Son muchos factores los que hay que tener en cuenta a la hora de decidirse por tener un datacenter on premise, infraestructuras edge computing o nube. Ante este dilema, lo primero que hay que tener en cuenta es que, en la mayoría de los casos, la conjunción que se emplea no es disyuntiva, porque es muy normal “datacenter on premise y edge computing y nube pública”. Todos conocemos muchas organizaciones que tienen las tres cosas.
Para elegir una u otra opción hay que tener en cuenta cuestiones como estrategia IT de la organización, coste, necesidades tecnológicas, seguridad, etc. Pero un factor que normalmente es considerado secundario y debería ser el que más peso tuviera en la toma de decisión es el impacto medioambiental y la eficiencia energética. Los datacenters son responsables en la actualidad del 2% de las emisiones de CO2, pero la tendencia es que sea el 8% en 2030.
La realidad del impacto es tan grande que la cuestión no es si aparecerán reglamentos legales al respecto, sino cuándo aparecerán. Basta mirar el ejemplo de la automoción y del transporte aéreo para saber que, en los próximos años, las emisiones de los datacenters se pondrán en el ojo del huracán.
Hay que tener en mente una idea clave: la mejor forma de evitar el impacto de la aparición de nuevas regulaciones legales es ir por delante de ellas. Las organizaciones que empiecen a tomar medidas hoy sufrirán un impacto mucho menor que las que vayan a remolque.
Muchos pensarán erróneamente que la eficiencia energética del datacenter es algo secundario, cuyo único impacto es económico (derivado en el coste energético), y que eso es muy poco teniendo en cuenta la energía que consume un datacenter y el valor añadido que aporta. Pero pensar así es un grave error. En primer lugar, porque el ahorro energético derivado de implantar inteligencia artificial y una metodología adecuada en la gestión del datacenter puede llegar a ser el 70%. Pero no es sólo eso, la eficiencia energética está íntimamente ligada a la resiliencia y disponibilidad del datacenter. Controlar la eficiencia ayuda a controlar otros factores que aumentan significativamente la disponibilidad y seguridad de la instalación IT, lo que tiene un efecto multiplicador desde el punto de vista económico: la disminución de coste y aumento de valor derivado de la disminución de averías y aumento de la disponibilidad es enorme.