Estamos en un momento convulso, donde las compañías se han visto sacudidas por una serie de eventos disruptivos, desde cambios geopolíticos hasta crisis climáticas y escasez de materiales y talento.
En este contexto la resiliencia se ha convertido en un factor crítico para el éxito empresarial.
Accenture ha llevado a cabo un estudio revelador titulado «Resiliencia en Marcha» que nos arroja luz sobre las estrategias adoptadas por las organizaciones para fortalecer su capacidad de adaptación.
Uno de los hallazgos más destacados del informe es que las empresas están tomando medidas para fortalecer su resiliencia. Para el año 2026, el 65% de las empresas planea comprar la mayoría de sus productos clave a proveedores regionales, en comparación con el 38% actual.
En nuestro mercado estamos viendo como muchas empresas del sector energético están invirtiendo en proveedores locales para la construcción de elementos clave como son los paneles solares o las baterías, asegurando de esta manera el suministro necesario para atender su demanda.
Además, un 85% de las organizaciones tienen la intención de producir y vender la mayoría de sus productos en la misma región para 2026, casi duplicando la cifra actual del 43%.
Aunque enfocarse en regionalizar la cadena de suministro y la producción es importante, el informe destaca que no es suficiente para lograr una resiliencia sostenible. Las empresas también deben potenciar su madurez digital, invirtiendo en datos, inteligencia artificial y el uso de gemelos digitales a lo largo de todo el ciclo de vida de los activos. Estos gemelos digitales mejoran la resiliencia al proporcionar mayor transparencia y permitir visualizar en tiempo real las instalaciones de producción, incluyendo las unidades de producción y los activos individuales. Un 68% de los encuestados dice que incorporará un enfoque de ingeniería conjunta basado en soluciones de gemelos digitales.
Y es que la resiliencia se ha convertido en una oportunidad de crecimiento y no solo en una estrategia de supervivencia. Los datos del informe son claros: las empresas que no logran mantener la resiliencia enfrentan pérdidas considerables. Durante 2021 y 2022, muchas compañías dejaron escapar ingresos adicionales por valor de $1.6 billones debido a interrupciones en sus operaciones, y en concreto las energéticas perdieron $163 mil millones de. En contraste, las empresas más resilientes lograron un 3.6% más de ingresos anuales que las más vulnerables.
El informe también revela que las empresas están invirtiendo significativamente en la digitalización y la reubicación de sus instalaciones de suministro y producción. Se espera que estas inversiones alcancen al menos $2.5 billones para 2026. Esto implica una transición hacia la multisourcing, sin crear estructuras complejas o cuellos de botella, y el uso de datos y la IA para lograr una resiliencia sostenible.
Sin embargo, el informe también señala que la resiliencia sostenible sigue siendo una meta lejana para muchas empresas. La puntuación promedio de resiliencia en ingeniería, suministro, producción y operaciones es de apenas 56 en una escala de 0-100.
En este informe hemos identificado tres áreas clave en las que las empresas deben concentrarse para aumentar su resiliencia:
- Visibilidad: Las empresas deben hacer que sus cadenas de suministro y procesos de producción sean más predecibles y autónomos, utilizando herramientas como torres de control inteligentes para monitorizar procesos y analizar escenarios en tiempo real.
- Resiliencia en el Diseño: Mover las actividades al principio del proceso de desarrollo permite a las empresas obtener productos, procesos y formas de trabajo correctos desde el principio, utilizando herramientas como los gemelos digitales.
- Nuevas Formas de Trabajo: Las empresas deben equipar a sus empleados con datos, IA y otras tecnologías digitales para tomar decisiones más acertadas.
En conclusión, nuestro último informe pone de manifiesto que la resiliencia es fundamental para el éxito en el siglo XXI. Las empresas deben invertir en digitalización, regionalización y nuevas formas de trabajo para prosperar en un mundo en constante cambio.
¿Estamos listos para hacer de la resiliencia el motor de nuestro futuro?