Entrevista
03 noviembre 2020

Entrevista a Emilio Cabañas y Tamara Yagüe, directores de VINCI Energies Spain

Un tándem en pro de la Eficiencia Energética.

El proyecto Caserío Arangoiti, primer edificio con consumo energético casi nulo monitorizado, es un proyecto innovador que apuesta por la sostenibilidad energética aplicando una instalación eficiente e inteligente.

Emilio, desde tu visión como director especializado en el sector tecnológico, ¿qué papel crees que juega la tecnología en conseguir que edificios/instituciones/ciudades/industrias/centros de datos más eficientes energéticamente hablando?

EC: Pienso que juega un papel fundamental en las acciones a implementar para lograr la eficiencia energética. Es un buen ejemplo de ello el proyecto que hemos presentado para los premios Awards de EnerTIC, el Caserío Arangoiti.

Hemos conseguido que todos los factores que conviven en las ciudades estén alineados y gestionen eficientemente los datos desde el punto de vista energético. Estamos en un momento de pensar en aquellos recursos que se puedan implementar para optimizar la energía.

El proyecto ha sido enfocado a la sostenibilidad, convirtiéndolo en un edificio de consumo de energía casi nulo. Gracias al uso de la instalación fotovoltaica eficiente e inteligente, con tecnología que aprovecha al máximo la radiación y con un sistema de gestión de edificios que transforma la energía solar en corriente, la almacena y la sigue distribuyendo de forma eficiente mediante la interconexión de la instalación con otros equipos consumidores para su desconexión en caso de no uso, aquí vemos reflejado como la tecnología es fundamental para lograr ese objetivo.

Sabemos la importancia que representa actualmente el sector tecnológico para que el sector energético sea más eficiente y sostenible, por ellos es importante el diseño completo de los centros de control y las herramientas necesarias para la supervisión de los diferentes puntos de la red, sin olvidarnos de la ciberseguridad que garantizan la protección de las redes frente a todo tipo de amenazas.

Tamara, ¿estamos hoy en un momento clave para la transición energética?

TY:  Estamos frente a una realidad que no podemos evadir y es que es necesario el cambio de modelo para utilizar más fuentes de energía renovable, optimizar mejor los recursos que tenemos y ser más eficientes en el consumo. De este modo, nuestra responsabilidad como actores del mercado es generar proyectos de bajo impacto medioambiental.

A día de hoy, la transición energética es un vector claro impulsado incluso desde la Comisión Europea en el que se integra, a su vez, la transformación digital para operar mejor el sistema.

Como bien dicen en los principios generales de la política energética de la UE, hay que tener en cuenta una serie de medidas destinadas a lograr un mercado de la energía integrado, la seguridad del suministro y la sostenibilidad del sector energético.

En este sentido, considero que las compañías que estamos comprometidas con la transición energética, así como la transformación digital, contribuimos de manera clara al desarrollo social y empresarial de nuestro entorno.

Es un aporte de valor que cada empresa tiene que hacer para trabajar un modelo energético y digital. Un camino que estamos transitando tanto en Europa, como en España, en el que las empresas, como actores del mercado, contribuimos asumiendo nuestra responsabilidad con la sociedad.

El consumo mundial de energía está en constante aumento y por tanto las infraestructuras de generación, transformación, transmisión y distribución de energía deben dimensionarse para dar respuesta a este incremento de la demanda. Será necesario intensificar las interconexiones entre países, tal y como se viene haciendo desde la UE, y las redes inteligentes para optimizar el suministro de la infraestructura y garantizar el creciente autoconsumo.

¿A qué retos se enfrenta el sector tecnológico? ¿Y el sector industrial?

EC: Se puede hablar por separado de ambos sectores y de la aceleración que están viviendo, pero desde nuestra perspectiva, la relación entre ambos es una realidad y no se pueden entender los retos de cada uno sin fijarse en los desafíos comunes.

El sector tecnológico se orienta a rentabilizar y mejorar la productividad a través del procesamiento y análisis de datos, a desarrollar y aplicar Inteligencia Artificial, a investigar para lograr nuevas tecnologías y aplicaciones, y a robotizar y automatizar procesos para mejorar la eficiencia de las instalaciones. Todo ello, sólo se puede aplicar en el sector industrial a partir de la identificación de las necesidades en fábrica y el estudio de las mejoras en procesos y producción para optimizar y ser más eficientes.

Si hacemos un balance de cómo ha avanzado la industria en estos últimos 10 años nos damos cuenta de que ahora se orienta la producción hacia la ecoeficiencia, uno de los principales desafíos del sector. El enfoque es proactivo y se centra en la eficiencia energética, el ecodiseño, los ecoprocesos y el cumplimiento de un enfoque de economía circular que garantice la vida útil de los recursos de la instalación industrial el mayor tiempo posible.

El uso eficiente de la robótica, cobótica y la fabricación aditiva es otro de los retos donde tecnología e industria están estrechamente vinculadas. El objetivo es recurrir a tecnologías innovadoras para mejorar los productos y procesos mediante lo que se conoce como producción avanzada.

Tamara, desde VINCI Energies Spain ¿qué valoración tienen los indicadores de eficiencia energética/sostenibilidad en la definición de vuestros proyectos tecnológicos?

TY: Nuestra apuesta actualmente es muy clara, tenemos una ambición medioambiental definida que orienta todas nuestras actividades y proyectos hacia la sostenibilidad. Acompañamos a nuestros clientes en sus desafíos medioambientales con proyectos orientados a la economía circular y la eficiencia. Y además, en la gestión de nuestros proyectos también aplicamos criterios de sostenibilidad.

Las tecnologías digitales representan alrededor del 4% de las emisiones de CO2 en el mundo.  Una proporción bastante pequeña pero que va aumentando muy rápidamente. Estas emisiones también se pueden controlar implementando soluciones tecnológicas sólidas. Algunas pueden ser soluciones en formato aplicaciones que produzcan un mínimo de emisiones directas, otras serán tecnologías más avanzadas aplicadas a los vehículos industriales. Por ejemplo, una excavadora híbrida reduce las emisiones entre un 20% y un 25% y, si además se aplican técnicas de conducción ecológica, se agrega un 15% a 20% adicional.

¿Cómo os gustaría ver a España, energéticamente hablando, en el año 2030?

Para llegar a ese 2030 hay un Plan Nacional Integrado de Energía y Clima que nos sitúa en una España más renovable y eficiente en el uso de los recursos energéticos con un impacto positivo en la economía, los ciudadanos, la salud y la protección del medioambiente.

Hemos empezado a actuar ya, la crisis que ha desencadenado la Covid-19, tiene y tendrá un impacto en los presupuestos, inversiones y planes de desarrollo tanto de España como de Europa, que de momento no podemos medir, y que sin lugar a duda acelerará los planes de sostenibilidad y digitalización.

Sin duda, el sueño no puede ser otro que el de un país sostenible energética y medioambientalmente hablando, que garantice el suministro de energía con fuentes renovables, el almacenamiento, una infraestructura reforzada y digitalizada para operar el sistema y un protagonismo claro del consumidor final.

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