Conscientemente o no, las ciudades y las personas que viven en ellas incorporan cada vez una mayor cantidad de tecnologías, en diferentes ámbitos e impulsadas por distintas palancas. Tres de las palancas que hacen inevitable y necesaria la transición digital en los entornos urbanos son el crecimiento de las ciudades, el cambio cultural y la transición energética. Alrededor de estos conceptos se configuran una serie de cambios sociales y tecnológicos, y aparecen diferentes tecnologías y soluciones para cada problemática.
Crecimiento de las ciudades y concentración de la población
A día de hoy más de la mitad de la población vive en ciudades, y se trata de una tendencia que parece que seguirá en aumento en todo el mundo. Esto hace que los núcleos urbanos sean cada vez más grandes y que, producto de esta concentración, surjan nuevas necesidades y retos en la vida de estas. Algunos de estos retos son:
- Movilidad urbana. Los atascos, el mantenimiento de las infraestructuras o las mejoras en el transporte público son algunas de las situaciones cotidianas que impulsan la búsqueda de nuevas alternativas para mejorar la movilidad urbana, ¿Quién no ha utilizado Google Maps, sabiendo el camino, para identificar dónde está el atasco? ¿O para comprobar la combinación de transportes más rápidas? Este tipo de aplicaciones son grandes aliadas para incrementar la calidad de vida, reducir la huella de carbono, ayudar a la gestión de la movilidad y facilitar el día a día a las personas de la ciudad.
- Gestión de residuos. Una persona residente en España puede generar 442kg de residuos al año. Si multiplicamos esto por los millones que residen en las grandes ciudades, es fácil ver que nos encontramos frente a un gran reto. En la parte que concierne la recogida de basuras, cada vez son más frecuentes los contenedores con tecnología IoT incorporada. Esto permite saber, por ejemplo, si el contenedor está lleno o no, alargando o acortando la ruta de recogida de los camiones de basura. También será importante reciclar y tratar esos residuos, y encontrar la manera adecuada de almacenarlos, reciclarlos/reutilizarlos o destruirlos. Y, por otro lado, la economía circular (de la que hablaremos más adelante) será también muy importante para reducir estas cantidades.
- Consumo energético y contaminación. Por un lado, las grandes ciudades no solo generan residuos (como parte del problema de la contaminación) sino que también emiten una gran cantidad de gases a la atmósfera como el CO2, provenientes de vehículos, fábricas, calefacciones, etc. La transición hacia nuevos modelos energéticos es importante, tanto del lado de la contaminación como de gestión de la alta demanda de las ciudades o el problema de los picos energéticos.
Transición energética y cambio en los modelos de producción y consumo energético
La transición energética se une con el punto anterior, como una problemática a tener en cuenta por sí misma. Nos encontramos a día de hoy en un punto en el que transición energética es una de las grandes preocupaciones de sociedad y gobiernos por distintos factores. Por un lado, por el coste de la energía (para las personas, familias, empresas, etc.). Y, por otro, por la sostenibilidad en la manera en que esta se produce, al haber cada vez una mayor conciencia ecológica. Esto da lugar a cambios en dos sentidos:
- Fomento del autoconsumo de energía. Cada vez es más habitual encontrar viviendas con placas solares para un uso de energías renovables y una disminución del gasto energético. En este sentido es importante el uso de soluciones digitales capaces de explotar los datos, mostrar patrones de consumo y permitir a las personas controlar su energía. Por ejemplo, la persona podría saber cuándo necesitará energía adicional además de la extraída de los paneles, equilibrando el consumo y mejorando la eficiencia.
- Aparición de soluciones para aumentar el control sobre el consumo energético. En la misma dirección las soluciones digitales también podrían ayudar a las personas a optimizar y en algunos casos a reducir su consumo. Por un lado, conociendo los picos energéticos podríamos saber el mejor momento para cargar nuestro coche eléctrico o poner una lavadora. También podríamos controlar aspectos como el apagado y encendido de la iluminación y electrodomésticos, el mejor momento para abrir la ventana según la temperatura exterior, etc. Todo esto gracias a la gestión de la domótica integrada en el hogar (o en empresas u administraciones).
Cambio cultural, girando hacia el mundo digital
La tercera palanca que impulsa la transición digital en las ciudades es el cambio cultural que se está produciendo, de una forma cada vez más profunda en los ciudadanos. Cada vez son más las personas que adoptan la tecnología en su día a día, y ya no solo jóvenes sino que la digitalización cala hasta los más mayores.
Los patrones de comportamiento han cambiado, impulsando cambios incluso en los modelos de negocio. Por ejemplo, el sharing es una tendencia consolidada (como el car sharing), que tiene que ver tanto con el primer punto, el crecimiento de las ciudades, como con este cambio de mentalidad. Y lo cierto es que este tipo de modelos se basan en la tecnología, las aplicaciones y la geolocalización para su funcionamiento.
También existe una mayor exigencia respecto a la inmediatez y la agilidad, así como una búsqueda de aumentar la proactividad de los servicios públicos. Y para lograr todo esto es necesario el conocimiento del ciudadano, la unificación y tratamiento de la información o el uso de herramientas como la analítica predictiva.
Por último, y aunque podríamos llegar a considerarlo incluso como una palanca aparte, encontramos la economía circular. Es decir, un modelo de producción en el que se prioriza el compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar o reciclar productos y materiales. Algo que también tiene mucho que ver con la tendencia al sharing. Por ejemplo, los vehículos pueden necesitar puntos de conexión a internet, o incluso a la red eléctrica, que pueden utilizarse para otro tipo de servicios. Además, cada vez son más los nuevos modelos de comercialización como las aplicaciones de segunda mano, o incluso Marketplaces vecinales a modo de mercadillo.
La Ciberseguridad, una capa que cubre todos los pilares de la transición digital
Por último, pero esencial, si hablamos de transición digital no podemos dejar a un lado la ciberseguridad. Porque nadie se plantearía construir una casa sin puertas o cerraduras, ¿verdad? Pues lo mismo sucede en el entorno digital. La seguridad debe de tenerse en cuenta desde el diseño de los planos (en este caso, desde el diseño de cada solución) hasta la privacidad del ciudadano en el uso y tratamiento de los datos de las personas y de las cosas. Pues a medida que avanza la conectividad a Internet, aumentan también los riesgos y las puertas de entrada para los ciberdelincuentes. Por tanto, la seguridad cubrirá cada paso de las ciudades hacia la transición digital.