El motor de la transformación digital se fundamentará en la demanda de estos servicios por parte de los ciudadanos, obteniendo un mayor éxito cuando éstos responden en mayor medida a atender aspectos que repercutan en la mejora de la calidad de vida y el bienestar, atendiendo a criterios de sostenibilidad y eficiencia en la gestión de los recursos disponibles.
Si bien la visión del ciudadano es esencial, no lo es menos el que estas nuevas capacidades, permitan a proveedores de servicios e infraestructuras, ofrecer una oferta atractiva y competitiva a la vista de sus potenciales usuarios.
Por otro lado, la administración central ha de establecer un contexto regulatorio que facilite el ágil despliegue de infraestructuras, así como la implantación de nuevos servicios en un contexto de seguridad y privacidad de la información.
Vemos pues que son varios players los que de forma activa han de contribuir a este desarrollo sobre el que se nos abren grandes incógnitas: ¿han de invertir las administraciones locales en el despliegue de infraestructuras propias que permitan desarrollar estas capacidades? ¿o bien corresponde este papel a las operadoras de telecomunicaciones?, ¿quizás son las empresas de servicios tecnológicos las en base a la propuesta de soluciones y servicios avanzados deban promover el uso y despliegue de estas nuevas infraestructuras?
A mi entender, el 5G puede traer consigo un nuevo contexto tecnológico que definitivamente dé respuesta a los retos a los que nos enfrentamos. Pero no debemos olvidar que el verdadero potencial que ofrece esta tecnología aún está por llegar, pues de algún modo estamos haciendo uso de capacidades limitadas que emplean de forma parcial la tecnología 4G.
Para que se afronte con determinación este despliegue, se requerirá de una flexibilización del contexto normativo que aplica al despliegue e instalación de un mayor número de elementos transceptores, tanto en lo referente a materia radioeléctrica como en el de uso y despliegue de infraestructura.
A la par, los prestadores de servicios han de ser capaces de ofrecer ofertas innovadoras, dando respuesta a necesidades históricas que, no por haberlas incorporado a nuestro día a día, hayan sido resueltas, como es el caso de movilidad urbana, la contaminación, la gestión de residuos, recursos y medios disponibles…, respetado en todo caso la privacidad y asegurando el uso responsable de la información.
Por otro lado, los operadores, han de poder encontrar en estos proveedores de servicios nuevos clientes que les permitan monetizar definitivamente sus inversiones, acabando con una clara tendencia deflacionista en el sector.
Como ñus al otro lado del río Mara, estos agentes esperan ese aspecto detonante, puede que imprevisible, que en un instante promueva un movimiento masivo al otro extremo asumiendo los necesarios riegos que preceden al cambio, afrontando un paso obligado como respuesta a una sociedad que visualiza la tecnología como único motor principal de crecimiento en un contexto plagado de incertidumbres.