España es, sin lugar a dudas, una potencia en materia de energías renovables. Actualmente nos situamos entre los diez primeros países del mundo en producción de energías renovables y ocupamos el segundo lugar de la UE en capacidad eólica. Nuestro historial es envidiable y nuestros objetivos son ambiciosos. Pero todo este progreso corre el riesgo de detenerse si nuestra infraestructura energética no puede seguir el ritmo de la generación.
Parte de la infraestructuras está obsoleta y tiene dificultades para satisfacer las necesidades actuales, como consecuencia, más del 80 % de la red ya está saturada. El apagón ibérico fue un oportuno recordatorio de lo que puede suceder cuando las redes se colapsan bajo presión. Aunque aún se están debatiendo las repercusiones exactas, hay una lección clara: necesitamos una mayor visibilidad de los puntos débiles de la red y herramientas más inteligentes para solucionarlos.
Este mayor conocimiento sobre nuestra infraestructura debe llegar rápidamente, y aquí es donde entra en juego la IA. A menudo considerada como la enemiga de la transición ecológica, puede ser precisamente la aliada que necesitamos para identificar los cuellos de botella, liberar capacidad adicional y preparar la red para los retos futuros. En combinación con el modelado digital físico-mecánico utilizado en algunos casos para el levantamiento de los Gemelos Digitales, la IA puede utilizarse para representar virtualmente redes completas con todo detalle. Proporcionando así niveles de detalle antes inalcanzables y que nos permiten analizar el estado, la capacidad y los riesgos de los activos con mayor rapidez y precisión que nunca.
Hacer espacio en la red eléctrica
Cuando hablamos de saturación y colas de conexión a la red, se parte del supuesto de que no hay más capacidad hasta que se construya nueva infraestructura. Sin embargo, estudios realizados en todo el mundo, desde Nueva Gales del Sur en Australia hasta Texas en Estados Unidos, han demostrado que esto no es así.
Normalmente, las utilities de todo el mundo establecen temperaturas máximas de funcionamiento para evitar que las líneas eléctricas se sobrecalientan y, se comben peligrosamente o puedan sufrir y/o provocar algún daño. Sin embargo, estos límites se impusieron en una época en la que la información disponible era limitada, pero ahora conocemos que grandes secciones de la red están infrautilizadas. La IA puede ayudar a descubrir dónde se produce esta infrautilización, indicándonos donde podemos obtener una mayor la capacidad.
Por ejemplo, en el Reino Unido e Irlanda, el modelado digital basado en inteligencia artificial realizado por Neara reveló que tres cuartas partes de la red de distribución de la región podrían transportar más electricidad. Al aplicar la misma tecnología a la red española, podríamos identificar dónde los activos existentes pueden suministrar más energía de forma segura, aumentando la capacidad y permitiéndonos conectar nuevos proyectos renovables mucho más rápido.
Optimización de nuevas construcciones
Por supuesto, seguiremos necesitando nuevas infraestructuras. Cuando sea inevitable construir nuevas líneas de transmisión, el reto consistirá en determinar dónde y cómo optimizar la inversión, garantizando al mismo tiempo que la expansión cause el menor daño social-ambiental posible, reduciendo el impacto en las poblaciones y en el paisaje de la región.
Para construir de forma estratégica, primero necesitamos comprender claramente nuestra infraestructura actual y dónde se necesita capacidad adicional, y posteriormente conocer las rutas óptimas para la construcción de las nuevas líneas. La IA puede proporcionar este nivel de información, y mediante el uso de modelos digitales basados en datos de nuestras redes, podemos identificar con precisión las áreas en las que se puede invertir mejor y dónde las nuevas infraestructuras tendrán un mayor beneficio. No podemos resolver todos los problemas de la red de una sola vez, por lo que es fundamental establecer prioridades. La capacidad de justificar esta toma de decisiones también puede ayudar a respaldar futuras inversiones, dando a los inversores confianza en que la financiación acabará generando beneficios.
Soportando las condiciones climáticas extremas
Si bien es necesario tomar medidas para reforzar nuestra red energética de cara al futuro, los eventos de clima extremo ya están poniendo a prueba las redes españolas. Los fenómenos meteorológicos , como las olas de calor, los incendios forestales, o las inundaciones por lluvias torrenciales en un corto espacio de tiempo, suponen una amenaza real tanto para la seguridad del suministro eléctrico como para la transmisión del mismo.. Proteger la red es fundamental, e históricamente, las empresas de servicios públicos han tenido que tomar medidas con poca o muy información o conocimiento, y normalmente de forma reactiva, pero la IA cambia eso.
Podemos simular fenómenos meteorológicos extremos antes de que se produzcan utilizando modelos digitales con inteligencia artificial. Esto puede ayudar a identificar los activos más vulnerables, priorizar las reparaciones y gestionar la vegetación para reducir el riesgo, minimizando así los cortes de suministro. Si se producen parones dentro del suministro eléctrico, estos modelos digitales pueden proporcionar una hoja de ruta para ayudar a restablecerlo más rápidamente y permitir medios dinámicos de redireccionamiento de la energía para mantener en funcionamiento los servicios esenciales, en lugares tan críticos como los hospitales o los centros de control de otras infraestructuras vitales
Lo hemos visto en acción durante unas inundaciones récord en Australia, dónde Endeavour Energy utilizó la IA y el modelado digital de Neara para simular virtualmente la tormenta. Esto les permitió predecir y desconectar las zonas de la red con mayor riesgo y restablecer el suministro eléctrico más rápidamente una vez que las inundaciones remitieron, lo que supuso un ahorro de unas 300 horas de inspección manual.
A medida que España sigue avanzando hacia el objetivo de cero emisiones netas, la red eléctrica se convierte en nuestro mayor obstáculo. Aumentar la resiliencia de la red, optimizar la capacidad y asignar estratégicamente las inversiones serán factores cruciales para garantizar un futuro energético seguro y ecológico. La inteligencia artificial tiene un papel fundamental que desempeñar para ayudarnos a lograrlo.





