La sostenibilidad ha cobrado relevancia dentro del gobierno de empresas y entidades públicas en los últimos años, pero ha sido especialmente en 2020, tras la pandemia, cuando la palabra sostenibilidad ha ganado dimensión y se ha situado en el foco de la atención de los consumidores, la sociedad y también de empresas y gobiernos a todos los niveles.
Desde que en 2015 los líderes mundiales crearan la Agenda 2030 y adoptaran una serie de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para marcar el camino hacia un mundo más igualitario, justo y sostenible, la sociedad ha ido ganando conciencia a este respecto y su exigencia de cumplimiento ha ido creciendo. Desde garantizar la igualdad de género, promover una industrialización inclusiva y sostenible gracias a la innovación y la infraestructura, hasta el desarrollo de ciudades y comunidades sostenibles, los 17 ODS incluyen hitos concretos que requieren del trabajo de todos, empresas, administraciones y ciudadanos, para conseguir ese mundo mejor.
La implementación de esta Agenda 2030 se basa en la adopción de medidas centradas en las personas y en el planeta a largo plazo. Es precisamente esta visión la que plantea el mayor reto a la hora de cumplir con los 17 ODS y las 169 metas específicas que integran, porque perder el foco es muy fácil cuando la meta es a 10 o 20 años vista.
En este contexto aparece la Agenda Urbana Española, una política palanca para la implementación de la Agenda 2030 en España que contribuye a la consecución del ODS 11 sobre ciudades sostenibles y de otros ODS con los que transversalmente guarda relación. Su objetivo es lograr la sostenibilidad en las políticas de desarrollo urbano implicando a todos los actores, públicos y privados, que intervienen en las ciudades y municipios españoles.
En este sentido, establecer objetivos concretos y a corto plazo es importante, pero hay que tener también en cuenta que los pequeños hitos, deben sumar logros y avances en la consecución de un objetivo mayor, y además deben estar bien organizados para que la evolución sea progresiva.
El reto para conseguir que esta planificación de objetivos sea eficaz es tener una visión global de todas las acciones y poder conocer la evolución y resultados de forma aislada para cada una de ellas. Es aquí donde la tecnología cobra protagonismo y una vez más es un aliado para recoger y analizar datos, y proporcionar información en tiempo real de si las iniciativas puestas en marcha funcionan o requieren de algún ajuste para reportar los resultados programados.
Desde T-Systems somos muy conscientes de cuál es el nuevo reto que afrontan tanto la administración pública como las entidades privadas en materia de sostenibilidad y buen gobierno. Por eso seguimos trabajando y desarrollando tecnologías que ayuden a nuestros clientes a desplegar su estrategia de sostenibilidad, generando un ciclo de mejora constante también en el cumplimiento de los ODS.