El sector del automóvil afirma que el cumplimiento de los objetivos planteados por la Comisión Europea es "extremadamente desafiante"
La Comisión Europea (CE) confirmó hoy los objetivos obligatorios de reducciones de emisiones de dióxido de carbono (CO2) para coches y furgonetas de aquí a 2020, ya recogidos en la legislación europea, pero que estaban pendientes de revisión. La Unión Europea (UE) estableció en 2008 que los fabricantes debían reducir las emisiones de los turismos nuevos a 130 gramos por kilómetro en 2015 y a 95 gramos en 2020. Por su parte, desde 2010 las furgonetas nuevas deben emitir como máximo 175 gramos por kilómetro en 2017 y 147 gramos en 2020. La Comisión Europea ha confirmado estos objetivos, unos límites que son "ambiciosos, pero alcanzables", opinó la comisaria de Cambio Climático, Connie Hedegaard, en rueda de prensa.
Las propuestas planteadas hoy, que aún deben ser respaldadas por el Parlamento Europeo y el Consejo de la Unión Europea, establecen también dos modalidades para el cumplimiento de estos objetivos: la llamada "eco-innovación" y los "supercréditos". Estos últimos son un sistema que permitirá a cada productor de vehículos fabricar hasta 20.000 coches que contaminen más de los estándares establecidos en la legislación europea de manera excepcional, a cambio de que aumenten su producción de vehículos "limpios", como los eléctricos. Los "supercréditos" estarán en vigor de aquí a 2015, para suspenderse hasta 2020, momento en el que volverán a concederse.
En el terreno de la innovación, la Comisión Europea confía en que estos objetivos obligatorios incentiven el desarrollo de nuevas tecnologías que supongan una ventaja competitiva del sector automovilístico europeo frente a otros. Por su parte, el presidente de la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo, el socialista alemán Matthias Groote, señaló en una nota que las propuestas presentadas hoy deben ser "más ambiciosas" y plantear objetivos más allá de 2020.
Las organizaciones ecologistas se mostraron críticas con las propuestas, especialmente Greenpeace, que opinó que la CE había cedido a la presión de la industria automovilística y arremetió contra los "supercréditos", a la vez que exigió que se establezcan límites también para 2025. El Grupo de Los Verdes del Parlamento Europeo coincidió en que la propuesta de la CE "ha sido víctima de las presiones de la industria y ha fracasado en establecer unos límites más allá de 2020", según indicaron en un comunicado. La ONG en defensa del transporte sostenible "Transporte y Medio Ambiente" mostró su satisfacción con estas propuestas, pero pidió también que se incluyan límites hasta 2025.
Desde la industria también han llegado reacciones a la propuesta y, así, la Asociación de Fabricantes de Automóviles Europeos afirmó que el cumplimiento de los objetivos planteados por el Ejecutivo europeo será "extremadamente desafiante", ya que estos son "los más duros del mundo", en palabras de su secretario general, Ivan Hodac.