Seguir actuando de forma tradicional no es una opción, estamos en una era de avances continuos y necesarios. En materia energética el business as usual ha quedado obsoleto y, en la tendencia actual prima la innovación tecnológica para poder abarcar todo el conocimiento que podemos adquirir del comportamiento energético de cualquier instalación independientemente del sector o actividad.
En la transición energética, por ejemplo, la tecnología big data acompañada de inteligencia artificial nos permite tratar de forma adecuada toda la información relacionada con dichas instalaciones, como los datos de consumo (horarios, cuartohorarios, etc.), temperatura, usos, de inventarios, de producción, etc. Así como, adquirir el conocimiento necesario para poder reducir los consumos y, por lo tanto, ser más eficientes con acciones a futuro basadas en patrones de consumo personalizados.
Se puede modelizar el comportamiento energético de cualquier instalación, mediante un gemelo digital orientado a ofrecer soluciones energéticas personalizadas a cada caso de uso. Resulta esencial para todo tipo de organizaciones incorporar herramientas y capacidades digitales en todo ese proceso de cambio que conlleve a una gestión activa como por ejemplo de la demanda.
Es imprescindible tener un modelo o gemelo digital donde se llevan a cabo las simulaciones oportunas para ofrecer al cliente la solución final idónea, ayudando a optimizar la demanda de una instalación previendo cómo debería consumir a futuro (siendo dicho futuro el día siguiente o unas horas más tarde). Esto se puede llevar a cabo gracias a la IA, que nos permite aprender de forma acelerada, de tal manera que se consiguen ahorros de hasta el 15% de la energía consumida y, por ende, reducir su huella de carbono. Así se podrá realmente realizar demand response sobre cualquier instalación aglutinando todos los datos necesarios para realizarlo de forma personalizada.
La gestión tradicional de la energía deja de ser competitiva para las empresas que no apuestan por la digitalización utilizando los datos generados para ser más eficientes, automatizar los procesos y reducir costes.
Todo ello, bajo el prisma de la demanda del consumo, pero igualmente, gracias a la posibilidad de obtener más información se puede integrar en otros ámbitos y establecer acciones coordinadas e integrales en función de las tecnologías de generación y distribución de la energía como tendencia para la descarbonización.
Es un cambio de modelo indicativo, no exento de esfuerzo, pero acorde a modificaciones que mitiguen el cambio climático y la concepción de un progreso sostenible.