Articulo
20 marzo 2019

Las ESEs, preparadas para los retos de futuro de la eficiencia energética

A comienzos de esta década, el Gobierno estableció unos planes muy ambiciosos de eficiencia energética en los edificios públicos, que resultaron trucarse por barreras administrativas o consideración de deuda por parte de la Intervención General del Estado, entre otras razones. Desde entonces, el sector de las Empresas de Servicios Energéticos (ESEs) se ha volcado en atender las necesidades del sector privado, que ha sido más pragmático y ha estado dispuesto a beneficiarse de la tecnología y de fuentes de financiación externa para reducir sus costes. Esta evolución del sector permite asegurar que las empresas, con nuestros modelos de negocio propios, nos hemos preparado para mayores retos impulsados por la Administración Pública.

¿Esta España preparada para para cumplir con los retos del Horizonte 2030?

A comienzos de esta década, el Gobierno estableció unos planes muy ambiciosos de eficiencia energética en los edificios públicos, que resultaron trucarse por barreras administrativas o consideración de deuda por parte de la Intervención General del Estado, entre otras razones. Desde entonces, el sector de las Empresas de Servicios Energéticos (ESEs) se ha volcado en atender las necesidades del sector privado, que ha sido más pragmático y ha estado dispuesto a beneficiarse de la tecnología y de fuentes de financiación externa para reducir sus costes. Esta evolución del sector permite asegurar que las empresas, con nuestros modelos de negocio propios, nos hemos preparado para mayores retos impulsados por la Administración Pública.

¿La reciente publicación del PNIEC puede suponer ese lanzamiento del sector? ¿Considera que son realistas los objetivos?

Los objetivos básicos hasta 2030 vienen marcados por la Unión Europea y son de obligado cumplimiento como país miembro. Si bien es cierto que parece que España ha querido plantear un plan aún más ambicioso, el sector empresarial y tecnológico ha demostrado haber hecho sus deberes, reduciendo los costes de las soluciones energéticas hasta niveles muy competitivos. Un objetivo de mejora del 39% en eficiencia energética es un reto, pero ya estamos dando respuestas y soluciones competitivas en el sector privado. Las razones de que no se avance más rápido no son tecnológicas o de competitividad, sino en muchos casos administrativas, como el impuesto al sol en el caso de las renovables, o la consideración de deuda en los contratos de servicios energéticos en el sector público. Para que haya un punto de inflexión en el recorrido hasta 2030, basta con que los Gobiernos eliminen estas barreras y habiliten algunos incentivos, o bien se regule el plazo para cumplir objetivos menores por sectores, tipología de instalaciones, etc.

¿En qué situación de concienciación se encuentran las empresas españolas en materia de eficiencia energética?

El desarrollo tecnológico y el fácil acceso a la información ha permitido que se divulguen tanto soluciones de eficiencia energética como el atractivo de algunas de estas medidas. Por ejemplo, sabemos que la iluminación LED es un producto competitivo y rentable, cuyo uso se está expandiendo. No obstante, aún hay entidades que muestran reticencias al uso de los LED u otras medidas de eficiencia energética, ya sea por dudas sobre el impacto en su operativa, por escasez de recursos técnicos para hacer la ingeniería necesaria o por falta de capacidad financiera para asumir la inversión inicial. En este sentido, “las ESEs tenemos mucho que hacer aún para divulgar nuestros modelos de negocio que permiten que el cliente no tenga que asumir riesgos, dedicar sus limitados recursos humanos o endeudarse para beneficiarse de los ahorros”

¿Cuál es la principal motivación de una entidad para iniciar un proyecto de eficiencia energética?

Consideramos que hay una combinación de razones formada por motivaciones económicas, de reducción de impacto medioambiental y de cumplimiento legislativo. Los componentes de esta combinación pueden variar en función de la entidad, aunque nuestra percepción es que el económico suele primar sobre el resto en la mayoría de los casos, ya que es evidente que una reducción de consumo implica una mejora de la competitividad, reduce la dependencia de factores exógenos, mejora la fiabilidad de la operativa, etc.

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Francisco Conesa
Director de Eficiencia Energética de ACCIONA Service