Entrevista
05 julio 2022

Entrevista a Juan Antonio Pérez de Cossío, Director de Energía en Minsait, una compañía de Indra

Los inversores, los accionistas, los gobiernos y la sociedad en general están comprometidos en acelerar el cambio para afrontar el gran desafío de nuestro tiempo, y ha de hacerse con diálogo entre las partes, planificación, eficiencia y con escenarios energéticos creíbles y realizables.

En todos los foros se subraya la necesidad de impulsar la sostenibilidad y la transición energética en el sector energético. Si hacemos foco en el sector de hidrocarburos, ¿cómo avanza esta evolución y qué tendencias se prevén en este sentido?

Hay dos consensos bastante generalizados en el mercado: el primero es que los combustibles fósiles seguirán jugando un papel importante en el mix energético mundial durante los próximos años, y el segundo es que la transición energética es necesaria e imparable. Los inversores, los accionistas, los gobiernos y la sociedad en general están comprometidos en acelerar el cambio para afrontar el gran desafío de nuestro tiempo, y ha de hacerse con diálogo entre las partes, planificación, eficiencia y con escenarios energéticos creíbles y realizables.

Hay un aspecto que quizá habíamos dejado de lado y que lamentablemente nos está sacudiendo con fuerza en los últimos meses, que es la seguridad de suministro. Nuestras sociedades necesitan energía y garantizar el suministro es clave para evitar serios problemas y desequilibrios… Creo que la crisis de oferta generada tras la invasión de Ucrania va a hacer que nos replanteemos muchas cosas sobre qué pasos dar y cómo darlos.

¿Cree que esta crisis ralentizará la transición?

No, yo creo que la transición es ineludible e imparable, y en muchos aspectos incluso se generará un efecto catalizador… Al fin y al cabo, la energía renovable se genera localmente y potenciarla será una de las estrategias que seguirán muchos países para garantizarse el acceso a la energía. Pero la intermitencia de las fuentes renovables sigue siendo un hándicap y, además, no es posible cubrir la demanda prescindiendo de los combustibles fósiles… Creo que esta crisis es un toque de atención para no desincentivar demasiado ni demasiado rápido la industria, o diversifiquemos nuestras fuentes de aprovisionamiento.

Dicho todo esto, es difícil adivinar los plazos y la velocidad de transición que fijen los distintos actores. Incógnitas como la evolución de la situación geoestratégica, cuáles de las tecnologías actuales resultará vencedora o si surgirán avances científicos que supongan un cambio de paradigma pueden afectar mucho a cualquier pronóstico que hagamos… Sí que creo que, para las compañías del sector, será tan crucial acertar con la estrategia adecuada como con el momento y el ritmo adecuado para su implementación.

¿Cuáles son los principales retos del sector en estos momentos?

Los retos a los que se enfrenta la industria de los hidrocarburos desde su comienzo son variados:  volatilidad de precios por las políticas de la OPEP, cambios geoestratégicos de la oferta y la demanda como la revolución “shale” en USA , shocks de demanda como la generada por el COVID, shocks de oferta como el generado con la invasión de Ucrania… A estos retos hay que sumarles dos más estructurales como son el cambio climático y la seguridad del suministro de cada uno de los países.

Todas estas cosas son las que hacen que este sector sea tan interesante para analizar y, a la vez, tan complicado de prever.

¿Cuáles son las estrategias que están siguiendo las compañías y cuáles cree que son las más adecuadas?

Empezando por el final, las más adecuadas dependerán de los intereses que cada actor busque, que no tienen que ser coincidentes ni estar alineadas.

Por ejemplo, uno de los criterios que determinan estas estrategias, quizá el que más, es la propiedad de las compañías. Hay matices importantes cuando distinguimos entre compañías estatales (NOCs) o multinacionales privadas (IOCs). Aunque todas comparten – o se les presupone – el objetivo de rentabilizar al máximo sus activos y recursos, las primeras suelen ser un pilar capital en la economía de sus países y sus decisiones responden a criterios políticos y fiscales, mientras que las segundas responden más a las demandas de sus clientes y accionistas.

Creo que las NOC van a intentar alargar el status quo porque poseen dos tercios de las reservas en el mundo y son reservas que requieren bajas inversiones de desarrollo y costes de producción. Son el sustento de muchos países, literalmente, y sus economías dependen de ello. Por otro lado, aunque se ven ritmos diferentes entre distintas geografías, las IOC van a apostar en mayor medida por la transición. Por exigencia de clientes, gobiernos, accionistas y para no quedarse atrás en la carrera.

Lo preocupante de esta tendencia, desde mi punto de vista, es que si no conseguimos reducir la demanda global de hidrocarburos al mismo ritmo que evolucionan las IOC lo natural es que la cuota de mercado de negocio que vayan liberando sea capturada por empresas nacionales, que en muchos casos están en países totalitarios o poco fiables, y que aumentarán aún más su poder.

Con la situación actual, donde la seguridad de suministro ha cobrado mucho protagonismo, sería deseable que los incentivos que los gobiernos y los mercados lancen para empujar la transición energética no impidan la coexistencia de un mix de fuentes de energías que cubra la demanda. De lo contrario, podemos encontrarnos con fuertes shocks de oferta como el actual y dependiendo del capricho de regímenes políticos totalitarios.

Pero esta es una foto poco optimista, ¿no?

No, no… De hecho, creo que hemos de ser optimistas. Aunque cada vez estamos más sobresaltados por información constante no hay duda de que el mundo está mejor que hace 100 años y aún mejor que hace 200. Esa foto sólo pretendía dar una imagen de lo complejo que es dar respuesta a este reto, pero estoy seguro de que la humanidad encontrará la manera de ir resolviéndolo con inteligencia y la buena voluntad de muchos de los actores principales.

De hecho – y que no se malentienda lo que voy a decir, porque detrás hay un drama como la guerra, que todos esperamos que acabe cuanto antes – desde el punto de vista de la transición energética puede que con los años leamos esta crisis como algo positivo, en el sentido de que ha servido como toque de atención para que no descuidemos la seguridad de suministro. Sin duda sguiremos avanzando en mejorar la sostenibilidad medioambiental de nuestro sistema energético  y, como he comentado, es posible que incluso de manera más acelerada… Y al mismo tiempo creo que lo haremos poniendo más cuidado en que la transición también sea sostenible desde un punto de vista social y económico.

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Juan Antonio Pérez de Cossío
Minsait an Indra Company
Director de Energía