La transformación digital ya no es una opción, es una oportunidad clave en los modelos organizativos que quieren ofrecer valor añadido a sus clientes, al mercado y a la sociedad. Por ello, en solo tres años, esta idea de cambio tecnológico ha transformado a ENGIE, siendo ahora un Grupo muy diferente. Una energética capaz de situarse a la vanguardia de la primera ola de la transición energética y de encabezar, hoy, con determinación, la segunda ola hacia el carbono cero “como servicio” apoyándose en 3D fundamentales: la descarbonización, la descentralización y la digitalización.
Hasta ahora, el principal impulso transformador del sector provenía de las políticas regulatorias. Sin embargo, en el futuro, los vectores del cambio serán externos y transversales. Por una parte, los clientes serán motores fundamentales de esta transformación; adoptando nuevas tecnologías digitales, siendo cada vez más exigentes respecto del medio ambiente y empoderando su propia capacidad de decisión. Y, por otra lado, el ámbito de actuación de las empresas eléctricas será más abierto y competitivo. Su actividad, como artífices de la electrificación de la sociedad, es y será fundamental para descarbonizar el medio ambiente gracias a un mix de producción que dé protagonismo a las energías renovables.
Conscientes de este nuevo modelo energético, en ENGIE iniciamos con éxito nuestro viaje hacia la digitalización poniendo en marcha en 2016 el Proyecto Brújula. Una inversión estratégica que ha supuesto un ambicioso Plan de Sistemas de Información, el Plan Vector, que nos está conduciendo hacia una mayor innovación, digitalización y mejora en la calidad de nuestros procesos. Un trayecto iniciado con el objetivo de mejorar la eficiencia global en contratos de asistencia técnica, mono-site o multisite, así como para conseguir una gestión y seguimiento unificados de los datos de nuestros clientes y cartera interna.
Sabemos que las necesidades del cliente han cambiado, que requieren de mayor información y de servicios más personalizados, conocer en cada momento el estado de sus contratos y esto tiene una importancia vital y es clave para su satisfacción. En resumen, la importancia del dato, de su fiabilidad, y el ser capaces de explotarlo es primordial.
Siguiendo nuestra gran apuesta en la digitalización, en el 2013 implantamos la metodología BIM en nuestros proyectos, nuestra estrategia de crear un “gemelo digital” del edificio y participar en todos sus ciclos de vida, optimizando el diseño gracias a nuestra experiencia en la ejecución, enriqueciendo el modelo de datos para una mejor explotación y ayudar a la mejora del edificio en la renovación.
Esta transformación digital en ENGIE nos ha abierto hacia dos dimensiones muy relevantes. La primera está centrada en desarrollar la experiencia digital del cliente, con nuevas propuestas de valor, nuevos canales de relación y modelos de negocio. La segunda dimensión es interna, y su clave es que seamos capaces de desarrollar capacidades y competencias que digitalicen los procesos empresariales internos y el talento digital del equipo humano.
Este es el paradigma de cambio que ha impulsado al grupo ENGIE y sobre el que avanzamos hacia una automatización inteligente. Porque la llamada transformación digital es, en definitiva, una transformación cultural ya que son siempre las personas las que cambian las organizaciones y, por tanto, su entorno económico y social.