En el proceso de transformación hacia un futuro más sostenible, optimización del transporte y distribución de la energía es fundamental para combatir el cambio climático y garantizar un suministro eléctrico seguro y sostenible para las generaciones venideras. En este contexto, la digitalización y automatización de las redes de distribución se presentan como herramientas esenciales para lograr una transición energética exitosa, ya que es crucial poder gestionar eficientemente la creciente cantidad de energía generada a partir de fuentes renovables.
Una cuestión clave en este proceso es la integración de la tecnología Building Information Modeling (BIM) y los Sistemas de Información Geográfica (GIS). BIM permite crear modelos digitales tridimensionales de infraestructuras energéticas, lo que posibilita un diseño más preciso y una gestión más eficiente de activos. Por su parte, los GIS permiten mapear y visualizar geoespacialmente la infraestructura, lo que es esencial para la planificación y el análisis de las redes. La integración de ambas tecnologías supone un reto y un paso crítico hacia la creación de gemelos digitales, réplicas virtuales de la red de distribución eléctrica, que incluyen información sobre la infraestructura, la generación de energía, la demanda y otros datos relevantes.
Uno de los beneficios más destacados del gemelo digital en este ámbito es su capacidad para optimizar la ubicación y la integración de las energías renovables en la red de distribución. Con la información geoespacial precisa de los GIS, es posible identificar las ubicaciones ideales para la instalación de paneles solares, parques eólicos y otros proyectos de energía renovable. Y el BIM permite diseñar la infraestructura necesaria para conectar estas fuentes de energía de manera eficiente.
La gestión eficiente de activos es otro aspecto crucial en la transición energética. La digitalización y automatización permiten un monitoreo en tiempo real de activos como transformadores, líneas de transmisión o subestaciones. Esto facilita la detección temprana de problemas, la programación de tareas de mantenimiento preventivo, o la optimización del mantenimiento correctivo, lo que se traduce en una mayor confiabilidad y eficiencia de la red.
Otro aspecto clave es la gestión de la demanda de energía. La digitalización de las redes de distribución permite a los consumidores ver en tiempo real su consumo de energía en el contexto del territorio en el que se encuentra y ajustarlo según las tarifas y las condiciones de la red. Por su parte, las compañías eléctricas pueden gestionar la demanda, considerando el perfil de consumo de los clientes y su relación con la red, lo que contribuye a una mayor eficiencia en el uso de la energía y a la reducción de la carga en momentos de alta demanda.
En definitiva, la inversión en la digitalización y automatización de las redes de transporte y distribución de energía es esencial para maximizar la capacidad de las energías renovables, reducir las emisiones de carbono y garantizar un suministro eléctrico seguro y confiable. La transición energética es un reto global, y la digitalización, de la mano de tecnologías como BIM o GIS, es una herramienta poderosa que nos acerca a un mundo más limpio, sostenible y equitativo.