En un contexto marcado por la inestabilidad geopolítica, el endurecimiento regulatorio y la sofisticación de las amenazas cibernéticas, la resiliencia organizativa ha dejado de ser una opción técnica para convertirse en una competencia estratégica.
El conflicto prolongado en Ucrania, las tensiones en Asia-Pacífico, el aumento de los ciberataques a infraestructuras críticas y eventos como los apagones energéticos sufridos este año han elevado la percepción de riesgo y obligado a gobiernos y empresas a actuar. La Unión Europea y países como España han incrementado de forma significativa sus presupuestos en defensa y ciberresiliencia, entendiendo que la capacidad de anticipación, adaptación y recuperación ya no puede limitarse a protocolos documentales: debe integrarse en la cultura organizativa.
A este escenario se suma la presión normativa. La entrada en vigor de marcos como DORA, NIS2, CER, CRA o eIDAS2 impone nuevos requisitos a las organizaciones, que deberán demostrar capacidad operativa real para garantizar la continuidad de negocio, la seguridad de los servicios digitales y la protección frente a fallos sistémicos. Esta exigencia afecta especialmente a sectores críticos como energía, banca, salud, logística e industria manufacturera, donde la disrupción de sistemas OT, la gestión de terceros o la exposición al ransomware pueden comprometer no solo la operativa, sino también la reputación y la sostenibilidad.
En este contexto, adoptar la resiliencia como cultura implica mucho más que implantar controles de seguridad. Requiere una visión transversal, impulsada desde la alta dirección, que combine tecnología, personas y gobernanza en un ecosistema cohesionado. Entre los pilares clave destacan:
- Ciberseguridad proactiva, con capacidades de detección, automatización y recuperación ante ataques avanzados.
- Convergencia IT/OT, garantizando la protección de infraestructuras híbridas y sistemas ciberfísicos.
- Concienciación organizativa, mediante programas formativos y simulacros adaptados a cada sector.
- Arquitecturas cloud resilientes, basadas en Zero Trust, backup inteligente y servicios de recuperación.
- Gestión de la cadena de suministro, con auditoría continua, estrategias de salida y visibilidad multinivel.
- Cumplimiento normativo dinámico, capaz de adaptarse a un entorno regulador en constante evolución.
Frente a entornos fragmentados y modelos reactivos, la resiliencia como cultura representa una apuesta por la sostenibilidad empresarial en el largo plazo. Las organizaciones que integren esta visión estarán mejor posicionadas para liderar en un mundo incierto.
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