Esta tendencia se puede ejemplificar con Lagos, capital de Nigeria. En 1950 contaba con una población 325.000 habitantes. Actualmente, cuenta con más de 15 millones y se espera que alcance los 24 millones en 2035.
De acuerdo con Naciones Unidas, en 2018 el 55% de la población mundial residía en entornos urbanos, en ciudades. Este porcentaje continuará aumentando de forma progresiva, hasta alcanzar en 2050 el 68%.
Esto ha dado lugar al surgimiento de las denominadas “megaciudades”, término que define a aquellas ciudades que tienen más de 10 millones de habitantes, como Tokio, Nueva Delhi o El Cairo. El número de estas megaciudades y su población no hará más que aumentar.
Esta concentración de población supone una serie de retos y de problemas que han de gestionarse adecuadamente. Las ciudades consumen 2/3 de la energía global y son responsables del 70% de los gases de efecto invernadero emitidos a la atmósfera, de acuerdo con un estudio del Banco Mundial.
La gestión de los residuos es otro reto al que se enfrentan las ciudades, siendo que es un indicador que no ha dejado de aumentar en todo el mundo.
También la gestión sanitaria, como se ha visto con la COVID-19, es un reto de gran importancia en entornos con alta concentración de población como son las ciudades.
Frente a esta imparable tendencia y a los retos que lleva asociados, la adopción de modelos económicos circulares, combinados con el uso de tecnologías exponenciales puede ser la clave para lograr un equilibrio adecuado, de tal forma que se pueda conseguir unos niveles aceptables de habitabilidad a la par que se trabaje en pos de la conservación del medio ambiente.
Sin embargo, el mero hecho de utilizar la tecnología puede suponer un reto considerable, para el que las ciudades y sus habitantes han de estar preparadas. Tal es así, que la Unión Europea tiene en su agenda de asuntos prioritarios la “transición digital de las ciudades”, que se basa en una estrategia con varias áreas de actuación y que está ligado al compromiso climático de alcanzar una Europa neutra en 2050:
- Mejorar el acceso de la población a bienes y servicios digitales.
- Disponer de un entorno de ecosistemas digitales.
- Fomentar la creación de servicios digitales como motor de crecimiento.
- Ayudar a las ciudades europeas a mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.
- Transformar la producción y los servicios para impulsar la productividad y generar crecimiento.
- Crear y atraer talento y emprendedores.
- Impulsar inversiones en infraestructuras críticas, tecnologías, datos abiertos.
Los focos se centran en los futuros servicios de salud y atención social, la administración electrónica, el despliegue masivo de 5G, un rediseño de la planificación urbana, así como la capacitación continua de la población, para adquiera las habilidades digitales necesarias.
Parece claro que el despliegue de 5G (y el futuro de 6G) será un pilar clave de la transición digital de las ciudades, dado que será un habilitador para el despliegue de muchas otras tecnologías, tales como inteligencia artificial, IoT, los vehículos autónomos o la realidad aumentada.
Éstas serán clave para implantar cambios en la forma en que accedemos a la educación y la sanidad, o la forma en la que trabajamos, sectores en los que se irá potenciando la telepresencia y que contribuirán al acceso universal a tales servicios y a, por un lado, reducir la necesidad de residir en las grandes urbes para acceder a los mismos y, por otro lado, ayudará a descongestionar el interior de las ciudades. Todo ello, más la transición energética hacia fuentes renovables y una fuerte inversión y concienciación en la necesidad de redefinir todos los procesos bajo el prisma de la sostenibilidad y la economía circular, serán las claves que facilitarán la transición digital de las ciudades.
Pero todo ello ha de hacerse de forma ordenada, con una estrategia de transformación clara, metódica y bien definida, que ayude en este camino de transición hacia la digitalización de la sociedad en general y de las ciudades en particular.
La Comisión Europea plantea un modelo de transformación constituido por cinco pasos.
En primer lugar, tenemos la Preparación. Se busca esponsorizar la iniciativa y captar el interés de la comunidad y agentes locales. Es importante recopilar datos relativos a la madurez digital de la ciudad o comunidad, con objeto de plantear objetivos alcanzables. Es fundamental contar con el apoyo de las instituciones políticas correspondientes.
El segundo paso, denominado Visión Digital & Objetivos, donde se define el futuro a largo plazo de la ciudad o comunidad. Se analiza el grado de madurez en términos digitales, para lo que se utiliza una herramienta denominada “Digital City Self-Assessment Tool (SAT)”.
Se ha de implicar a los agentes sociales, educativos y políticos de la ciudad para recopilar y analizar la información bajos las ocho dimensiones que contempla la herramienta, y que permite tener una visión muy clara de la situación actual y del camino a recorrer hasta alcanzar la visión planteada.
A continuación, vendría la Estrategia, en la que se aterriza la visión y los objetivos a una propuesta clara y concisa de transformación. También en esta fase se definirán los indicadores para medir el progreso e impacto de las iniciativas.
Se plantea desarrollar varios escenarios estratégicos, basados en supuestos y/o prioridades diferentes, para ser explorados por los diferentes agentes implicados.
Se recomienda organizar talleres con las comunidades locales para presentar los diferentes escenarios de la estrategia y seleccionar el más adecuado. Además, en este paso se han de identificar los objetivos operativos, recogiendo los medios necesarios para lograr dichos objetivos.
Tras la estrategia, se definiría el Roadmap, donde se perfila tanto la prioridad de las iniciativas con el modelo de gobierno asociado.
Se ha de definir el conjunto de actividades que permitan implementar la estrategia diseñada previamente y que contribuirán a alcanzar la visión y los objetivos marcados inicialmente.
Se ha de involucrar a la comunidad local y definir una actividad piloto, que marque el rumbo y que permita realizar los ajustes necesarios.
Finalmente, se pasará a la Implementación & Monitorización del roadmap definido. Se han de evaluar los indicadores definidos en la fase de estrategia y compararlos con los resultados obtenidos tras la implementación. Estos indicadores se clasificarán en tres grupos, en función del período de impacto de la iniciativa (1-3 años, 3-5 años, 5-10 años).
Es necesario en esta fase para poder disponer de unos buenos indicadores:
- Definir claramente la situación actual, el punto de partida.
- Definir unos objetivos claros, medibles y alcanzables.
- Los objetivos siempre deben ir acompañados de un marco temporal.
En resumen, los retos y las necesidades que se plantean en las ciudades del siglo XXI son múltiples y las administraciones públicas son conscientes de ello. Una adecuada combinación de regulación y tecnología, así como una transformación de la conciencia colectiva nos llevarán a poder tener ciudades más inteligentes, sostenibles y digitales.
Desde ESGeo, contamos con servicios para ayudar a rediseñar los modelos y procesos de negocio con un enfoque estratégico de sostenibilidad. Además, contamos con una solución, ESGeo, que actúa como un acelerador hacia modelos de economía circular, ayudando a las organizaciones a alcanzar y cumplir con los estándares de sostenibilidad establecidos tanto en la Unión Europea como en Estados Unidos. La plataforma ESGeo además de estar certificada por GRI y ser SASB Inside, forma parte de la Comunidad Ellen MacArthur Foundation.
De esta forma, ESGeo puede ser un agente relevante con su propuesta de valor para ayudar a las ciudades y comunidades, con metodología y tecnología, a trabajar juntos por un mundo más sostenible, equitativo y justo.