Articulo
11 abril 2012

TIC Y SMART ENERGY: Retos y oportunidades

Reducción de costes, aumento de la competitividad y mayor crecimiento en un entorno sostenible y socialmente comprometido son algunos de los principales beneficios de la eficiencia energética en prácticamente todos los sectores de actividad. Pero llegar a conseguirlos exige la puesta en marcha de estrategias de eficiencia energética acertadas y acordes con las peculiaridades sectoriales y las propias de cada organización mediante un equilibrado balance de retos y oportunidades.

Reducción de costes, aumento de la competitividad y mayor crecimiento en un entorno sostenible y socialmente comprometido son algunos de los principales beneficios de la eficiencia energética en prácticamente todos los sectores de actividad. Pero llegar a conseguirlos exige la puesta en marcha de estrategias de eficiencia energética acertadas y acordes con las peculiaridades sectoriales y las propias de cada organización mediante un equilibrado balance de retos y oportunidades. 

Con este tema de fondo los asistentes al Primer Congreso de enerTIC, distribuidos en cinco grupos de trabajo guiados por representantes de compañías miembros de la Plataforma, pudieron compartir las perspectivas y experiencias de sus propias organizaciones para llegar a conclusiones comunes mediante el análisis de los retos y oportunidades que supone la adopción de estrategias de eficiencia energética y el rol de las TIC en su identificación y desarrollo. Asimismo, siguiendo un enfoque basado en la conocida metodología DAFO y desde una perspectiva sectorial, los congresistas delimitaron las fortalezas y debilidades a tener en cuenta a la hora de poner en marcha estrategias corporativas de eficiencia y competitividad energéticas.

Un punto de partida común para todos los equipos fue la contextualización de dicha estrategia en el radical proceso de transformación económico en que nos encontramos, en medio de un entorno en recesión, que hace de la eficiencia energética un objetivo más necesario que nunca. Tal punto de partida determina profundamente los factores a tener en cuenta en el diseño de la estrategia a seguir, tanto los económicos como los culturales y sociales, y obliga a las organizaciones a priorizar el consumo energético responsable y sostenible no solo como motor de competitividad y crecimiento sino también como una manifestación más de la responsabilidad social corporativa. 

De los cinco grupos de trabajo en que se distribuyeron los participantes, uno se centró en el sector terciario en general, otros tres en industria, universidades y hoteles respectivamente, y el quinto enfocó el análisis desde una perspectiva multisectorial. En cada uno de ellos se debatieron e identificaron las oportunidades y desafíos globales asociados a la eficiencia energética, que fueron expuestos al final de la sesión por los portavoces de los grupos teniendo en cuenta las fortalezas y debilidades de cada sector en concreto. Pese a las peculiaridades sectoriales y organizacionales, la puesta en común de los distintos análisis arrojó una serie de conclusiones de carácter general a tener en cuenta.

PUNTOS FUERTES    
Como oportunidades que brinda el entorno los grupos de trabajo señalaron el aumento del precio de la energía y la gran dependencia energética de España justo en un periodo de crisis económica. En estas circunstancias controlar los costes energéticos contribuye a mejorar los resultados y la posición competitiva de todo tipo de organizaciones. Las ventajas son reales incluso para aquellas donde el coste de la energía no tenga un peso estratégico por cuanto contribuye a reducir los costes operativos. Pero donde tales ventajas son más que evidentes es en el sector industrial, que acumula el 25% del consumo total energético.

Desde el punto de vista económico y financiero también se citó el aprovechamiento de las subvenciones oficiales y las exenciones fiscales para reducir el consumo energético como una clara oportunidad, así como la legislación europea y nacional al respecto. En el caso español, el sector hotelero fue considerado clave por los congresistas ya que representa un segmento estratégico para el Producto Interior Bruto nacional. Asimismo se destacó especialmente el Plan 20/20/20 de la Unión Europea contra el calentamiento global y toda la legislación asociada a dicho programa para conseguir en 2020 la reducción de emisiones contaminantes un 20%, la mejora de la eficiencia energética otro 20% y aumentar el consumo de energías renovables también un 20%. En general, la normativa asociada al consumo energético, incluida la certificación ISO 20001 de gestión de servicios TI, fue identificada como una oportunidad para adentrarse en iniciativas de consumo responsable y sostenible.

Entre otras oportunidades los congresistas incluyeron asimismo el estado evolutivo actual de las TIC, que ya permiten conseguir eficiencias energéticas en un proceso de constante innovación. En este apartado se destacó la posibilidad de conectar e integrar múltiples sistemas y redes de comunicaciones gracias a la estandarización que ofrece el protocolo IP. Una faceta de la aplicación de las TIC en esta área con un enorme potencial es la denominada ‘Internet de las cosas’, basada en las comunicaciones entre máquinas (M2M) y componente clave de las estrategias de control y reducción del consumo y eficiencia operativa de los sectores energéticos e industrial, y con un amplio campo de aplicación dentro del concepto global de ‘Smart Cities’.

Finalmente, las estrategias de eficiencia energética, al enmarcarse dentro de las políticas de Responsabilidad Social Corporativa, suponen una excelente herramienta para mejorar la posición de la marca ante los consumidores al reforzar la imagen de la organización como agente comprometido con un consumo responsable y sostenible, y con la lucha contra el cambio climático.

DESAFÍOS
Si la crisis económica y financiera puede ser una buena oportunidad para adentrarse en la eficiencia energética, también representa un enorme desafío a la hora de afrontar las inversiones necesarias ante la actual falta de liquidez. Un reto que, según los participantes en los grupos de trabajo, también obliga a justificar muy bien económicamente las inversiones, si bien los retornos en eficiencia energética son claros y rápidos.

Tampoco ayuda la falta de una estrategia energética nacional claramente definida y apoyada, así como la existencia de grupos de presión interesados en mantener el statu quo con un gran poder de influencia en la toma de iniciativas políticas. Esto se traduce en una regulación precaria del modelo que puede generar inseguridad jurídica. Un ejemplo que los congresistas quisieron resaltar es el del ‘coche eléctrico’, que, pese a ser tecnológicamente viable, no acaba de despegar por claros intereses económicos.

Otro reto lo representa el propio modelo de contratación y subcontratación de los proyectos, que a veces dificultan el necesario control de la calidad, así como la propia naturaleza excesivamente ‘propietaria’ de la tecnología a aplicar, que introduce el riesgo de quedar bloqueados en un único suministrador. No obstante, la creciente estandarización de las soluciones tecnológicas y la gran competitividad que ya se empieza a alcanzar en este sector también pueden valorarse como excelentes oportunidades para conseguir mejores condiciones de contratación, especialmente en algunos sectores como el hotelero, que al estar formado mayoritariamente por grandes cadenas, suma un gran poder de compra.

Asimismo, la resistencia al cambio y la mentalidad de los prescriptores no juega a favor de este tipo de proyectos en muchas ocasiones, tal como señalaron los congresistas. Ya sea por la propia cultura corporativa o por no depender las decisiones de las personas con el perfil adecuado, a veces la dirección es reacia a la puesta en marcha de proyectos innovadores. En el mejor de los casos este desafío puede presentarse bajo la forma de tensiones entre los departamentos financieros y los departamentos tecnológicos. Todo ello se complica por la falta general de una concienciación del problema energético y el gran número de pymes presentes en el tejido empresarial español, donde es más frecuente la ausencia de departamentos específicos y de personal formado en estos temas. Por el contrario, en entornos más abiertos a la innovación y la investigación como los universitarios no solo este inconveniente es menor sino que incluso en muchas ocasiones es el propio personal ejecutivo el que lidera estos proyectos.

Para finalizar la sesión se abordó el contexto de dependencia exterior en el que las organizaciones españolas han de evaluar y definir sus estrategias y opciones de eficiencia energética.  En opinión de algunos participantes España no solo sufre el ‘secuestro tecnológico’ en manos de un número reducido de suministradores, sino también un ‘secuestro energético’ que nos hace depender de un grupo reducido de compañías sin que, al menos aparentemente, las enormes dimensiones del problema aparezcan ante la sociedad con la importancia que debiera. Este ‘Síndrome de Estocolmo Energético’, como fue calificado durante los debates, se produce en un país como es el nuestro que carece de una estrategia clara en la materia, lo que dificulta la toma de decisiones hacia un consumo responsable por parte de las empresas. 

 

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