Durante 2022, en España se matricularon más de 86.600 vehículos eléctricos, llegando a la cifra de 300.000 vehículos en circulación, de acuerdo con ANFAC. Por desgracia, estamos aún lejos de la meta del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima: cumplir la cifra de los 5 millones de vehículos eléctricos vendidos en 2030.
En este contexto, en el que los vehículos eléctricos se conciben como el futuro a medio y largo plazo de la movilidad personal y profesional, el uso de sistemas de información geográfica (GIS, por sus siglas en inglés) puede mejorar aún más su eficiencia y efectividad. Además, la tecnología geoespacial también se antoja imprescindible a nivel de infraestructura, es decir, para la planificación, desarrollo y construcción de las estaciones de recarga y de la red eléctrica que las alimenta.
Una gestión inteligente requiere de colaboración
Gestionar la transición a los vehículos eléctricos y su posterior asentamiento a nivel socio-económico requiere que múltiples partes interesadas trabajen de forma conjunta, véase legisladores, marcas, concesionarios y otros agentes implicados en todos los aspectos que rodean al sector. En este sentido, los GIS son la principal baza para hacer realidad el enfoque colaborativo, sirviendo como imagen operativa visual común y como tecnología para analizar información y tomar decisiones de valor.
El ejemplo más claro es el asociado a la infraestructura de carga. Si las ventas de este tipo de opciones de movilidad continúan en aumento y se cumplen objetivos y previsiones, es necesario contar con una infraestructura adecuada para los vehículos. Gracias a la variable espacial y a esta tecnología, se puede no solo localizar las estaciones de carga en un mapa y mostrar la disponibilidad de los cargadores a los conductores, sino también crear gemelos digitales con los que identificar dónde se deben ubicar – y monitorizar a posteriori – las estaciones de carga en función de elementos como distancia entre puntos, tipo de terreno, carreteras que los rodean, tipo de viajes y rutas que hacen los vehículos, etc.
Otro ejemplo, este a nivel automóvil, es que los GIS pueden recopilar datos y patrones sobre conducción y tipología de vehículos (velocidad, duración de los viajes, marcas, etc.) que lleve a mejorar y optimizar el tamaño de la batería, la duración de carga necesaria, la potencia de la red, etc.
Hablando de la red, este tipo de tecnologías también son determinantes. Para el paradigma de la sostenibilidad se cumpla, es necesario que la red esté optimizada ante sobrecargas, y que la energía de la que se nutre emplee, en la medida de lo posible, fuentes de energía renovables. En España, por la orografía y geografía, la energía eólica y la energía hidráulica serían las idóneas, pues son las que más contribuyen a la producción energética del territorio.
Infraestructura verde para frenar el cambio climático
Combinando la producción de vehículos eléctricos con una infraestructura eficiente y la energía verde, se pueden minimizar mucho más las emisiones de gases de efecto invernadero y contribuir a la lucha contra el cambio climático.
Los GIS son herramientas fundamentales para planificar y diseñar una red de carga de vehículos eléctricos eficiente, sostenible y que permita cubrir las necesidades de los usuarios. La utilización de estos sistemas permite tomar decisiones informadas y reducir la huella ambiental de la movilidad eléctrica, ayudando en la transición hacia un futuro más sostenible y responsable con el medio ambiente.