Es cierto que, hasta hace poco, el foco de la IT tradicional estaba en estos centros de datos “on-premise” y en un modelo organizativo que no era nada flexible. Pero de repente llegan las infraestructuras en la nube y lo cambian todo. Y es que la nube es eficiencia y ahorro. Todo lo que implique utilizar menos el centro de datos tradicional redunda de una manera directa en un ahorro energético enorme y una reducción de la huella de carbono.
Por todo ello, hoy nadie puede dudar de que el futuro pasa por las infraestructuras cloud, más concretamente por los modelos de nube híbrida multicloud, y por las nuevas infraestructuras digitales inteligentes. De hecho, según la cuarta edición del estudio anual Enterprise Cloud Index Report que presentamos en enero de 2022, el 83% de los encuestados está de acuerdo en que la nube híbrida multicloud es la ideal para hacer frente a los principales retos actuales y que, por el contrario, la penetración de los centros de datos tradicionales se desplomará desde el 18% actual hasta apenas el 1% en los próximos cinco años.
Entre los muchos beneficios que aportan estas nuevas tecnologías están la seguridad, el coste, la interoperabilidad y la movilidad de aplicaciones. Al mismo tiempo, otro de los principales desafíos a los que vamos a tener que seguir enfrentándonos, es ver cómo el volumen de información se duplica cada año. Disponer de los medios de almacenamiento necesarios puede llegar a ser algo cada vez complejo. Cuando el crecimiento es tan exponencial, seguir las reglas tradicionales de adquisición de unidades de almacenamiento es un riesgo muy grande, ya que puede que nunca sean suficientes. Por eso, el enfoque tradicional de poseer en propiedad los medios de almacenamiento se seguirá cuestionando seriamente y las bases de datos como servicio (DBaaS) tendrán cada vez más relevancia.
Y finalmente, otra apuesta de futuro que es ya una realidad, son los modelos de suscripción y el acceso al software como servicio (SaaS). Su gran ventaja es que democratiza la tecnología y pone al alcance de cualquier negocio o institución todas las herramientas que antes solo podían permitirse las grandes organizaciones o administraciones públicas.
En definitiva, tenemos a nuestra disposición tecnologías tremendamente disruptivas, que alumbran nuevas infraestructuras digitales más inteligentes, escalables y en un modelo de pago por uso, y que nos ayudarán a reducir costes, ser más flexibles, sostenibles y eficientes.