¿Qué papel juega la tecnología en conseguir que la cadena de suministro sea más eficiente energéticamente hablando? ¿Cuáles considera que son las tendencias de más relevancia en este ámbito?
La tecnología es una gran aliada para mejorar la eficiencia energética en la cadena de suministro. Por poner un ejemplo, el uso de nuevas motorizaciones puede ayudar a reducir el impacto del transporte de mercancías. Aunque a día de hoy, el suministro de larga distancia con impacto 0 no es posible, existen alternativas más ecológicas que las actuales, como el gas natural comprimido (GNC).
Por su parte, la electrificación es ya una realidad en la intralogística. En este sentido, la automatización de suministros mediante el uso de vehículos autónomos (AGV) y tecnologías similares nos ayuda a avanzar en la descarbonización. Y más recientemente, el uso de drones puede contribuir también a reducir nuestra huella de carbono optimizando transportes ligeros y urgentes.
Pero la eficiencia energética no solo depende del medio de transporte, sino sobre todo de la gestión de éste. Así, por ejemplo, el uso de herramientas de simulación para el cálculo del llenado de los camiones o de simulación de rutas supone una optimización de los suministros y una reducción de su impacto medio ambiental.
Y, por último, el IoT, la hiperconectividad y los modelos analíticos y predictivos nos permiten optimizar flujos, evitar atascos, reducir congestiones y, sobre todo, reducir la necesidad de realizar suministros urgentes, que conllevan un mayor impacto económico y ecológico.
Considera estratégica la necesidad de reducir el consumo energético entre las empresas del sector industrial. ¿Se han marcado un plan con objetivos y tiempos para mejorar la Eficiencia Energética?
En toda empresa, adaptarse a las necesidades del cliente debe ser siempre una necesidad estratégica. En la actualidad, los clientes quieren principalmente un producto personalizado y un proceso de compra rápido y fácil, desde la experiencia de compra hasta su entrega final. Cada vez más, el impacto ecológico de las empresas (footprint) es también un gran punto de decisión a la hora de comprar un producto u otro. Así pues, las empresas que no entiendan este nuevo paradigma quedarán fuera de juego en muy pocos años. Adicionalmente a esto, las nuevas normativas europeas se van a ir endureciendo, llegando hasta el punto donde no ser ecológico no será rentable.
En este sentido, el grupo Volkswagen se ha comprometido con los acuerdos de París, obteniendo el compromiso firme de conseguir tener una producción de CO2 neutral en todo el ciclo de vida del producto en el 2050.
Para ello nos hemos marcado como primer objetivo reducir un 50% los principales indicadores medioambientales en 2025, entre los que destacan las emisiones de CO2, el consumo eléctrico y la generación de residuos.
En cuanto a logística, nuestro objetivo es reducir las emisiones de CO2 en toda la cadena de suministro para 2025.
La instalación del mayor parque solar de la industria del automóvil en Europa (SEAT al Sol), la utilización de un sistema ultraeficiente de gestión de la iluminación de fábrica, la instalación de suelos y superficies capaces de neutralizar las emisiones de CO2, la cogeneración, el impulso del transporte por tren o la utilización de duotráilers y gigatrailers para aumentar la eficiencia en el transporte, son ejemplos de las iniciativas que se están llevando a cabo para alcanzar estos objetivos.
¿A qué retos se enfrenta el sector tecnológico? ¿Y el sector industrial?
Actualmente, toda la industria está apostando de manera inequívoca por la utilización de la energía eléctrica para minimizar las emisiones. Aunque a priori esta decisión puede parecer acertada, conlleva una serie de retos que debemos afrontar.
Por un lado, debemos conseguir una red de producción y distribución de electricidad que sea capaz de abastecer a la creciente demanda y, sobre todo, ser capaces de generarla mediante la utilización de energías renovables.
Por otro lado, la utilización de la energía eléctrica conlleva de manera ineludible la utilización y desarrollo en masa de baterías. Las baterías tienen unos ciclos de vida limitados. En este sentido, es necesario el desarrollo de la economía circular, donde la segunda, tercera y demás vidas del producto hayan sido tenidas en cuenta durante el diseño del mismo.
¿Qué valoración tienen los indicadores de eficiencia energética/sostenibilidad en la definición de vuestros proyectos tecnológicos?
La eficiencia energética es un factor cada vez más relevante en la definición de los modelos de negocio de nuestros proyectos. El primer paso fue conseguir medir el impacto medioambiental de nuestros procesos, para posteriormente integrarlos dentro de los indicadores relevantes del negocio.
Como siguientes pasos, se ha establecido un criterio de financiación específico para iniciativas de mejora de la eficiencia energética. Esto implica que proyectos de este tipo no tienen que ceñirse al ROI (retorno de la inversión) establecido como aceptable para los proyectos estándar.
¿Considera que ha mejorado la posición competitiva de su organización con la implantación de tecnologías de la información y comunicaciones? ¿y en lo referente a competitividad energética?
Como hemos comentado, los clientes quieren que el producto sea personalizado, que el proceso de compra sea fácil y rápido y, cada vez más, que todo el proceso sea respetuoso con el medio ambiente. Para lograr esto, la cadena de suministro debe estar conectada, automatizada, ser eficiente, transparente, sostenible y estar centrada en el cliente.
En este sentido, la implantación de la Supply Chain Control Tower nos ha permitido avanzar en todos estos campos. La conectividad con nuestros proveedores y operadores logísticos supone un ejercicio de transparencia que a su vez repercute en la eficiencia de los procesos de todos los actores de la cadena logística. Además, gracias a contar con información veraz y en tiempo real somos capaces de tomar la mejor decisión en cada momento. Asimismo, nos ha permitido optimizar nuestras rutas de suministro y reducir los transportes urgentes, con el consiguiente ahorro en emisiones de CO2 y consumo energético.
Por encima de todo, por primera vez hemos logrado posicionar al cliente en el centro de la toma de decisiones de la cadena de suministro, convirtiéndole en el principio y fin de nuestros procesos. Por eso, lo llamamos Customer Driven Supply Chain