“Esta noche no faltéis a la cena, 21 h, vamos a decidir dónde nos vamos de vacaciones”. Mensaje de James por WhatsApp a sus 5 hijos -de 14 a 21 años-, sabedor de que, tras más de un año casi aislados, y ya todos vacunados, podrían volver a viajar juntos a algún destino turístico… El lío era negociar y acordar entre los siete dónde.
Bip, Bip, el primer mensaje le llegó de Nuria, su hija mayor: “Papá, OK, pero por favor ¡piensa en playa! Necesito echar esta palidez de mi piel… y si además el hotel es eco y responsable con el medio ambiente genial, no como el de hace dos años que usaba plásticos para todo y veías toneladas de basura que no reciclaban”. James tomó nota de ECO, esa preocupación de Nuria le encantaba.
Al cabo de un rato llego otro WA de su hija pequeña María: “Papi, porfa, convence a todos para que haya piscinas y sitios bonitos para hacer excusiones en bici… y paseos y helados, pero naturales ¿eh?”. La enana, siendo la quinta, sabía latín, le encantaba el deporte y la naturaleza, sus gustos pesaban mucho. James apunto AGUA, en mayúsculas.
“Papá, sabes que viajar los 7 emitirá toneladas de CO2 y que debemos comer sano, si el sitio tiene comida rica y muchas verduras y frutas mejor, ¿OK?” Mandó Patricia, la segunda, preocupada por su alimentación como ninguna otra. James seguía tomando nota, comida sana.
Álvaro, el único chico, no tardó en enviar sus deseos: “Que tenga WiFi y que podamos hacer todo con el móvil o con ID de la cara, papá, sin papeles, pulseritas y fichas que es un rollo”. Era el tecnólogo de la casa, ayudaba a James en las reservas web, descargaba las APPs del viaje, del hotel y actividades. Álvaro y su móvil eran inseparables. James escribió: todo Móvil.
“Y si buscamos un sitio que tenga la certificación Green”, dijo Rocío, la más viajera y conocedora de las tendencias Green en turismo: “Siendo Green se preocupan por ahorrar y generar energía limpia, consumo de agua, uso de plásticos, comida sana y muchas cosas, papá, y eso dice mucho de un sitio donde pasar 10 días juntos”. James apuntó en grande: certificación Green.
“James, busquemos algo que además tenga cerca visitas culturales interesantes, que sea seguro y con buena cobertura sanitaria por si acaso, ¿ok?”.Era su mujer, siempre pensando en la salud cultural y física de todos.
A James todas las ideas le encantaban. La sensibilidad por la sostenibilidad, destinos sanos, le reforzaba su idea de que más allá de cuidar el planeta que dejaría a sus hijos, iba a dejar buenos hijos que cuidarían del planeta.
Tras analizar las opciones y consciente de que había un país donde había Sol y playas imponentes, muy cuidadas, limpias, con decenas de banderas azules; un país donde la gestión del agua era optima en calidad y reciclaje; un país líder en frutas y verduras, en el que se comía de maravilla; un país con mucha energía solar y eólica limpia, con ambición en movilidad eléctrica para respirar aire puro en las ciudades; un país tecnológico con cobertura 5G y fibra desplegada en todo el territorio, donde viajar era muy seguro; lleno de vida, ocio y cultura, y con una de las mejores redes sanitarias del mundo, la propuesta era clara.
Las vacaciones tan esperadas se decidirían entre todos, pero el país estaba claro: España. Buscarían juntos qué destinos había con esa certificación Green Tourism que Rocío proponía, como seguridad en la elección, pues de Galicia a Baleares, de Cantabria a Canarias, de Cataluña a Andalucía, había decenas de propuestas Green.
La elección final sería reñida pero también muy divertida. La cena prometía, había preparado tortilla española, gazpacho y un poco de jamón para ir ambientando.