La Directiva (UE) 2019/944 faculta a los consumidores europeos a ser actores activos en la transición energética y dispone la necesidad de adaptar las normas de los mercados eléctricos para ello. En el caso de España, los objetivos del PNIEC de un 39.5% de mejora de la eficiencia energética y de un 74% de generación eléctrica renovable tienen como palanca la participación de los consumidores en los mercados eléctricos. También la Resolución que la CNMC publicó el pasado 11 de diciembre aprobaba la participación de los consumidores en los servicios de balance del sistema eléctrico. En conclusión, la participación activa de la demanda en el sistema eléctrico es un hecho previsto en la política energética y fundamental para el cumplimiento de sus objetivos. Pero, ¿qué tecnologías son fundamentales para que sea una realidad?
Quizá la respuesta más obvia se encuentre en dotación a los consumidores de fuentes de flexibilidad como las baterías, la microgeneración o el V2G, todo ello gestionado a través de los Energy Management Systems. Por otro lado, las tecnologías de plataformas parecen ser la solución para el agregador, introducido en el Anteproyecto de Ley de Cambio Climático como facilitador de la integración de los pequeños consumidores en los mercados. Esta tecnología está permitiendo ya en todo el mundo el desarrollo de Comunidades Energéticas Locales, cuya manifestación más próxima es la figura del Autoconsumo Compartido en España. No es menor relevante el reto tecnológico que supone este escenario para las redes de distribución. Durante los últimos 15 años, la red se ha preparado, mediante el despliegue de las Smart Grids, para la conexión masiva de nuevas tecnologías con dos objetivos: que la calidad de suministro no se vea afectada y ser facilitador de la integración de energía limpia y eficiente.
El primer reto consistía en dotar a la red de una monitorización que permitiera conocer su estado en este nuevo escenario, y automatizar el control de la media y la baja tensión para impedir que la calidad de servicio se viera impactada. El desarrollo de los sistemas de telegestión fue un paso fundamental para que los clientes pudieran aportar su flexibilidad al sistema: La definición de un marco tarifario adecuado resulta imprescindible para crear señales económicas sobre las inversiones y la operación de los nuevos recursos, y debe ir acompañada de unos sistemas de medida y facturación adaptados a estas tarifas. Pero es en la integración de los consumidores en los mercados de balance o en los futuribles mercados locales donde se presentan nuevos retos a las redes de distribución: el tiempo real marca las necesidades y las comunicaciones se vuelven aún más críticas para el envío de las señales de operación a los nuevos agentes y la supervisión de su comportamiento. Sin duda, los nuevos desarrollos de las comunicaciones y de las funcionalidades de los contadores inteligentes ofrecerán nuevas oportunidades a los gestores de las redes en la captura de eficiencias y en la oferta de nuevos servicios.