En la última década, la transición energética y la revolución digital han empezado a imponer nuevos retos a las redes de distribución eléctrica. Contribuir a la seguridad y estabilidad del sistema, proporcionar datos de energía a los usuarios y facilitar la integración de las energías renovables y del vehículo eléctrico son algunos de los más importantes y reflejan una dimensión de su criticidad.
Abordar estos desafíos implica modernizar las infraestructuras y garantizar el rendimiento operativo de la red, para lo cual resulta imprescindible optimizar el ciclo de vida de los activos y las intervenciones de campo, amplificar la monitorización del sistema mejorando así tanto la calidad del suministro como la fiabilidad de la red. La base para conseguir este objetivo pasa por la digitalización de los activos como primera piedra para constituir los servicios digitales acompañados por herramientas de soporte remoto y realidad aumentada.
Estos servicios digitales han permitido pasar del tradicional mantenimiento correctivo, que solucionaba problemas puntuales parando parte del sistema de distribución, a un mantenimiento predictivo y prescriptivo que permite a la compañía eléctrica poner el foco de inversión con el objeto de mantener un nivel de fiabilidad que mejorará la calidad de suministro.
La digitalización del activo eléctrico, tanto para el sector industrial como para las compañías eléctricas pasa por un proceso de sensorización que, gracias a los desarrollos de IoT de esta última década, se permite recoger información ambiental (temperatura y humedad), temperatura puntual en embarrados y las variables eléctricas de la instalación que ya se recogían tiempo atrás. Esta información puede ser gestionada de forma estadística, a través de una plataforma cloud, a la que tienen acceso tanto la compañía eléctrica como el gestor del servicio digital. Este último, monitoriza y analiza las variables de cada activo y ofrece una visión holística de la instalación a los usuarios. Además, los servicios digitales gestionan las alarmas directas y dan un soporte 24/7 alertando de las incidencias detectadas junto con un soporte remoto mejorando el tiempo de respuesta.
Este enfoque mejora significativamente el mantenimiento de las instalaciones, ya que cruzando variables se pueden identificar puntos de mejora que ayudan a la compañía eléctrica a tomar decisiones sobre futuras inversiones y sobre su plan de mantenimiento. Cabe destacar que la respuesta de los servicios digitales viene condicionada por los algoritmos implementados con inteligencia artificial y por el Know How que tienen las personas que los forman.
No debe olvidarse que el servicio digital influye positivamente en el ecosistema formado por la compañía eléctrica, contratas y facility managers y el gestor del servicio, permitiéndoles colaborar para minimizar el coste de mantenimiento global y establecer una cultura de auditoría continua