Por ejemplo, con los contadores inteligentes es posible monitorizar la demanda de energía en tiempo real con una granularidad y precisión que no es posible con una aproximación tradicional. Sin embargo, existe una contrapartida en esta aproximación Smart a los sistemas de producción, y es que se necesita de una gran cantidad de fuentes de información, tanto de los propios sistemas de producción como de los consumidores para poder realizar una verdadera explotación inteligente de la red eléctrica, que permita explotar dichas ventajas.
Ante ello, la tecnología del Internet de las Cosas (IoT), con su potencial de conectar todos los objetos del mundo a través de Internet, destaca por proporcionar una sólida infraestructura para desplegar dichos sistemas de sensores, ya sea en fuentes de producción, sistemas de transporte o consumidor final, lo que permite explotar de manera eficiente el dato, tanto en coste como en capacidad de despliegue, con la ventaja de la existencia de una serie de arquitecturas y protocolos de comunicación IoT que permiten poner en valor este dato de una manera segura y confiable.
Esto proporciona para los productores y operadores de la red una ventaja adicional, relacionada con el fuerte incremento del uso de fuentes de energía renovables, ya sean generalistas como de autoconsumo. Estas fuentes de energía renovable tienen como una de sus características la conformación de micro-redes de producción, que han de integrarse en la red general, y que han provocado la necesidad de contar con sistemas de control de la red más inteligentes, además de con capacidad de trabajo distribuido. Dichos sistemas son posibles en parte a la capacidad proporcionada por los sistemas IoT que dan soporte a la SmartGrid. Sin embargo, esto provoca la aparición de un nuevo requisito en las comunicaciones IoT que dan soporte a la SmartGrid, y es que éstas no sólo han de ser seguras y confiables, sino que tienen que contemplar requisitos de calidad de servicio (QoS) y resiliencia, además de hacer un especial hincapié en la protección del dato.
En este sentido, es necesario tener en cuenta los siguientes criterios de diseño para tener éxito en la implementación de una red SmartGrid:
- La red SmartGrid es crucial para poner en valor el dato que permite hacer un uso más eficiente de los sistemas de distribución y transporte.
- La explotación del dato será tanto más eficiente cuanta mayor sea la fuente de datos, tanto en origen como en transporte y en consumo tengamos en juego, siendo este un punto clave de valor de la IoT.
- Es crucial hacer un buen diseño de la red IoT, incorporando los criterios de seguridad desde el origen, para implantar una arquitectura que no sólo sea resiliente, sino también cibersegura.
- En este sentido, un buen conocimiento de los estándares aplicables es vital para poder hacer este diseño optimizando esfuerzos, costes y rendimiento a la hora de poner en valor el dato.