Entre ellos, están proyectos de muy distinta naturaleza, aunque confluyen en sus objetivos:
- Proyectos para hacer a las redes eléctricas aún más inteligentes, para dar respuesta a nuevos usos industriales y en el trasporte. Así, se estima que la electricidad pasará de ser un 19% de toda la energía que se consume a un 24% en 2040, o incluso al 31% en el escenario de Desarrollo Sostenible, definido por la IAE[1].
- Proyectos específicos para el despliegue de los vehículos eléctricos, cuya demanda en 2050 llegará a ser hasta el 14% del total de la demanda de electricidad[1]. En previsión, ya se están acometiendo proyectos para una nueva gestión técnica de suministros, basada en nuevos algoritmos, y proyectos para crear hubs de recarga inteligentes. Además, tecnologías implantadas en otros países se extenderán, como el caso de V2G que permite devolver a la red la energía sobrante en las horas de mayor demanda.
- Proyectos para dotar de la necesaria flexibilidad a las redes de distribución, de modo que se consiga una alta penetración de generación renovable intermitente (solar y eólica), conectada a redes de transporte y distribución, sin menoscabo de la calidad y seguridad del servicio.[2] Asimismo, el posible futuro rol de los DSO, y su modelo de coordinación con el TSO, permitirán otros proyectos de gran calado.
- Proyectos tecnológicos en toda la cadena de valor del Hidrógeno Verde, desde la producción con energía eléctrica renovable y una economía circular, el posterior almacenamiento y transporte, hasta los usos finales en industria, movilidad y otros usos residenciales. Proyectos estratégicos como el BH2C o Corredor Vasco de Hidrógeno que responden a una estrategia integral y persiguen la transformación del tejido productivo.
- Proyectos focalizados en seguir expandiendo y haciendo más eficiente la energía eólica y la energía solar, con sistemas de predicción de la generación de la energía y predicción de los fallos cada vez más potentes. De hecho, en 2050, se estima que la capacidad instalada será de 17.000 GW, cubriendo un 62% de las necesidades de electricidad.[3]
- Proyectos para definir e implantar un nuevo marco de seguridad[4], sistemas que ayuden a calcular el VoLL y predecir, minimizar y gestionar los cortes de suministro.
Todos estos proyectos suponen un cambio de paradigma, con nuevos modelos de negocio y servicios, nuevos ecosistemas de agentes, intelligent factories y, además, el empoderamiento de los consumidores que apoyan y eligen aquellas opciones más eficientes energéticamente, para su propio interés y el de la sociedad.
Por parte de Ibermática aportamos la experiencia en tecnologías que ya han demostrado sus beneficios estos años y que ahora son indispensables para abordar estos nuevos proyectos. Ya ninguno concebimos un proyecto de transición energética sin IA, Big Data, IoT, Gemelos Digitales, Robots, Movilidad, Digital UX, servicios Cloud, edge y fog computing, etc. Sin embargo, estamos observando que el uso de estas tecnologías, la velocidad en los resultados o las eficiencias económicas que se conseguirán sí que serán distintas, tanto que parece que estemos hablando de otras tecnologías diferentes a las que estos años ya estamos implantando.
Además, por supuesto, se sumarán a estas tecnologías otras en fase embrionaria y lo más importante: soluciones de mercado ya concretas y competitivas.
[1] DNV GL ENERGY TRANSITION OUTLOOK 2020
[2] FutuRed | Flexibilidad en redes de distribución eléctrica
[3] DNV GL ENERGY TRANSITION OUTLOOK 2020
[4] IEA. Analytical Frameworks for Electricity Security. 2021.