¿Cree que España tiene el liderazgo necesario para cumplir los objetivos de sostenibilidad de la Agenda 2030-2050? ¿Qué papel ve para instituciones públicas y privadas en este desafío?
Desde la perspectiva universitaria, considero que España posee las capacidades, el talento y el marco institucional para ejercer un liderazgo relevante en la Agenda 2030-2050. Sin embargo, nuestro verdadero desafío no reside tanto en la formulación estratégica como en la agilidad para ejecutar transformaciones profundas a nivel orgánico.
Las instituciones públicas deben garantizar estabilidad regulatoria y mecanismos de financiación que impulsen soluciones innovadoras. Por su parte, el sector privado aporta velocidad, escalabilidad y la capacidad de convertir los proyectos en resultados tangibles. Las universidades, situadas en el cruce de conocimiento, innovación y emprendimiento, actuamos como puentes tecnológicos y formativos, articulando colaboraciones entre ambos mundos. Necesitamos una universidad abierta a las sociedad y al tejido productivo, todo ello fortalece la atracción y proyección del talento.
Desde su perspectiva, ¿quién está impulsando más el cambio en sostenibilidad: las políticas, el mercado o la tecnología? ¿Cuáles son los mayores obstáculos?
Los tres factores avanzan de forma paralela, pero hoy la tecnología está marcando el ritmo, especialmente en ámbitos como la digitalización energética, el almacenamiento o la inteligencia artificial aplicada a la eficiencia. Las políticas públicas crean las condiciones para que la transición ocurra y el mercado responde cuando detecta valor, pero la innovación tecnológica es lo que convierte la sostenibilidad en un vector económico real.
El principal obstáculo sigue siendo la desconexión entre innovación y aplicación práctica. Existe mucho conocimiento generado, pero no siempre llega al tejido productivo. Ahí las universidades tenemos un rol esencial: acelerar la transferencia de resultados hacia la sociedad, y desde el nuevo Vicerrectorado que yo dirijo en la Universidad de Salamanca, es uno de nuestros principales objetivos.
¿Cómo percibe el nivel de conciencia en empresas y entidades públicas sobre eficiencia energética? ¿Cree que la sostenibilidad se está convirtiendo en un factor competitivo?
Estamos ante un cambio estructural. Hace cinco años la eficiencia energética era un cumplimiento normativo; hoy es un indicador estratégico que afecta directamente a la competitividad. Las empresas más avanzadas comprenden que sostenibilidad significa resiliencia, reducción de costes y acceso a nuevos mercados.
En el sector público observo un incremento claro de sensibilidad, aunque la velocidad de implementación varía. Las universidades estamos ayudando a elevar este nivel de conciencia mediante formación especializada, diagnósticos energéticos y proyectos conjuntos de innovación por medio de la colaboración público privada. Una visión de transferencia hacia el sector tercer sector es fundamental, y es lo que estamos haciendo a través de la Universidad de Salamanca, creando una cultura de transferencia en nuestro personal que provoque una manera más colaborativa con la empresa y con la sociedad.
¿Qué proyecto reciente de su organización considera más innovador en eficiencia energética? ¿Qué papel desempeñaron las tecnologías y la colaboración entre sectores en su éxito?
Uno de los proyectos más innovadores que hemos impulsado recientemente no se limita únicamente al ámbito tecnológico de la eficiencia energética, sino que aborda la sostenibilidad desde una perspectiva más amplia de transferencia, innovación y emprendimiento.
Si bien el proyecto de optimización energética en edificios universitarios, basado en monitorización inteligente y análisis predictivo, ha sido esencial para reducir consumos y mejorar la gestión de infraestructuras, considero igualmente estratégico el trabajo continuado que venimos realizando desde hace más de ocho años con las Jornadas de Emprendimiento Sostenible.
Estas jornadas han consolidado un ecosistema en el que la sostenibilidad se integra de forma natural en la creación de empresas, la investigación aplicada y la transferencia de conocimiento. A través de esta iniciativa hemos logrado que estudiantes, investigadores, empresas y administraciones trabajen de manera conjunta en retos como la eficiencia energética, los nuevos modelos de economía circular y la innovación verde.
En sus proyectos, ¿qué peso tienen los indicadores de eficiencia energética y sostenibilidad en la toma de decisiones estratégicas?
En el contexto actual, los indicadores de eficiencia energética y sostenibilidad han dejado de ser elementos accesorios para convertirse en criterios estratégicos fundamentales en la toma de decisiones de la Universidad de Salamanca. Desde el Vicerrectorado de Transferencia, Innovación y Emprendimiento hemos asumido que la sostenibilidad es un eje vertebrador que guía tanto la planificación institucional como la evaluación de proyectos.
Un ejemplo claro es la creación de los Grupos de Transferencia de Conocimiento (GTC), que conviven con los tradicionales Grupos de Investigación de Reconocida Actividad. Hoy contamos con 103 GTC, orientados específicamente a colaborar con empresas y entidades públicas desde una lógica aplicada y de impacto. En estos grupos, los indicadores de sostenibilidad ya forman parte del análisis de viabilidad y del diseño de las propuestas de colaboración.
Esta misma filosofía se refleja en nuestros programas propios de transferencia, especialmente en el programa ALPHA, donde la valoración de los proyectos incluye criterios como la huella de carbono, el impacto energético, la alineación con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y su capacidad para generar soluciones responsables y escalables. Esto nos permite orientar de forma coherente nuestra actividad hacia un modelo de innovación sostenible.
Además, este enfoque adquiere una dimensión especial en un momento histórico para la institución: en 2026 celebraremos el V Centenario de la Escuela de Salamanca, con el pensamiento de Francisco de Vitoria como referente. Su legado, centrado en la responsabilidad ética, la justicia y el bien común, inspira nuestra convicción de que la sostenibilidad no es solo un requisito técnico, sino un compromiso profundo con la sociedad.
En definitiva, integrar la sostenibilidad en nuestras decisiones estratégicas no solo fortalece nuestra responsabilidad institucional, sino que nos sitúa en consonancia con una tendencia global: los proyectos sostenibles atraen mayor financiación, generan confianza social y refuerzan la reputación académica y científica de la Universidad de Salamanca.






