¿Esta España preparada para para cumplir con los retos del Horizonte 2030? ¿Qué papel juega la tecnología en conseguir que dificios/instituciones/ ciudades /industrias/centros de datos más eficientes energéticamente hablando?, ¿Cuáles considera son las tendencias de más relevancia en este ámbito? Las nuevas tecnologías y la innovación son los dos elementos claves para abordar la transformación digital en todos los ámbitos de la economía y la sociedad. Esto parece especialmente claro en el ámbito de la eficiencia energética, donde observamos como nuestros edificios, la gestión de las ciudades, nuestros hogares o el sector de la industria están adoptando tecnologías emergentes que redundan en la automatización y mejora de los servicios de información, de control y de operación, para hacer que toda esta labor sea más eficiente y sostenible.
Hablamos de incorporar sensórica de alta capacidad de transmisión y bajo coste de consumo energético, tecnologías de inteligencia artifical o big data, servicios de plataforma de gestión de los sistemas sectoriales integrados, y de otros elementos que persiguen el objetivo final de alcanzar la máxima eficiencia de los procesos de gestión. La incorporación de tecnología en el ámbito de la gestión energética tiene un enorme potencial.
Los retos inmediatos serán la plena digitalización de las redes de suministro energético y la transición de nuestra industria hacia la llamada “industria 5.0”; extender los servicios de domótica para automatizar y gestionar de forma inteligente los distintos mecanismos y dispositivos de nuestros hogares; la gestión inteligente de las ciudades; y
una mayor apuesta por potenciar el uso de energíasa verdes, como la solar o la eólica.
¿Quién considera está impulsando más la adopción de estas tecnologías: ¿Gobierno, proveedores de tecnología, empresas usuarias…? ¿Cuáles son las principales barreras?
Tanto el sector privado como el sector público deben estar preparados para responder a los retos de esta era de cambios en la que nos encontramos. Pero la misión es distinta para cada uno de ellos.
La prioridad en las administraciones públicas debe ser la de favorecer el proceso a través de la simplificación de procedimientos o la elaboración de normas ágiles. También diseñar instrumentos de financiación o ayudas públicas que impulsen la adopción de tecnologías aplicables a la eficiencia energética, facilitando así su despliegue y adopción generalizada en la sociedad.
Por último, la propia administración, como gran organización y prestadora de servicioso públicos debe ser ejemplo en la adopción de estas tecnologías para la mejora de sus propios procesos. Y el sector privado por otro lado, debe potenciar su actividad de I+D+i y productiva para crear la nueva generación de productos, servicios y tecnologías que demanda este momento de cambio actual. Todo ello con el requisito básico de hacer que sean más cercanos y accesibles, y más seguros en sus potenciales usos.
¿A qué retos se enfrenta el sector tecnológico? ¿Y el sector industrial?
Todos los sectores productivos se van a ver afectados, y beneficiados, por la progresiva digitalización de la economía, pero sin duda, no es posible apalancar actuaciones de mejora de la competitividad de una región sin entener al sector de las Tecnologías de la Información y la Comunicación como sector estratégico y de alto valor añadido. En Andalucía se trata de un sector especialmente relevante en términos de PIB y por su enorme potencial de crecimiento.
Hay que destacar que hoy en día, las TIC están asociadas a prácticamente todos los procesos de innovación y al aumento de la productividad del resto de sectores económicos, estimando la Comisión Europea que contribuye en un 20% al crecimiento de la productividad general de la economía de la Unión Europea.
Por tanto, necesitamos un sector TIC fuerte que actúe como catalizador del crecimiento inteligente, sostenible e integrador de nuestra región. Un claro ejemplo del importante papel que juega este sector en la transición digital es el de la conectividad.
Situaciones recientes como la provocada por la pandemia de COVID-19, han pueto de manifiesto la importancia que supone disponer de una infraestructura de redes y sistemas de telecomunicaciones lo suficientemente preparada y dimensionada para hacer frente a situaciones de crisis. Y en un futuro inmediato, el despliegue de nuevas tecnologías de comunicaciones como el 5G jugará un papel crucial en el desarrollo económico y social de nuestras regiones.
En este sentido, será necesaria la colaboración público-privada para asegurar que no se genere una brecha digital en los territorios, dado que la digitalización puede jugar un papel clave en la modernización del mundo rural con la puesta en marcha de nuevas actividades innovadoras que permitan diversificar la economía, traer nuevas formas de empleo, atraer talento y mejorar la vida de sus habitantes y sin duda, evitar la despoblación.
Un sector TIC potente necesita de profesionales capacitados. En mi opinión, este es el reto más inmediato al que se enfrenta dicho colectivo, dado que la demanda de profesionales cualificados con conocimientos tecnológicos crece a un ritmo por encima del 3% cada año, siendo extraordinariamente difícil de cubrir con el número de graduados que se forman en las universidades españolas.
Vivimos por tanto una auténtica crisis del talento digital, siendo ya incluso un ámbito de disputa entre regiones y empresas a nivel internacional, y es por ello que más que nunca necesitamos políticas de impulso de las vocaciones tecnológicas en nuestro país, que hagan foco especialmente en la atracción de talento femenino hacia este ámbito, donde existe una importante infrarrepresentación de mujeres.
¿Y el sector industrial?
Los beneficios de la digitalización en el ámbito industrial en términos de eficiencia y productividad son evidentes, por ello el reto de la transformación digital ya se empieza a vislumbrar por dicho sector como una necesidad, urgente, más que como una oportunidad.
Pero aunque el reto de la digitalización comienza por el convencimiento y liderazgo de las propias empresas, que son las protagonistas, también es cierto que cada industria debe encontrar su propio camino y elaborar su hoja de ruta en base a su tamañó, necesidades sectoriales, o a los recursos y capacidades con las que cuenta.
Se trata de un proceso complejo donde las empresas encuentran muchos obstáculos, sobre todo entendiendo que nuestro tejido productivo está muy atomizado y cuenta con un altísimo porcentaje de pequeña y mediana empresa. Por este motivo, las asociaciones sectoriales y la administración pública pueden jugar un papel importante como impulsores de este proceso y para que se realice con éxito.
Por parte de la administración andaluza, tenemos claro que la transformación digital de nuestro tejido productivo es una oportunidad para mejorar la competitividad de nuestra economía y por ello llevamos años trabajando en dicho ámbito.
Recientemente hemos elaborado el “II Diagnóstico de Situación de la Industria 4.0 en Andalucía”, cuyos resultados nos permiten conocer, de la mano del propio sector industrial andaluz, cuáles son los principales retos que permitirían acelerar el desarrollo e implantación de la industria 4.0 en Andalucía.
Concretamente se mencionan: el impulso a la inversión, considerada una de las principales barreras; la capacitación de los profesionales de la industria a través de procesos de upskilling o reskiling; el asesoramiento y acopañamiento a la hora de abordar el proceso de transformación digital, que se les antoja complejo; la generación de ecosistemas de innovación entre la industria y el tejido científico-tecnológico; y por último, una mayor agilidad y simplificación en los trámites administrativos.