La colaboración público-privada (CPP) fue uno de los grandes ejes del coloquio, reconocida por todos los participantes como una herramienta necesaria para impulsar la sostenibilidad, la eficiencia operativa y la innovación en el ámbito urbano. No obstante, también se identificaron múltiples matices y desafíos asociados a su aplicación real. Desde la perspectiva de las administraciones públicas, las fórmulas de colaboración con empresas permiten acceder a conocimiento especializado, acelerar proyectos y dotarse de una visión estratégica difícil de generar internamente. Para las empresas, sin embargo, participar en procesos públicos implica a menudo exponer su experiencia sin garantías, asumir riesgos contractuales complejos y enfrentarse a procesos de licitación largos y restrictivos.
Entre las propuestas concretas, se destacó el potencial de mecanismos como las Consultas Preliminares al Mercado (CPM) y la Compra Pública de Innovación (CPI), que permiten a las administraciones identificar soluciones antes de redactar pliegos y explorar fórmulas más flexibles para incorporar tecnología avanzada. Sin embargo, también se planteó que la CPI no siempre logra escalar más allá de la fase piloto, lo que genera frustración tanto en el sector público como en el privado. Se remarcó que, para que estos modelos funcionen, deben ir acompañados de planificación estratégica, compromiso político y capacidades técnicas dentro de la propia administración.
Se abordó también el reto de diseñar modelos de colaboración estables, ágiles y transparentes, que eviten la percepción de favoritismos o intereses ocultos. En ese sentido, se valoró positivamente la participación de entidades neutrales —como colegios profesionales o clústeres tecnológicos— que puedan actuar como intermediarios técnicos en los procesos de diálogo. Asimismo, se puso en valor la necesidad de contar con espacios como el que ofrece la Plataforma enerTIC.org, donde empresas y administraciones puedan compartir inquietudes, explorar sinergias y generar confianza mutua antes de enfrentarse a procesos contractuales formales.
En conjunto, el coloquio evidenció que la colaboración público-privada sigue siendo un componente clave para la evolución de las ciudades inteligentes, pero que requiere repensar sus mecanismos, ganar en agilidad y diseñar nuevas fórmulas que respondan a la realidad de los proyectos tecnológicos urbanos. Solo desde una visión compartida y una gestión transparente será posible aprovechar todo su potencial transformador.