No podemos negar el hecho de que las empresas energéticas están atravesando una fase de profunda transformación. Múltiples estudios de tendencias, incluyendo nuestro informe Atos LookOut 2020+ , muestran las distintas dimensiones de este cambio, pero dos aspectos son fundamentales: la transición a un modelo de energías limpias y la necesidad de evolucionar sus modelos de negocio desde el mero suministro de energía, hacia modelos de servicios de mayor valor añadido. Abordar ambos desafíos exige unas nuevas infraestructuras energéticas y modelos de negocio innovadores, y en ambos aspectos, la descentralización es un elemento clave.
Cuando pensamos en modelos descentralizados de energía, solemos focalizarnos en el despliegue masivo de energías renovables, tanto a escala macro como micro. Es un cambio importante, pero la descentralización no se limita a las fuentes de energía. El propio control de la red es cada vez más descentralizado. En gran parte, esto ha sido posible gracias a las crecientes capacidades computacionales y de comunicaciones de los dispositivos de la red.
De forma paralela, los modelos de negocio de las empresas energéticas están sufriendo su propia descentralización. En los modelos tradicionales, podemos decir que la energía se vendía “al peso”, no siendo más que una “commodity”. En los nuevos modelos impulsados por la digitalización, las empresas energéticas solo pueden diferenciarse mediante una cartera de servicios energéticos de alto valor. Estos servicios deben enfocarse hacia un nuevo tipo de cliente avanzado (“prosumidores”) que, como ha ocurrido en otros sectores impactados por la digitalización, demanda una interacción avanzada sobre la base de plataformas de negocio digital inteligentes.
Podemos afirmar que, para todas las empresas energéticas, en sus modelos de operaciones de infraestructura y de interacción con sus clientes, la descentralización es un elemento clave para la innovación y la transformación digital.
La tecnología, habilitadora de la descentralización.
Esta transformación hacia modelos descentralizados de operación y negocio de las empresas energéticas está sustentada sobre la evolución de las tecnologías de la digitalización. La siguiente figura muestra las principales tendencias tecnológicas que están en juego en esta transformación:
Gestión descentralizada | Los modelos de computación distribuida (Edge Computing) permiten trasladar las capacidades de computo a los dispositivos que controlan directamente la red. Esto facilita la distribución y coordinación de modelos de Inteligencia Artificial a una escala sin precedentes. A través de los modelos de “computación en enjambre” (Swarm Computing”) se puede descentralizar completamente el control e inteligencia de la red. Todo ello sustentado sobre modelos de “gemelo digital” (Digital Twin) que mantienen la relación entre los “mundos” físico y digital, operando en perfecta sincronía. |
Fuerzas de trabajo potenciadas | Aunque con la gestión descentralizada de las redes consiga altos niveles de automatización, muchas tareas serán llevadas a cabo por personal altamente especializado. Sin embargo, los modos de trabajo de este personal se verán potenciados por el acceso en tiempo real a datos y servicios contextuales de todo tipo. |
Ecosistemas de | La empresa energética “monolítica” tradicional era un ente aislado. Las empresas energéticas descentralizadas forman parte de un ecosistema de servicios de negocio digitales. Con los consumidores domésticos, las empresas energéticas tendrán que facilitar la integración con dispositivos domóticos inteligente; y con consumidores más avanzados (“prosumidores”), tendrán que proporcionar servicios que les ayuden a gestionar sus fuentes de energías renovables, incluyendo la gestión económica de su exceso de producción. |
Seguridad ubicua | La seguridad ubicua es un pilar fundamental de los modelos de empresa energética descentralizada. Las redes energéticas son objetivos clave para ataques del ciberterrorismo internacional. Pero también los millones de interacciones con clientes finales tienen que ser protegidos con igual eficiencia. |
Más allá de estas cuatro categorías se producen continuamente nuevos desarrollos tecnológicos que pueden tener un fuerte impacto en los modelos descentralizados. Un ejemplo notorio es el de Blockchain y otras tecnologías hyperledger afines. Aunque su madurez no es todo lo adecuada para ser aplicada en todos los escenarios, se empiezan a ver casos de uso interesantes en los que se complementan al resto de las tecnologías antes mencionadas: gestión de microgrids, mercados masivos (“peer to peer”) de energía, o modelos de roaming de pagos en vehículos eléctricos.
Afrontando los dilemas de la digitalización.
Para los gestores de las empresas energéticas, la transición hacia modelos de empresa energética descentralizada no será fácil, ni rápida. De hecho, y tal como mostramos en nuestro informe Atos Journey 2022, la digitalización, aparte de proporcionar claros beneficios de negocio en todos los sectores económicos, también tiene una fuerte carga de dilemas a afrontar, y el mundo de la energía no es una excepción.
Las empresas energéticas deben mantener un delicado balance entre modelos centralizados de generación con energías renovables masivamente distribuidas en los próximos años, incluso décadas. De hecho, modelos enteramente descentralizados pueden no ser factibles para la mayoría de las empresas existentes. Existirá una coexistencia entre modelos centralizados y descentralizados, que mantendrá a las empresas bajo una presión continua de integrar nuevos servicios descentralizados con sus sistemas y prácticas de legado.
A medida que la descentralización gane peso, las empresas energéticas tienen que aprender a moverse más como bancos de sardinas, y menos como ballenas. Tienen que aprender cómo gestionar su múltiples recursos operacionales y comerciales existentes, en un contexto de colaboración con múltiples socios y clientes, de forma que mantengan una dirección general, pero sin cerrarse a adaptar rápidamente su rumbo cuando las condiciones cambien.
Solo mediante la adopción plena de modelos descentralizados conseguirán las empresas energéticas contar con la capacidad de adaptación necesaria para innovar en su negocio, a la vez que consiguen la eficiencia requerida para garantizar la sostenibilidad a largo plazo.