aplicarían tecnologías de captura y almacenamiento de carbono en los sectores (acero, cemento, etc.) donde no sea posible reducir las emisiones por otros procedimientos. De este modo, se podrían obtener disminuciones mucho mayores en 2050.
En cuanto a la emisión de gases distintos del CO2 en las industrias que forman parte delrégimen de comercio de derechos de emisión de la UE, las estimaciones ya prevén un descenso a niveles muy bajos.
Agricultura
A medida que aumente la demanda mundial de alimentos, el peso de la agricultura en el total de emisiones de la UE se irá incrementando hasta representar la tercera parte en 2050, aproximadamente. Sin embargo, aquí las reducciones también son posibles.
El sector agrícola tendrá que disminuir las emisiones procedentes de los fertilizantes, el estiércol y el ganado y puede contribuir al almacenamiento del CO2 en los suelos y los bosques. La evolución hacia una dieta más sana, rica en verduras y con menos carne, también puede reducir las emisiones.
Otros efectos positivos
La hoja de ruta concluye que la transición hacia una sociedad con bajas emisiones de carbono es viable y económicamente posible, pero requiere innovación e inversiones.
Esta transición:
- daría un impulso a la economía europea, gracias al desarrollo de tecnologías limpias yenergías con emisiones de carbono muy bajas o nulas, y fomentaría el crecimiento y el empleo
- contribuiría a reducir en Europa el uso de recursos esenciales como la energía, las materias primas, el suelo y el agua
- haría a la UE menos dependiente de las costosas importaciones de petróleo y gas
- conllevaría una serie de beneficios para la salud (por ejemplo, al reducir la contaminación atmosférica).
Para realizar esta transición, la UE tendría que invertir 270.000 millones de euros adicionales (es decir, una media del 1,5% de su PIB anual) durante los próximos cuarenta años.