¿Quién considera está impulsando más la adopción de estas tecnologías: ¿Gobierno, proveedores de tecnología, empresas usuarias…? ¿Cuáles son las principales barreras?
La Transformación Digital trae una revolución y globalización tecnológica donde más que un ente único o principal impulsor, hay un ecosistema de colaboración como un claro motor de implementación y expansión de la tecnología.
En Repsol, cuando pusimos en marcha nuestro Programa Digital, en el año 2017, vimos la necesidad de colaborar con otras organizaciones para garantizar su éxito. Así, hemos desarrollado un ecosistema de talento y conocimiento digital con más de 60 socios tecnológicos, que nos están ayudando a alcanzar nuestras metas.
Entre ellos, tenemos grandes socios estratégicos como por ejemplo Microsoft o Salesforce, con los que hemos establecido una sólida cooperación a largo plazo para desarrollar nuestras capacidades en tecnologías clave y de aplicación transversal a toda nuestra organización; otros socios relevantes como grandes proveedores, y también extendemos nuestro ecosistema de colaboración a otros colaboradores de menor envergadura pero con capacidades específicas en entornos muy especializados, talento y know-how.
Contamos con varias iniciativas de apoyo al emprendimiento e innovación abierta en el ámbito de las nuevas tecnologías, como el Fondo de Emprendedores de Fundación Repsol, que es nuestra aceleradora de startups de soluciones tecnológicas para afrontar los retos de la transición energética; y el fondo Repsol Corporate Venturing, un fondo estratégico impulsado por nuestro centro de I+D+i, el Repsol Tech Lab, para invertir en startups que desarrollan tecnologías disruptivas y modelos de negocio innovadores, siendo uno de los tres campos tecnológicos de inversión el de las tecnologías digitales.
También colaboramos con numerosos consorcios como Alastria, INATBA o el OOC Oil & Gas Blockchain Consortium. Y otro ejemplo de la importancia de generar ecosistemas de colaboración e innovación lo encontramos en IndesIA. Hace más de un año, varias empresas del sector industrial, entre ellas Repsol, nos planteamos si la trayectoria y experiencia que llevamos acumulada en el ámbito de la digitalización y, concretamente, en nuestros avances en cuanto a implantar una cultura data driven en nuestras organizaciones podría servir a otras empresas si la compartíamos. Y así surgió IndesIA, un proyecto tractor para impulsar el uso de los datos y la Inteligencia Artificial en toda la cadena de valor del sector industrial, con una clara propuesta de valor para cada uno de los participantes en el mismo.
Otra muestra más de que apostamos por la colaboración público-privada es que formamos parte del clúster de Transformación Digital de la Comunidad de Madrid. Repsol es una de las 17 empresas e instituciones líderes en transformación digital seleccionadas por la Administración autonómica para crear este nuevo espacio de innovación en el Corredor del Henares, en el que además de contribuir a la digitalización de las pymes, se buscan nuevas oportunidades para mejorar la relación con el ciudadano.
¿Considera estratégica la necesidad de reducir el consumo energético entre las empresas del sector industrial? ¿Entra en sus planes estratégicos acciones para mejorar la Eficiencia Energética?
Creo que inevitablemente cualquier referencia a reducir el consumo energético pasa por tener que remitirnos al contexto actual. En Europa tenemos una fuerte dependencia del gas ruso y el conflicto bélico de Ucrania está poniendo de manifiesto serios problemas de seguridad de suministro. Desde el punto de vista energético y alzando la vista hacia el invierno, la situación se perfila como preocupante.
Creo que ahora más que nunca, todos y como sociedad tenemos que hacer un esfuerzo para reducir consumos, acompañándolo de una intensificación de la generación renovable. Por parte de la Unión Europea (UE) hay un plan de prevención entre cuyas medidas, se incluye reducir el consumo de gas en los hogares para garantizar el suministro de gas durante el invierno.
Los 27 países miembros de la UE han aceptado esta medida para reducir voluntariamente el consumo del gas un 15%. Pero en España, Portugal y Grecia se ha hecho una excepción y han aceptado reducir el consumo entre un 7 y un 8%. Esta medida comenzó el 1 de agosto de este año y se extenderá hasta el 31 de marzo de 2023.
Por supuesto que la eficiencia energética tiene un papel crucial para conseguir reducir el consumo de energía sin que ello conlleve perder prestaciones y confort. Además, es una de las vías con mayor potencial para mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero y uno de los pilares fundamentales sobre los que en Repsol nos apoyamos para transformar nuestra industria haciéndola más sostenible.
Contamos con una estrategia de descarbonización que incluye todas las tecnologías disponibles, sin olvidar a las llamadas tecnologías disruptivas, y entre cuyos ejes de trabajo destacan precisamente la eficiencia energética, además la generación y el autoconsumo de electricidad renovable, el hidrógeno renovable, las soluciones de economía circular y los combustibles renovables o de baja huella de carbono.
Dentro de nuestro objetivo de alcanzar las cero emisiones netas en 2050 está la integración de energías renovables en nuestros procesos y la implementación de sistemas y herramientas que mejoren la eficiencia de las instalaciones industriales.
De este modo, lograremos hacer nuestros procesos más eficientes y nuestra actividad menos intensiva en carbono. Estamos evolucionando nuestros complejos industriales para transformarlos en polos multienergéticos, capaces de generar productos de baja, nula o incluso negativa huella de carbono y de impulsar nuevos modelos de negocio basados en la digitalización y la tecnología.
A través de nuestro Programa Digital, con cinco años de trayectoria y que tiene a la sostenibilidad como eje clave, trabajamos para implantar soluciones de eficiencia energética y hemos desarrollado iniciativas digitales en nuestras plantas industriales y de producción.
En nuestros activos industriales, combinando modelos rigurosos físicos tradicionales con avanzadas soluciones de machine learning somos capaces de identificar de manera predictiva desviaciones e ineficiencias en los consumos energéticos de las plantas y proponer acciones para evitarlas.
Un claro ejemplo lo tenemos dentro de las iniciativas que denominamos Smart Energy, donde concretamente hemos desarrollado optimizadores predictivos para que los sistemas de energía pronostiquen la mejor opción entre el hidrógeno, gas y vapor durante la operación. Calculamos que Smart Energy nos supondrá una reducción de 20000t/añoCO2 hasta 2030, y a partir de entonces la estimación sube a 50000t/año.
Otro ejemplo lo encontramos en nuestras Estaciones de Servicio. Nuestro modelo de Estaciones de Servicio también ha evolucionado, siendo más sostenible. Recogemos miles de datos en tiempo real de nuestro servicio de lavado, de los surtidores… y en las tiendas, la luz, la refrigeración, que son analizados y gestionados mediante algoritmos permitiéndonos ser más eficientes energéticamente.
En Repsol, uno de los ejes principales de nuestra transformación digital es nuestra apuesta por Cloud, de hecho, en este momento ya hemos migrado el 75% de nuestras infraestructuras. Y hago referencia a ello porque Cloud reduce la huella de carbono: la nube es más eficiente gracias a su gran escala y su capacidad de optimización de refrigeración. Además, toda la electricidad usada por la nube principal de Repsol (Azure) proviene de fuentes renovables. Aquí tenemos otro ejemplo claro de eficiencia energética.
En definitiva, en Repsol, somos conscientes de que tenemos que continuar apostando por la eficiencia energética y porque todos nuestros procesos supongan un menor consumo de energía y también, evidentemente, de menos emisiones de CO2 y, por tanto, seguir nuestro camino hacia la descarbonización.
¿Estamos hoy en un momento clave para la transición energética? ¿Qué papel considera juegan las compañías energéticas en esta transición energética?
Para responder a la primera cuestión me viene a la cabeza una intervención reciente de nuestro CEO, Josu Jon Imaz, en la que mencionaba la necesidad de replantear la transición energética. La transición energética es precisamente esto, una transición y no una revolución.
Es importantísimo tener presente que hay que garantizar la seguridad de suministro y para ello los combustibles fósiles van a seguir formando parte del mix energético.
Creo que el éxito de esta transición va más allá de la descarbonización y del impulso de las energías renovables, pasa por incluir a toda la sociedad y además garantizando que nadie se quede atrás. Para ello va a ser clave trabajar de la mano con el sector público para que podamos contar con un marco regulatorio que facilite este camino y que garantice la neutralidad tecnológica y fortalezca el tejido industrial, la competitividad de la economía, garantizando el empleo de calidad.
Si queremos alcanzar la neutralidad climática, entonces tendremos que incluir como parte de la solución todas las tecnologías que contribuyan, tanto a evitar emisiones de CO2 como a retirarlo de la atmósfera. La realidad es que necesitamos todas las fuentes de energía y si recurrimos a razones ideológicas para poner el freno a algunas tendrá como resultado el empobrecimiento de los consumidores y un impacto negativo en la actividad industrial. La clave: apostar por todas las tecnologías que tengamos a nuestro alcance.
En Repsol, la transición energética es parte esencial de nuestra agenda estratégica desde hace tiempo. Ambicionamos a tener un papel relevante liderando esta transición. De hecho, fuimos la primera compañía en nuestro sector en apoyar el protocolo de Kyoto y, en diciembre de 2019, anunciamos públicamente nuestro compromiso para ser una compañía cero emisiones netas en 2050.
Estamos totalmente alineados con los objetivos establecidos en el Acuerdo de París sobre cambio climático y cuando a finales de 2020 presentamos nuestro plan estratégico 2021-2025, se evidenció que estaba centrado en una aceleración de la transición energética en el que quedaba establecida nuestra hoja de ruta para cumplir con nuestros objetivos de descarbonización, satisfaciendo a la vez la demanda de la sociedad con una oferta multienergía. Nos fijamos metas intermedias muy ambiciosas de reducción de emisiones que posteriormente hemos revisado elevando aún más nuestros objetivos.
En el Low Carbon Day de octubre de 2021 (jornada anual que en Repsol dedicamos a la transición energética), nuestro CEO anunció un aumento de los objetivos intermedios de descarbonización. La disminución de la intensidad de carbono del 15% para 2025, del 28% para 2030 y del 55% para 2040, frente al 12%, 25% y 50%, respectivamente, fijados en el Plan Estratégico.
En Repsol tenemos claro que la eficiencia energética, los procesos de economía circular, el hidrógeno renovable y la captura y uso de CO2 son pilares fundamentales en este camino hacia las cero emisiones. La digitalización y la innovación también jugarán un papel esencial en lo que respecta al desarrollo de nuevas soluciones y mejora de procesos, y claramente contribuirán a acelerar la transición energética.
¿Cuál ha sido su papel en este ámbito? ¿En su organización hay más implicados en estos temas (CIO, CINO, COO, CEO…)?
En mi caso lidero el área de Tecnologías de la Información y Digitalización y, por tanto, respondo a esta pregunta desde mi posición de CIO/CDO.
El Programa Digital de Repsol ya se identificó como una palanca estratégica para la compañía cuando se puso en marcha en 2017. Nuestro nuevo Plan Estratégico 2021-2025, reforzó nuestra ambición digital dentro de todos los negocios de Repsol y reafirmó que la digitalización es esencial para conseguir el importante proceso de transformación que está afrontando Repsol en el marco de la transición energética, la descarbonización y la sostenibilidad.
Por eso, el Programa Digital se concibió desde el primer momento como transversal en toda la compañía, a toda la cadena de valor de Repsol, involucrando a todas las áreas de la organización, y desde el primer momento ha contado con el apoyo de la alta dirección. Además, se adquirió el compromiso de medición de impactos para el despliegue de iniciativas digitales tomando cualquier decisión de inversión en base a criterios de rentabilidad. El éxito de esta transformación ha sido posible gracias al diseño de modelo operativo en el que se empodera a los negocios que son los que lideran su digitalización.
Como CIO&CDO de Repsol, mi papel es seguir dando continuidad al proceso de transformación digital en el que estamos inmersos, asegurando esa transversalidad y actuando como un habilitador estratégico para nuestros negocios, que son los verdaderos protagonistas. Nosotros ponemos la tecnología al servicio de nuestros negocios y ellos son los que están al mando de sus iniciativas digitales.
Cuando iniciamos el Programa Digital en Repsol, teníamos muy claro que necesitábamos todo el talento posible para que fuera un éxito y quisimos conformar un equipo de profesionales altamente cualificados e integrados a lo largo de todas las áreas de la compañía. Todos ellos forman parte de distintos grupos expertos y con un alto conocimiento en las tecnologías más disruptivas y de última generación. Sus capacidades y su trabajo son vitales y muy valiosas para nuestra transformación a través de la digitalización. Nos proporcionan numerosos recursos, apoyo en el desarrollo de iniciativas digitales y plataformas transversales, y promueven el uso y la adopción de estas tecnologías en toda la compañía.
En definitiva, tenemos muy claro que las personas son las que impulsan los cambios, y es allí donde tenemos el reto, en las personas, porque la tecnología por sí sola no tiene sentido sin ellas. Por eso estoy plenamente convencido de que una de las máximas de cualquier organización debe ser la capacitación de sus profesionales en competencias digitales. Los empleados son quienes conocen los procesos de sus áreas de negocio y quienes están en disposición de evaluar si una determinada tecnología puede o no mejorar un proceso haciéndolo más sostenible. Es crucial desarrollar programas de formación al respecto. En este sentido, en Repsol hemos impulsado iniciativas que fomentan la formación de los empleados en tecnologías digitales. Una de las más relevantes es nuestra Data School, una escuela corporativa del dato para formar a nuestros empleados en la cultura data.
¿Considera que ha mejorado la posición competitiva de su organización con la implantación de TICs?
Sin ninguna duda, en Repsol la digitalización está contribuyendo a que seamos más eficientes, a tomar decisiones basadas en datos y a interactuar y a conocer de una manera más cercana con nuestros clientes y empleados, existiendo múltiples ejemplos de iniciativas digitales que permiten fortalecer nuestra posición competitiva e impulsar la transición energética y la sostenibilidad.
Nuestra estrategia desde el primer momento ha sido lanzar iniciativas digitales muy focalizadas en obtener resultados tangibles que nos permitieron, cerrar el año 2020 con más de 300 millones de euros de impacto económico recurrente y cerca de 600 millones en 2021. Para este año, el objetivo es 800 millones de euros de impacto económico recurrente desde 2017, año en el que arrancó nuestro Programa Digital.
Igualmente, importantes son nuestros resultados en materia de sostenibilidad. De las más de 400 iniciativas digitales que tenemos en marcha, cerca del 60% tienen un impacto positivo en términos de sostenibilidad y alrededor del 20% reducen nuestras emisiones de CO2, con más de 44 kilotoneladas de reducción, y está siendo posible gracias a la digitalización.
Otro aspecto sobre el que quiero incidir es cómo la digitalización está siendo clave para entender mejor a nuestros clientes y sus necesidades. Cada vez demandan más poder formar parte activa y contribuir a la descarbonización y nuestro reto es reinventar el modo en el que nuestros clientes se relacionan con todas las energías. Por eso hemos desarrollado herramientas y productos digitales que los acompañen en la transición energética. Dos ejemplos de ello son nuestra app Vivit, que es una solución que les permite optimizar el consumo energético en sus hogares, y Solmatch, un modelo energético pionero de autoconsumo compartido, 100% sostenible, basado en la generación distribuida que está formado por distintas comunidades solares que generan electricidad local y renovable en núcleos urbanos. En Waylet, nuestra aplicación desarrollada para nuestros clientes de las estaciones de servicio, hemos incluido una función para darles la posibilidad de que compensen las emisiones de CO2 del consumo del carburante que repostan.
Como prueba del éxito del Programa Digital de Repsol, se han registrado más de 160 publicaciones de reconocidas instituciones y organismos que lo citan como ejemplo. Es el caso de la prestigiosa revista MIT Sloan Management, en su informe en el Informe ‘Expanding AI’s Impact with Organizational Learning’, que nos ha reconocido como una de las compañías que estamos siendo capaces de sacar realmente el valor al dato y a la inteligencia artificial. También Microsoft en su informe internacional «Sustainability. Good for Business», nos reconoce como una de las compañías energéticas pioneras en la aplicación de tecnología para avanzar en la transición energética, o el Informe Bloomberg NEF donde se apunta que tenemos uno los programas digitales más relevantes del sector energético.
Este es un éxito compartido por toda la compañía gracias al compromiso de las más de 1.200 personas que participan en el Programa Digital, que han implementado todos nuestros negocios a lo largo de la cadena de valor, en 4 continentes, en más de 20 países en los que estamos presentes.
La digitalización es y seguirá siendo uno de nuestros pilares estratégicos para incrementar la rentabilidad, la resiliencia y la capacidad generadora de caja de nuestros negocios. En este momento, como he comentado anteriormente, estamos a punto de alcanzar el horizonte de cinco años de nuestra primera fase del Programa Digital, pero hemos asegurado su continuidad en el tiempo mediante una segunda fase que cubrirá el periodo 2023-2025.