De la mano de unos clientes cada vez más concienciados con el desarrollo sostenible, el medio ambiente y la procedencia de productos y servicios, las empresas están actualizando sus planes, utilizando la sostenibilidad como eje transformador de su cultura y sus actividades, siendo en muchos casos un eje de diferenciación claro dentro de los mercados en los que operan. En Google llevamos años trabajando estos conceptos y hoy nuestros objetivos son claros.
Por un lado, diseñar herramientas a nivel global que nos ayuden a conseguir una clara reducción de las emisiones de carbono. Las pequeñas acciones individuales, cuando se realizan en masa pueden tener un gran impacto. En este aspecto veremos proyectos como el de la optimización del uso de semáforos de tráfico mediante la Inteligencia Artificial, cómo Google Maps nos permitirá elegir la ruta óptima que menos emisiones produce, o cómo Google Flights ya nos informa de las emisiones de carbono por cada asiento de un avión. Todo ello para poder optar como consumidores a servicios donde el componente sostenible tenga cada vez más importancia.
Por otro lado, en Google queremos recalcar nuestro compromiso de operar todos nuestros centros de datos y campus de oficinas en un entorno 100% libre de emisiones de carbono en todo el mundo para el año 2030.
En el terreno que nos ocupa, estrategias como el uso masivo de servicios de computación en la nube nos permiten un uso más eficiente de los recursos dado que estos pueden crecer y decrecer a demanda siendo utilizados en la medida que se necesitan y solo durante el tiempo en que son necesarios.
Este tipo de servicios funcionan sobre grandes centros de datos distribuidos por todo el planeta. Al concentrar los recursos de cómputo en estos centros es más sencillo diseñarlos y operarlos para optimizar el uso de la energía que necesitan. Hoy ya disponemos de algunas regiones con centros de datos en los operamos con energía libre de emisiones de carbono más de un 90% del tiempo. Tal es el caso de nuestros centros de datos en Finlandia, Dinamarca, Oregón, Oklahoma y Iowa.
Las empresas que utilizan servicios de computación en la nube están ante una oportunidad sin precedentes para poder optimizar la cantidad de energía que dedican a sus servicios de cómputo. Las nuevas arquitecturas cloud-ready evitan la compra masiva de hardware, muchas veces sobredimensionado, y las aplicaciones que utilizan este tipo de arquitecturas al ser flexibles, escalables y resilientes, son, por tanto más eficientes en el uso de la energía que necesitan puesto que crecerán y decrecerán en base a la demanda que reciben en cada momento.
Este tipo de arquitecturas tienen en la nube pública su mejor aliado y con las herramientas adecuadas, además de optimizar el despliegue y uso posterior, optimizaremos, además, su coste.
Para poder llegar a este punto merecen una mención especial los servicios de automatización de provisión de sistemas, ya sean propietarios o herramientas de software libre, gratuitos o de pago. Este tipo de herramientas nos permiten modelar el despliegue de toda una infraestructura de servidores, almacenamiento, bases de datos, configuración de comunicaciones, seguridad, etc., en distintos entornos de nube de manera que podemos desplegar en cuestión minutos lo que antes llevaba días o semanas. Esto significa menor tiempo de provisión, menor tiempo de espera, menos errores y por tanto mejor eficiencia de los recursos energéticos de manera global.
En línea con la firme creencia de que las pequeñas acciones cuando se realizan a gran escala pueden llegar a tener un impacto global, hoy disponemos de productos desarrollados por Google Cloud como Cloud Region Picker o Cloud Active Assist que están ayudando a las empresas a sumar en sus estrategias de sostenibilidad.
Google Cloud Region Picker (https://cloud.withgoogle.com/region-picker/) nos permite seleccionar la región con menor huella de carbono para desplegar nuestros servicios en Google Cloud en base a nuestras prioridades de negocio, así como el origen del tráfico de red y nuestras necesidades de latencia y el coste.
La lista de regiones de Google Cloud recomendadas va cambiando dinámicamente en función de las prioridades seleccionadas, mostrando una lista ordenada según los valores elegidos por los usuarios. Los diferentes tipos de cargas de trabajo y entornos de trabajo tienen diferentes requisitos de latencia, rendimiento y coste, por lo que es muy recomendado priorizarlas según las necesidades. Según nuestros estudios, las cargas de trabajo de producción que sirven el tráfico a los clientes, tienden a dar prioridad a la latencia como principal requisito; los sistemas internos, así como RR.HH. o sistemas de facturación priorizan el rendimiento y la residencia de los datos como elementos prioritarios; sin embargo, las cargas de trabajo que requieren de un alto rendimiento, así como trabajos en batch o de entrenamiento de Machine Learning, o las copias de seguridad y entornos de DR, o entornos de Test y QA, tienden a priorizar las emisiones de carbono y el coste como característica principal más que cualquier otro factor.
Por otro lado, Cloud Active Assist es el nombre que reciben un conjunto de recomendaciones para optimizar el uso que hacemos de los servicios dentro de la nube de Google, mejorando de esta forma el uso de los recursos, la seguridad y el coste. Active Assist utiliza algoritmos de Machine Learning para predecir y recomendar a cada cliente cómo utilizar los recursos de la mejor manera posible en cada uno de sus proyectos..
Algunas recomendaciones incluyen, pero no están limitadas a: cambios de plataforma o tipo de máquina, cambios en el número de CPUs o la cantidad de memoria asignada, horarios de encendido/apagado, recomendaciones de seguridad, reserva de recursos de cómputo para reducir los costes, etc.
Recientemente hemos anunciado Sustainability Active Assist, un recomendador que monitorea el uso activo de proyectos y recursos de cómputo, y que asocia el uso de los recursos no utilizados con la cantidad de carbono que reduciríamos si los apagaramos por completo.
Es gracias a la flexibilidad, a la automatización de los servicios gestionados y a la Inteligencia Artificial de la nube de Google, que tenemos la posibilidad de diseñar sistemas mucho más eficientes desde una perspectiva tanto técnica como ecológica. Aunque desde una mirada más lejana el efecto que nuestros sistemas y aplicaciones puedan tener sobre el cambio climático puedan parecer insignificantes, son las pequeñas acciones las que configuran el mundo, y es por eso que en Google Cloud queremos proporcionar a nuestros clientes todas las herramientas necesarias para que puedan hacer un uso más eficiente, inteligente y sostenible de sus servicios.