Esta aprobación tiene una importancia capital en nuestra política energética nacional, dado que, tras su aprobación final por el Consejo Europeo de Ministros, los cambios deberán estar implementados en la regulación nacional en junio de 2021. Por parte de España, nuestro Gobierno debe enviar el Plan Nacional de Energía y Clima antes de finales de 2018 donde se recogerá la previsión del desarrollo de energías renovables.
La Ley de Cambio Climático y Transición Energética, esperanza del sector
El Ministerio para la Transición Ecológica ha recogido el guante lanzado desde Bruselas con el inicio de la tramitación de la LCCTE. En materia de renovables, el objetivo que fija esta Ley es un 9% superior del que nos exige Europa, quedando en el 35% para 2030. El objetivo del 35% de renovables, adelantado por el Secretario de Estado de Energía, José Domínguez Abascal, en el Congreso Nacional de Energías Renovables, implica que, en los próximos once años nuestro país deberá realizar un esfuerzo similar al realizado en las cuatro últimas décadas. Para ello, las empresas deberán acometer inversiones en torno a 100.000 millones de euros en nuestro sistema energético, unas inversiones que necesitarán de altas dosis de seguridad y certeza jurídica.
Para el año 2030, además del 35% de renovables en energía, la futura LCCTE marca como líneas generales que contaremos con un 70% de electricidad procedente de fuentes limpias, cifra que será del 100% en 2050. Estas líneas generales, también recogen la instalación de un mínimo de 3.000 MW de potencia renovable al año en el período 2021-2030, lo que significa el inicio de una planificación ordenada a largo plazo ampliamente demandada por el sector.
Una necesaria planificación de la Transición
Desde el sector, las empresas reclaman predictibilidad en la Transición Energética, dado el alto volumen de inversiones que deberá acometer el sector privado para dar respuesta a los objetivos fijados para 2030. “El anuncio de que habrá un mínimo de 3.000 MW de nueva potencia en concurrencia competitiva todos los años es positivo en el sentido de dotar de seguridad al sector. Las últimas subastas renovables fueron aisladas sin permitir a los empresarios decidir si preferían esperar, pues no se sabía cuándo se volverían a llevar a cabo. La planificación es fundamental para acometer las inversiones. Es mucho más importante hacer bien la Transición Energética, que tener un objetivo del 35% en vez del 32%”, ha explicado José Miguel Villarig, presidente de la Asociación de Empresas de Energías Renovables – APPA Renovables.
“Para cumplir los objetivos, debemos hacer grandes esfuerzos en electrificación y en los sectores difusos, especialmente en penetración de renovables para satisfacer nuestras necesidades de usos térmicos y transporte”, ha valorado Villarig. En los últimos años, no se ha producido la electrificación en la economía, por lo que la electricidad supone alrededor del 25% de nuestra energía.
Impulso a la electrificación y las renovables térmicas y en transporte
Un 70% de electricidad renovable implica que la contribución al mix energético de las renovables eléctricas se limitará al 17,5% si no se avanza en la electrificación. Para alcanzar el 35% marcado para 2030, el 12,5% deberá provenir de renovables térmicas y en el transporte. En 2017, las renovables solo representaron el 13% de la energía primaria en Europa y el 12,2% en España, siendo las renovables térmicas el 6,4%.
“El esfuerzo que debemos realizar en implantación de renovables eléctricas debe estar acompañado por un impulso a las renovables térmicas y a los biocarburantes, hoy por hoy la vía más eficiente para incorporar renovables al transporte. La Ley de Cambio Climático y Transición Energética debe apoyar estos desarrollos si queremos cumplir los objetivos y, si hablamos de un horizonte de largo plazo, es imprescindible que la Ley y toda la planificación del desarrollo renovable, cuente con un alto grado de consenso político”, ha concluido José Miguel Villarig.
Fuente: https://www.appa.es