¿Qué papel juega la tecnología para conseguir que instituciones, ciudades, industrias, centros de datos e infraestructuras tecnológicas mejoren su eficiencia energética?
La tecnología es, sin duda, el motor que hace posible la eficiencia energética a gran escala. Hoy no basta con disponer de infraestructuras físicas; la clave está en dotarlas de inteligencia digital que permita gestionarlas en tiempo real. Gracias a la captura masiva de datos, al análisis avanzado y al uso de algoritmos predictivos, es posible anticipar la demanda, reducir consumos innecesarios y garantizar la disponibilidad del servicio con un uso más eficiente de los recursos.
En el ámbito de la movilidad eléctrica, nuestra plataforma EVBrain es un ejemplo concreto: permite ingerir y analizar en tiempo real la información de miles de puntos de recarga, identificando patrones, previniendo incidencias y asegurando la escalabilidad de las operaciones sin necesidad de sobredimensionar la infraestructura. Esto se traduce en un modelo de red más robusto, eficiente y sostenible.
¿Cuáles considera que son las tendencias más relevantes en este ámbito?
Estamos en un momento apasionante, con tendencias que están redefiniendo el sector energético. La primera es la digitalización avanzada, donde tecnologías como el edge computing, la analítica en tiempo real y la inteligencia artificial permiten convertir datos en decisiones inmediatas.
En segundo lugar, la integración de almacenamiento energético (BESS) está cobrando un papel estratégico: no sólo como respaldo de la red, sino como habilitador de nuevos modelos de negocio y mayor flexibilidad en la operación.
Finalmente, la tercera gran tendencia es la economía de plataformas y ecosistemas abiertos. El uso de marketplaces digitales, la interoperabilidad entre sistemas y los acuerdos con proveedores de servicios (como CPMS) están creando un marco en el que la colaboración acelera la eficiencia y genera nuevas oportunidades de rentabilización tecnológica.
¿Estamos hoy en un momento clave para la transición energética? ¿Qué papel considera que juegan las compañías energéticas en esta transición?
Sí, estamos sin duda en un punto de inflexión. La transición energética ya no es una aspiración a largo plazo, sino una realidad que se acelera por la combinación de factores regulatorios, sociales y tecnológicos. La electrificación del transporte y de la industria, junto con la necesidad de reducir emisiones, marcan un camino claro hacia un modelo más sostenible.
En este escenario, las compañías energéticas juegan un papel crucial. No sólo como proveedores de energía, sino como articuladores de ecosistemas, responsables de integrar infraestructuras físicas y digitales, coordinar a los diferentes actores de la cadena de valor y ofrecer soluciones que garanticen la seguridad de suministro y, al mismo tiempo, el cumplimiento de los objetivos climáticos. Su rol pasa por liderar la innovación y marcar el ritmo de la transición.
¿Qué valoración tienen los indicadores de eficiencia energética y sostenibilidad en la definición de sus proyectos tecnológicos?
La eficiencia y la sostenibilidad no son para nosotros un complemento, sino un criterio central en el diseño y priorización de proyectos tecnológicos. Cada iniciativa que emprendemos debe demostrar cómo contribuye a optimizar el uso de la energía, reducir emisiones o mejorar la disponibilidad del servicio con menor huella ambiental.
En el caso de EVBrain, por ejemplo, los indicadores de escalabilidad, disponibilidad y optimización de recursos van directamente ligados a la sostenibilidad: menos incidencias significa menos desplazamientos de mantenimiento, más inteligencia en la operación significa menos necesidad de sobredimensionar la red, y todo ello contribuye a una reducción tangible del impacto energético.
¿Considera que ha mejorado la posición competitiva de su organización con la implantación de TICs?
Sin duda, la adopción de tecnologías digitales ha transformado nuestra posición competitiva. Hemos pasado de un modelo de gestión reactiva a un modelo predictivo y proactivo, donde las incidencias se anticipan antes de que afecten al usuario final. Esto no sólo reduce costes operativos, sino que mejora significativamente la experiencia del cliente y nos permite escalar la red a un ritmo más rápido y sostenible que en el pasado.
Las TICs nos han dado la capacidad de convertir datos en decisiones de negocio en tiempo real, y eso se traduce directamente en diferenciación frente a la competencia.
¿Cómo le gustaría ver a España, desde el punto de vista de la competitividad energética, en el año 2030?
En 2030 nos gustaría ver una España que combine su posición de liderazgo en energías renovables con una infraestructura digital inteligente capaz de integrar movilidad, almacenamiento y consumo distribuido. Un país que no sólo alcance sus objetivos de descarbonización, sino que sea referente en exportar conocimiento, tecnología y modelos de negocio en transición energética.
Aspiramos a una España competitiva, donde la innovación tecnológica y la sostenibilidad vayan de la mano, y donde la eficiencia energética no se mida sólo en reducción de costes, sino en creación de valor para la sociedad y el medioambiente.






