Definir lo que es una actividad ecológica es el primer paso para canalizar las tan necesarias inversiones en desarrollos y proyectos bajos en niveles de carbono y resistentes al clima. Por ejemplo, para alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 de la UE, todavía es necesaria una inversión de unos 180.000 millones de euros al año. Por lo tanto, la publicación de la Taxonomía por la Comisión Europea representa un avance significativo hacia este objetivo; es el sistema de clasificación más completo para las actividades económicas sostenibles hasta la fecha, y apoyará las inversiones que tengan un impacto ambiental positivo.
Como miembro del Grupo de Trabajo Técnico (TEG, por sus siglas en inglés) de la Unión Europea sobre Financiación Sostenible nombrado por la Comisión Europea, RICS ha dirigido la vertiente del trabajo relativa al entorno edificado durante los últimos 18 meses, ayudando a definir lo que es «verde» para el sector de la construcción. Este proyecto forma parte de una estrategia integral de la UE, que apoya plenamente la transición hacia una economía sostenible, una de las prioridades clave de la Comisión Europea y del programa de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas. RICS ha ayudado a consagrar las Normas Internacionales de Medición de la Propiedad (IPMS, por sus siglas en inglés) en la Taxonomía, al asegurar que el marco incorpore parámetros de medición uniformes a nivel mundial para la medición del suelo.
El TEG ha analizado en profundidad 67 actividades económicas pertenecientes a una amplia gama de sectores, entre los que se incluye el sector inmobiliario.
Dentro de las mismas, se han identificado numerosas emisiones, como la construcción de edificios eficientes en cuanto a recursos y ahorro de energía. Asimismo, identifica actividades de transición elevada, como, por ejemplo, grandes renovaciones, y actividades de habilitación, entre las que se incluyen la instalación de nuevos calentadores, ventanas y el suministro de tecnología de energía renovable, así como los servicios profesionales pertinentes.
Para explicar cuál ha sido la contribución de RICS a la Taxonomía de la UE, Tim Neal, presidente de RICS, explica que «la creación de un lenguaje común para la inversión verde supone un hito, ya que significa que podemos decir con seguridad que estamos ofreciendo espacios sostenibles en los que la gente pueda vivir y trabajar. Los inversores quieren saber qué empresas están ayudando realmente a construir una economía con bajas emisiones de carbono, que sea resistente al cambio climático y que brinde confianza en el valor de nuestro sector como área para la inversión sostenible”.
En este sentido, añade, “me complace ver que la Taxonomía de la UE adopta las Normas Internacionales de Gestión de la Propiedad, lo que respalda una base uniforme a nivel mundial para la medición y la valoración, al ofrecer a su vez también una base para la inversión inmobiliaria global y unas comunidades más seguras”.
En su opinión, «solo es posible abordar los desafíos mundiales del cambio climático y la urbanización si trabajamos juntos, así que estamos muy contentos por todas las posibilidades que ofrece está colaboración. Como organismo profesional, seguiremos cooperando activamente con los responsables de formular políticas a nivel mundial para asegurarnos de que los profesionales del sector inmobiliario y de la construcción están al frente de la creación de una economía mundial más sostenible».
Cómo afectará la Taxonomía al sector de la construcción
Al permitir que los propietarios y promotores tengan acceso a productos financieros «verdes», la Taxonomía estimulará la inversión para renovar los edificios menos eficientes energéticamente, para construir otros nuevos y para mejorar el funcionamiento de los ya existentes.
Aquellos que no demuestren las mejores prácticas de acuerdo con los nuevos criterios pueden dejar de ser competitivos y perder la capacidad de calificar sus actividades económicas y productos como «ecológicos», y los requerimientos de los inversores que ello conlleva.
Una iniciativa de la UE con potencial a nivel mundial
Una vez que la Taxonomía pase a formar parte de la regulación de la UE, afectará directamente a las empresas e instituciones que ofrecen productos financieros dentro de la UE, a las que ofrecen servicios no financieros y a los Estados miembros de la UE que certifican productos financieros sostenibles, como, por ejemplo, los «bonos verdes».
Sin embargo, la Taxonomía tiene el potencial de impactar el entorno edificado más allá de la UE. Inicialmente, los criterios para los edificios han sido desarrollados para que puedan ser aplicados a nivel global, pero, a la vez, deben tener también flexibilidad para adaptarse a lo que cada situación requiera.