¿Está España preparada para para cumplir con los retos del Horizonte 2030?
Desde el prisma de la ciencia y la innovación, puede decirse que España cuenta con las cualidades y los medios para abordar con éxito el Horizonte 2030. Este horizonte puede analizarse desde algunos de los ejes que estructuran la Agenda 2030 de la Organización de Naciones Unidas: personas, planeta, prosperidad y alianzas.
En lo que al eje personas se refiere, España cuenta con una plantilla de investigadores e innovadores reconocidos internacionalmente. Investigadores que, tras la reforma de la Ley de la Ciencia, Tecnología e Innovación recientemente aprobada, cuentan con un marco laboral estable y medidas en favor de la igualdad de género. En el sector energético, el horizonte 2030 se encamina hacia las metas de sostenibilidad que orbitan el eje “planeta” de la Agenda 2030. No son pocos los retos que habrá que sortear para alcanzar una energía limpia y no contaminante como indica el ODS 7 o llegar a los objetivos del Marco 2030 de la Unión Europea. No obstante, pensemos que España es una potencia mundial en energía eólica instalada o que dispone de varias de las mayores plantas solares del mundo (Puerto Llano y Olmedilla). Pensemos también en el nuevo marco legal y de planificación del que se ha dotado en los últimos años para el escenario energético de 2030, integrado por la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, el PERTE de Energías renovables o la Estrategia de Transición Justa. En este escenario, la innovación está llamada a actuar de palanca para acelerar la consecución de resultados y sortear los obstáculos. Desde el CDTI somos plenamente conscientes de ello y son varias las actuaciones encaminadas a alcanzar los objetivos: la Misión “Reforzar capacidades tecnológicas para la autonomía energética segura y sostenible (fusión, hidrógeno y renovables)” o el Programa Tecnológico de Automoción Sostenible, hacia el hidrógeno y el vehículo eléctrico son algunos ejemplos.
La innovación, además, está llamada a jugar un papel decisivo en el eje de la prosperidad y es crítica para mejorar la capacidad de respuesta de España ante grandes retos. Contamos con un entorno favorable a la innovación, con incentivos fiscales para las empresas, un entorno seguro de defensa de la propiedad intelectual y, ahora, un marco legislativo que, tras la reforma de la Ley de la Ciencia, Tecnología e Innovación, blinda una financiación pública estable y creciente.
Sin duda, los retos del Horizonte 2030 requerirán de alianzas. Alianzas a través de la colaboración público-privada que hoy encuentra instrumentos como los PERTE; alianzas que se hacen realidad en el círculo virtuoso que supone la transferencia del conocimiento, que pone los resultados de la investigación al servicio de los principales agentes del sector energético.
¿Qué papel juega la tecnología en conseguir que edificios / instituciones / ciudades / industrias / centros de datos más eficientes energéticamente hablando?, ¿Cuáles considera son las tendencias de más relevancia en este ámbito?
La tecnología está llamada a convertirse en catalizadora de la eficiencia energética. El gran volumen de datos que se recopilan, almacenan y analizan permiten diagnosticar los problemas de eficiencia con precisión y ofrecer soluciones innovadoras; pero también suponen un gasto energético excepcional. Se calcula que la cantidad global de datos que se almacenarán en 2025 habrán crecido un 530% respecto de los de 2018; sólo el almacenamiento, transmisión y la computación necesarios requieren un gasto energético extraordinario y a su vez serán necesarios para mejorar la eficiencia, la estabilización de la red eléctrica y el control en un sistema de generación distribuida basado en renovables.
Así, el rol de acelerador de la tecnología digital será tangible si ésta se integra a los procesos de generación y almacenamiento energético. También al diseño, organización y funcionamiento de las organizaciones, llamadas a ser más accesibles, seguras y sostenibles. Esta aplicación e integración de la tecnología se hace patente en las nuevas tendencias, latentes en conceptos como la Industria 4.0, las comunidades de energías o la movilidad sostenible.
En este sentido, la actividad de fomento del sector público será esencial a través del impulso a proyectos innovadores ya sea desde las convocatorias del Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (por ejemplo, los programas de rehabilitación energética) o la financiación de proyectos innovadores desde entidades como el CDTI.
Quién considera está impulsando más la adopción de estas tecnologías: ¿Gobierno, proveedores de tecnología, empresas usuarias…? ¿Cuáles son las principales barreras?
La doble transición energética y digital supone un cambio estructural de nuestra economía y sociedad que sólo puede abordarse a través de la colaboración de todos los agentes implicados en el sector: sector público con la estela trazada por la Unión Europea, empresas, Centros Tecnológicos, Centros de investigación etc.
Desde el sector público tratamos de favorecer este ecosistema de colaboración a través de iniciativas como el Programa Cervera, Innvierte o Neotec del CDTI, además del impulso de sandboxes regulatorios o la puesta en marcha de nuevos instrumentos de colaboración ya mencionados, los PERTE, que vienen a sumarse a otras herramientas de colaboración ya existentes. Asimismo, el sector público se debe convertir en un tractor de innovación a través de estrategias de Compra pública de innovación de nuevas soluciones provistas por los proveedores de productos y servicios novedosos.
Las barreras que deben sortearse desde la colaboración vienen marcadas por la coyuntura, ya sea la crisis energética o la crisis de las materias primas. También por la propia naturaleza de la nueva generación de tecnologías o Deep Tech, como son sus elevados costes y los riesgos inherentes a las mismas.
¿A qué retos se enfrenta el sector tecnológico? ¿Y el sector industrial?
Ambos sectores se enfrentan en la actualidad a retos similares e interrelacionados. Estos retos son, por una parte, de carácter coyuntural, ligados a las fluctuaciones del ciclo económico y las vicisitudes que acontecen en cada momento. Actualmente, la crisis de materias primas y la crisis energética son factores determinantes.
Asimismo, ambos sectores deben afrontar el reto de la autonomía estratégica. Así lo demostró la crisis de la covid-19 en el caso de la industria y así parece apuntarlo el surgimiento de nuevos términos y metas como son la “soberanía digital”. Asimismo, sector industrial y tecnológico están llamados a crear sinergias, es necesario que la industria integre el valor añadido que aporta la tecnología y, esta última, impulse al sector secundario hacia la Industria 4.0, incluyendo criterios avanzados de sostenibilidad.
En este sentido, el papel del Estado será crucial para internalizar los fallos de mercado, pero también para asumir un rol proactivo, de dinamizador de la innovación que haga converger ambos sectores.
¿Cómo le gustaría ver a España, energéticamente hablando, en el año 2030?
Me gustaría ver a España, indisociable ya del futuro energético europeo, dotada de autonomía estratégica y con un panel energético integrado por fuentes renovables en las que tiene ventaja competitiva (energía solar o eólica) y que lidere la senda hacia la eficiencia energética.
Sobre todo, una España que siga trazando metas cada vez más ambiciosas, más allá del Horizonte 2030, que siga apostando por la relación sinérgica entre la energía, la innovación, el desarrollo tecnológico y la investigación. Todo ello, haciendo partícipe de este bienestar a toda la sociedad en su conjunto.