¿Está España preparada para para cumplir con los retos del Horizonte 2030?
Los retos del Plan Energético Nacional (PNIEC) a 2030 son ambiciosos pero realizables si el sector público, el privado y los consumidores finales de energía nos comprometemos firmemente a ello. Si en esta nueva realidad post CoVid-19, todos apostamos por un modelo energético más verde, eficiente y limpio, tendremos éxito en esta tarea. En España, el impulso a la transición energética deben liderarlo las propias empresas y los consumidores, lógicamente con el apoyo de todas las administraciones, que deben garantizar una regulación robusta, sencilla y estable.
Sirva como ejemplo que desde el mes de marzo de 2020, el Gobierno de España ha dispuesto diversas normas y consultas públicas para comenzar a desarrollar el PNIEC, incluyendo 700 millones de euros para instalaciones renovables innovadoras, rehabilitación de edificios y movilidad sostenible, tres de las principales líneas de actuación del proceso de transición energética.
¿Qué papel juega la tecnología en conseguir que edificios/instituciones/ciudades/industrias/centros de datos más eficientes energéticamente hablando? ¿Cuáles considera son las tendencias de más relevancia en este ámbito?
En las diferentes áreas de consumo energético estamos viviendo una verdadera revolución tecnológica de manera casi constante. Y no sólo a nivel técnico y de diseño, sino a nivel legal y normativo, a nivel de mercado con nuevos productos o en las formas de gestión de dichas tecnologías. Nuestros equipos han de estar a la última en gestión del dato, ya sean de frío industrial, los CPDs, o de iluminación, por poner ejemplos.
La tendencia más relevante en este ámbito, por su rapidez de implantación y su impacto, es la digitalización. Y lo estamos viendo desde más diversas perspectivas, por ejemplo, desde la manera que tenemos de detectar mejoras en eficiencia energética, a la aplicación de métodos de cálculo o la implantación de formas de gestión energética de las instalaciones. La digitalización está permitiendo mejorar en muy poco tiempo la forma de gestionar grandes instalaciones industriales al generar gran cantidad de datos que aprovechamos a través de tecnologías de machine learning o análisis Big Data.
¿Estamos hoy en un momento clave para la transición energética? ¿Qué papel juegan las compañías energéticas tradicionales en esa transición energética?
La emergencia climática, junto con la conciencia ambiental y el desplazamiento hacia un modelo de economía circular, cobran un papel protagonista en este entorno de recuperación post Covid-19. Las empresas energéticas son pieza fundamental para aterrizar en proyectos concretos el compromiso con la sostenibilidad ya previamente adquirido por las autoridades, las corporaciones y la sociedad civil
Desde ENGIE, prevemos una electrificación de la economía ligada a las necesidades de descarbonización. La nueva demanda estará además más digitalizada, y habrá una clara tendencia hacia una generación cada vez más descentralizada en torno a soluciones de autoconsumo. Esto hará evolucionar el sistema que conocemos actualmente, donde solo las grandes centrales de generación pueden responder a las necesidades del sistema; hacia una nueva realidad donde tanto esas centrales de generación como los propios consumidores, de manera agrupada, podrán prestar servicios de balance al sistema
¿A qué retos se enfrenta el sector tecnológico? ¿Y el sector industrial?
La pandemia del Covid-19 ha provocado que se invierta la pirámide de prioridades de los consumidores: la seguridad y la salud de las personas son ahora la prioridad número uno y todas las decisiones estratégicas girarán en torno a este ámbito. Es por ello por lo que todos los sectores han tenido que adaptarse a nueva conciencia social, donde la digitalización y la preocupación sobre el medio ambiente y la sostenibilidad, son cruciales. Todo ello significa que se debe impulsar mucho más la digitalización y la descarbonización, temas en los que ENGIE es líder global.
Lo primero que se divisa en el horizonte en el sector tecnológico es la superdigitalización impulsada por el teletrabajo. Tras el levantamiento parcial o total de los confinamientos pasaremos más tiempo en el hogar (por obligación o convicción). Este tiempo será suficiente para adquirir nuevos hábitos que se van a ver reforzados por una serie de macrotendencias sociales y soluciones técnicas que ya estaban con nosotros.
¿Qué acciones desarrolladas recientemente por su organización considera más relevantes en materia de Eficiencia Energética? ¿Qué papel han tenido las TIC? ¿Cuáles considera son las tendencias de más relevancia en este ámbito?
Desde ENGIE ya estamos desarrollando proyectos pioneros e innovadores de gestión energética remota mediante la implementación de equipos en las instalaciones del cliente. Esto nos permite posteriormente desarrollar proyectos Asset based, donde somos capaces de invertir en las tecnologías industriales más relevantes en todos los ámbitos: desde la gestión inteligente del frío industrial o los grandes sistemas productivos, las redes de calor y frío, el hidrógeno, la implantación de tecnologías para favorecer la movilidad eléctrica o el desarrollo de proyectos de energías renovables. Siempre intentamos que nuestros proyectos se engloben en un marco a 10 o 15 años en el que diseñamos un plan a medida para descarbonizar el proceso productivo de nuestro cliente, teniendo en cuenta los escenarios de precios, la normativa actual, los mercados de carbono y por supuesto, las mejores tecnologías disponibles.
Las TIC son la base para la gestión continua de todos estos activos, la obtención de datos y el posterior análisis de éstos. Necesitamos medir en todo momento, para conocer con detalle qué está funcionando bien y qué necesita un reajuste. Y lo hacemos en tiempo real, para asegurar un buen servicio al cliente, mediante nuestro Centro de Control.
Las principales tendencias en este ámbito son aquellas que se enfocan en la gestión inteligente de las máquinas adaptadas a las condiciones del entorno -precios, normativa, producción…- en todo momento. Y para ello necesitamos máquinas que “hablen” entre sí, a través de tecnologías de Internet de las Cosas con otras máquinas a través de sistemas seguros y rápidos, en aras de una mayor eficiencia.