Europa ha prohibido los vehículos con motores de combustión en 2035 con objeto de eliminar las emisiones de gases contaminantes. Sin embargo, tanto fabricantes como consumidores están optando actualmente por la versión híbrida, debido a las limitaciones de las baterías eléctricas como elevado tiempo de carga, baja capacidad y, por tanto, reducida autonomía, e incluso la incertidumbre generada en una tecnología quizás todavía inmadura.
Sin embargo, los coches híbridos no son tan sostenibles como deberían por el alto peso del vehículo asociado, que implica un mayor consumo de combustible. Si tomamos el mismo modelo de un coche, por ejemplo, un Volkswagen Golf, la versión gasolina pesa unos 1.330 kg, mientras que la versión híbrida, pesa alrededor de 1.625 kg. Por ello, uno de los grandes retos de la industria de la automoción es, además de mejorar la eficiencia de las baterías, es reducir el peso del automóvil.
Actualmente, el material más utilizado en la fabricación de la carrocería de los coches es el acero (7,8 g/cm3), aunque algunos coches de alta gama (Audi TT, Audi Q7) ya lo han sustituido por aluminio (2,7 g/cm3).
Aún más, los coches de competición de Fórmula 1 están fabricados de material compuesto con fibra de carbono (1,7 g/cm3). La principal ventaja de los materiales compuestos de matriz polimérica es que combinan su bajo peso con unas excelentes prestaciones mecánicas, sin embargo, su uso está más limitado por su elevado coste, baja procesabilidad y la imposibilidad de ser reciclados.
Buscando la implementación masiva de los materiales compuestos en automóviles, el grupo de investigación de la Universidad Rey Juan Carlos está trabajando en la optimización de su reciclado, que además conllevaría una bajada significativa de su coste, mediante la sustitución de las matrices tradicionales por resinas termoestables reversibles.
Estas nuevas matrices aportan mayor procesabilidad a los materiales compuestos, de forma que se puedan incorporar a las cadenas de fabricación y montaje de los automóviles. Además, con objeto de desarrollar vehículos más sostenibles, estas resinas no serán derivados del petróleo, sino que se sinterizarán a partir de productos de origen vegetal.
La incorporación de estos nuevos materiales compuestos reciclables al sector del automóvil también aportará nuevas funcionalidades, que permitirán abordar diseños de carrocería más innovadores, como estructuras auto-desplegables o auto-reparables que, con la acción del calor o radiación solar, sean capaces de reorganizarse con otra forma o disposición, o reparar las grietas que se hayan podido producir en la carrocería.
Por otro lado, en el caso de los vehículos eléctricos, la capacidad de apantallamiento electromagnético de estos materiales será esencial para evitar efectos nocivos en la salud del conductor.