Los errores humanos están detrás de la mayoría de los ataques con éxito en materia de ciberseguridad. Detectar, Prevenir e Informar con anterioridad estos problemas nos permite aplicar medidas de protección frente a ataques y establecer controles de forma preventiva contra las amenazas que puedan encontrarse para así reducir la posibilidad de riego.
Disponer de una gestión que identifique, analice, mida y avise de los posibles riesgos asociados a la seguridad de la información se plantea como una necesidad para incrementar el control operativo, llevar la sistemática al día a día, identificar las posibles amenazas, facilitar el proceso de toma de decisiones y evaluar la eficacia de las medidas de protección adoptadas en la organización.
La implementación de controles preventivos, la revisión periódica de los mismos, y la gestión adecuada de los riesgos y las no conformidades forman un ciclo de mejora continua en la ciberseguridad que no solo minimizan los riesgos, sino que también preparan a la empresa para enfrentarse y mitigar los desafíos cibernéticos de manera efectiva.
La ciberseguridad es un proceso continuo y en constante evolución. Las amenazas cambian rápidamente, y lo que hoy puede parecer seguro puede ser vulnerable mañana debido a nuevos tipos de ataques o vulnerabilidades que aún no han sido descubiertas. Incluso si una empresa implementa herramientas de seguridad, esto no garantiza una protección total. Los atacantes desarrollan constantemente nuevas tácticas, que pueden evadir algunas defensas tradicionales.
Más del 70% de las empresas se enfrentan, o se han enfrentado, problemas relacionados con la ciberseguridad, lo que subraya cuán omnipresentes y peligrosas se han vuelto las amenazas cibernéticas. Estos problemas no solo afectan la seguridad de la información, sino que también pueden causar daños significativos en la reputación de la empresa, pérdida de confianza por parte de los clientes, e incluso sanciones regulatorias, si se trata de un incumplimiento de normativas.
La revisión periódica de los controles establecidos y la sistemática diaria se plantean como acciones fundamentales para identificar los riesgos a los que estamos expuestos, medir, de alguna manera, la eficacia de los controles implantados así como ofrecer un enfoque estructurado para evaluar y remediar los riesgos excedidos, los «incumplimientos» y las «no conformidades» normativas detectadas permitirá priorizar las acciones a realizar, gestionar el Plan de Acción y facilitar a los líderes tomar decisiones basadas en datos concretos y alineadas con los objetivos estratégicos de la empresa.
La conciencia de que no se trata de si ocurrirá un ataque, sino cuándo, obliga a las organizaciones a actuar de forma proactiva. La entrada en vigor de normativas como el Esquema Nacional de Seguridad (ENS), la Directiva NIS2 y la Directiva DORA, han acelerado la necesidad de que las empresas revisen y fortalezcan sus procesos y sistemas de seguridad.
El servicio propuesto por la Oficina de Seguridad Automizada (OSA) es una respuesta eficaz a este desafío que garantiza la evaluación de seguridad necesaria para la prevención de ataques sin necesidad de incrementar personal ni generar costos adicionales significativos y así gestionar el riesgo de manera más eficiente, especialmente en un entorno normativo cada vez más estricto ayudando a reducir la vulnerabilidad frente a ciberamenazas, facilitando la alineación con las normativas, reduciendo el riesgo de sanciones y asegurando la resiliencia en cualquier organización.
Hay que ganar batallas antes de que comience la guerra…