El creciente consumo de datos y la expansión de la infraestructura digital han colocado a los centros de datos en el corazón de nuestra economía digital moderna. Estas enormes instalaciones son el núcleo donde residen y se procesan datos cruciales, sosteniendo una economía impulsada por la conectividad y el procesamiento en tiempo real. Sin embargo, esta misma infraestructura enfrenta un dilema urgente: la sostenibilidad.
En este contexto, el cloud surge como una solución efectiva para reducir las emisiones de carbono asociadas a la infraestructura IT. La consolidación de servidores en la nube permite, no solo una reducción significativa en el consumo energético, sino también una mayor eficiencia en la gestión de los recursos. En T-Systems apostamos por el cloud promoviendo la migración de nuestros clientes para reducir la carga de equipamientos físicos y su impacto ambiental. En lugar de mantener centros de datos on-premise para cada empresa, el cloud permite un modelo de infraestructura compartida, lo que distribuye los costes energéticos entre múltiples clientes y reduce el consumo general al evitar redundancias. Este enfoque no solo ayuda a reducir el impacto ambiental, sino que también optimiza el uso de recursos y prolonga la vida útil de los equipos de TI.
Para alcanzar la neutralidad en carbono, uno de los primeros pasos es evitar la obsolescencia de los equipamientos IT. En los centros de datos modernos, se emplean equipos mucho más eficientes, como procesadores de última generación, que optimizan el rendimiento energético. Las unidades de almacenamiento también han evolucionado: los discos SSD son hasta un 80% más eficientes que los HDD tradicionales, y las nuevas generaciones de tarjetas gráficas o memorias han logrado reducir el consumo energético entre un 20% y 50%.
La transición hacia modelos de “Net Zero” también requiere una integración de energías renovables y la optimización de los sistemas de refrigeración. Uno de los mayores desafíos de los centros de datos es el enfriamiento constante de sus instalaciones. Técnicas como el free cooling, que utiliza el aire exterior para refrigerar el centro de datos, pueden aumentar la eficiencia en un 30%. También, el uso de sistemas avanzados como la refrigeración líquida permite un enfriamiento más efectivo y reduce la dependencia de sistemas de aire acondicionado tradicionales. A estos métodos se suma la tecnología de DCIM (Data Center Infrastructure Management), que ayuda a optimizar los flujos energéticos y ajustar las temperaturas al mínimo seguro, reduciendo el consumo y el riesgo de sobrecalentamiento. Además, la ubicación de los centros de datos en zonas geográficas más frías contribuye a una reducción considerable en las necesidades de refrigeración.
El avance hacia centros de datos “Net Zero” es un objetivo ambicioso, pero alcanzable. El reto es monumental, pero con cada paso hacia adelante, la industria se acerca más a un futuro donde la tecnología y la sostenibilidad coexisten en armonía.