La Comunidad Autónoma se alinea tanto con el Pacto Verde que propugna Europa, como con el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima que impulsa el Gobierno de España.
El PEIEC es el instrumento de planificación que propone la Junta de Extremadura para contribuir, desde una perspectiva regional, a la consecución de las metas determinadas en los Acuerdos de París y en la nueva Ley del Clima Europeo.
El Plan va a servir para cambiar el modelo energético extremeño en la próxima década, como elemento esencial para contribuir a la lucha contra el cambio climático y como soporte de la reactivación económica y del empleo.
Para la consejera, “este no es otro Plan más; es un documento programático, realista y realizable, para una década, con una entidad muy amplia, por sus objetivos y por las medidas de calado que contiene de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, de penetración de energías renovables y de eficiencia energética”.
El calentamiento global es una amenaza latente y de largo plazo, también para Extremadura, explica la consejera, pues somos una región vulnerable, y la pandemia ha ocultado, pero no ha solucionado, la crisis climática.
Según Olga García, “el calentamiento global sigue ahí y será más difícil de parar que el virus”, y por ello, “el marco actual de reconstrucción debe enfocarse mayoritariamente a inversiones sostenibles y este Plan es un buen ejemplo de ello”.
La consejera ha subrayado que Extremadura es la primera comunidad autónoma que desarrolla un plan de estas características, pero “no se trata de quién llega antes, sino de hacerlo bien y pensando en qué futuro queremos construir a medio plazo”.
Por ello, la Junta de Extremadura ha elaborado una modelización propia que ha ayudado a cuantificar, de forma precisa, la evolución de los consumos energéticos y de la emisión de gases de efecto invernadero.
Las medidas contempladas en el PEIEC permitirán alcanzar en 2030 una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en un 10,03 por ciento respecto a 2017, e incrementar un 9,8 por ciento la capacidad de absorción de los sumideros extremeños de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Se prevé un significativo incremento de la presencia de energías renovables en el consumo de la energía que demanda la sociedad, con lo que se alcanzará el 40,6 por ciento de energía primaria renovable y del 35,7 por ciento de energía final renovable.
Además, se estima una reducción del consumo de energía en un 22 por ciento gracias a la mejora de la eficiencia energética y un 100 por 100 de contribución renovable a la generación energética.
En resumen, según Olga García, “queremos que Extremadura en 2030 sea una región climáticamente neutra, es decir, que las emisiones de gases de efecto invernadero sean iguales o inferiores a las absorciones de nuestros sumideros naturales de carbono, y que el 100 por 100 de la energía que se produzca en la región tenga un origen renovable. En la actualidad hay en Extremadura 606 instalaciones solares, que ocupan aproximadamente 3.600 hectáreas.
UN PLAN CON 57 MEDIDAS
El Plan plantea 57 medidas de carácter sectorial y transversal enmarcadas en cuatro ámbitos de actuación: Mitigación, adaptación, investigación e innovación y activación social.
Conviene reseñar que el objetivo central del PEIEC se localiza en la reducción de gases de efecto invernadero en la atmósfera, a través de la minimización de emisiones o la mejora de los sumideros de carbono, por lo que la “mitigación” será pieza clave en las actuaciones a desarrollar en los próximos años.
“Pretendemos separar el crecimiento económico del aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, por lo que presentamos actuaciones que van desde el despliegue masivo de tecnologías de generación renovable, para la producción limpia de electricidad, hasta la electrificación de cada vez más sectores de demanda, y medidas de eficiencia en edificios y en procesos industriales”.
En lo relativo a la generación energética en 2030, explicó la consejera, queremos alcanzar un incremento de 10.360 MW de generación renovable, de los cuales 8.000 MW fotovoltaicos, 1.500 MW termoeléctricos, 660 MW eólicos, 196 MW en combustión de biomasa y 4 MW en biogás, con un objetivo de almacenamiento de 800 MW.
En lo que se refiere a las demandas finales de energía, en el sector residencial se espera reducir las emisiones de gases del sector en un 23 por ciento, con medidas como la rehabilitación de 24.000 viviendas y un relevante despliegue del autoconsumo fotovoltaico.
En el sector terciario, el subsector público, que debe dar ejemplo, registrará una mejora significativa reduciendo su demanda de energía en un 17 por ciento y reduciendo un 12 por ciento sus emisiones. En el subsector privado se pretende limitar hasta el 10 por ciento el crecimiento de la demanda y hasta un 6 por ciento el incremento de las emisiones.
En el caso del transporte, la reducción de energía será de un 10 por ciento y también un descenso de un 10 por ciento de emisiones, que en parte se producirá gracias a la penetración de 30.000 vehículos eléctricos en la región.
En el sector primario, las medidas a aplicar adquieren una especial importancia, pues se estima una disminución de un 16 por ciento de la energía demandada y una caída del 17 por ciento en las emisiones. Un alto porcentaje de las emisiones de este sector no se deben a combustión, sino que son emisiones debidas al metano generado en la ganadería, unas emisiones que suponen el 29,6 por ciento del total regional y son muy difíciles de reducir.
En el ámbito de “adaptación” se abordará la elaboración y desarrollo de una Estrategia Regional de Adaptación al Cambio Climático, y en “Investigación e innovación” se establecerán medidas para que el sistema de ciencia y tecnología extremeño se enfoque hacia la transición energética y climática como elemento dinamizador de las empresas, para que se adapten a una economía descarbonizada y favorecer la retención de talento.
Por último, en “activación social” la pretensión es impulsar la participación de la ciudadanía y los agentes implicados en este proceso de transición, con actuaciones de formación e información, cálculo de la huella de carbono, e integrando el cambio climático en el sistema educativo y luchando contra la pobreza energética.
En palabras de Olga García, “el PEIEC debe servir de palanca para transformar los retos del proceso de transición energética y climática en oportunidades de desarrollo sostenible, y confío en que en los próximos 10 años se conviertan en una década llena de oportunidades para esta región”.
El borrador del Plan aporta un gran abanico de externalidades positivas sobre la economía y el empleo como la movilización de inversiones, el ahorro de energía y una cesta energética en la que las energías renovables son las protagonistas, lo que posibilitará que el PIB aumente en 4.680 millones de euros.
Esto supondrá la generación de más de 79.600 empleos y se estima una inyección de rentas de 1.848 millones de euros en los hogares extremeños. En términos territoriales, se estima que en torno al 74 por ciento del impacto del plan recaerá en las zonas rurales, con lo que se espera que la recaudación municipal aumente en 1.239 millones de euros.
Este plan es un ejemplo de combinación entre economía y sostenibilidad, asegura Olga García, que “pretende provocar un efecto tractor sobre nuestra estructura productiva e incidir en su competitividad, generando actividad económica y empleo sostenible, contribuyendo a la fijación de la población al territorio en el contexto de la reactivación económica tras la COVID-19”.
El PEIEC va a ayudar a que la recuperación llegue lo antes posible, pues ofrece un marco estable y previsible que estimula la inversión privada, con una movilización estimada en 17.240 millones de euros entre 2021 y 2030. El 93 por ciento de estas inversiones se realizarán por parte del sector privado y el resto por las distintas Administraciones públicas.
Desde sus inicios, el borrador del PEIEC se ha elaborado contando con la participación de la sociedad extremeña y la concertación con los agentes sociales y empresariales más representativos ha comenzado.
El borrador del plan será presentado al Observatorio Extremeño del Cambio Climático, de forma que antes de finales de año, cuando se apruebe definitivamente tras su evaluación ambiental, se impliquen activamente todos los agentes extremeños afectados para intentar alcanzar el mayor consenso posible en su contenido.